Botonera

--------------------------------------------------------------

3.2.25

SHANGRILA SE DETIENE. SHANGRILA NO DESAPARECE






ARRIBAR



No está en ningún mapa.
Los lugares verdaderos nunca lo están.

Herman Melville, Moby Dick



Después de casi diecinueve intensos y apasionantes años, SHANGRILA se detiene.
 
La decisión de paralizar la publicación no se ha tomado de forma repentina porque un contratiempo imprevisto la ha precipitado o porque una mala trayectoria ha llevado a tomarla. Desde hace un tiempo es una posibilidad que rondaba en mi cabeza hasta que decidí dar el paso. Mientras tanto, hemos seguido trabajando con la misma ilusión de siempre.
 
Aunque SHANGRILA goza en la actualidad de buena salud –con la experiencia y el tiempo adquirimos la destreza acrobática del buen funámbulo sin red protectora–, como editor considero que debo comenzar a cerrar una etapa de mi vida. Detener la publicación en el buen momento que atraviesa SHANGRILA, el mejor desde que existe, es una decisión difícil de entender. Pero desde un punto de vista personal, vital, no lo es en absoluto.
 
No puedo ocultar que detener la edición y comprobar todo lo que se ha hecho es motivo de satisfacción. Se partió prácticamente de cero y sin “colchón” de ningún tipo que detuviese una posible caída. Se decidió, una vez “aparcada” la edición digital desarrollada en un principio, pasar exclusivamente al papel y hacerlo con la arriesgada hoja de ruta por la que han transitado nuestras publicaciones durante todos estos años. Moverse en el riesgo y descartar caminos más cómodos es lo que nos ha estimulado. Aunque encontramos no pocos escollos que sortear, la aventura ha valido la pena, sobre todo para comprobar que todavía era y es posible, alejados de lo público y del escepticismo que reina desde distintos ámbitos, un espacio de las características de SHANGRILA en cuanto a LA LÍNEA DE EDICIÓN EN SU GLOBALIDAD.

Se abre un periodo en el que SHANGRILA NO VA A DESAPARECER: los libros seguirán en venta, se continuarán sirviendo pedidos, bien personales, bien de distribución nacional o internacional, haremos las reimpresiones que veamos necesarias y segundas ediciones (como la anunciada hace pocos días) si las consideramos también necesarias e informaremos de todo ello a través del mailing que seguirá activo, la página web también continuará activa (https://shangrilaediciones.com/) y no se abandonarán a su suerte los libros publicados (ni a sus autores). Nuestro correo (shangrila@shangrilaediciones.com) continuará estando operativo para lo que sea necesario.

En este periodo que ahora iniciamos todo puede suceder. Lo que el futuro depare a SHANGRILA es imprevisible. Quién sabe.
 
En algo más de 18 años y cinco meses (más el tiempo que resta sin publicar), hemos editado 298 publicaciones entre los libros y la revista. Traducciones de títulos de Jacques Rancière, Raymond Bellour, Marcel Hanoun, Georges Didi-Huberman, Jacques Aumont, Érik Bullot, Emanuele Coccia, Serge Daney, Philippe Azoury, Éric Chevillard, Hélène Cixous, Eugène Green, Robert B. Pippin, Pascal Quignard, Yves Bonnefoy, Julien Gracq, Will Self, Jean Epstein, Peter Szendy, Michael Löwy, Eric Pauwels, Jean-Claude Rousseau, Marguerite Duras, Raymond Queneau y Pierre Bergounioux, y títulos de autores españoles, latinoamericanos y de otras nacionalidades, por nombrar algunos: Roberto Amaba, Alberto Ruiz de Samaniego, José Luis Castro de Paz, Aarón Rodríguez Serrano, Faustino Sánchez, Santos Zunzunegui, Josep M. Català, José Francisco Montero, Fernando González García, Christian Franco Torre, Víctor Navarro Remesal, Mariel Manrique, Santiago Fillol, Asier Aranzubia, Pilar Pedraza, Juan Miguel Company, Alberto Sucasas, Pablo Perera Velamazán, Miguel Ángel Hernández Saavedra, Manuel Merino, Rubén Higueras Flores, Pablo Pérez Rubio, Guillermo G. Peydró, Miguel Borrego, Nancy Berthier, Iván Gómez, Luis Carlos Allo Ayala, Santiago Aguilar, Manuel Vidal Estévez, Tamara Djermanovic, Olena Velykodna, Anacleto Ferrer, Jesús Cortés, Manuel Arranz, Marcos Jiménez González, Gabriel Porras, Marta Piñol Lloret, María Cecilia Salas Guerra, Irene de Lucas, Miguel Ángel Montes Beltrán, Rubén Higueras Flores, José Antonio Palao Errando, Gérard Imbert, Roger Ferrer Ventosa, Antonio Santos... Sin olvidar, por supuesto, la Revista Shangrila, con 47 números publicados, 9 de ellos dobles.
 
Sin la complicidad y la generosidad de todas las personas que se han interesado por SHANGRILA, por nuestra forma de trabajar, y han colaborado, publicado y comprendido lo que es un proyecto de edición constituido como asociación cultural, depositando su confianza en nosotros, no habría sido posible nuestra labor. 
 
Se supone que el tiempo sabrá situar en algún lugar el espacio cubierto por SHANGRILA, su trayectoria y el trabajo desarrollado a lo largo de sus años de existencia. O no, quién sabe, este mundillo en ocasiones es tan cainita... En cualquier caso, ahí queda para su valoración, según desde la orilla o el cristal con el que se mire, la labor de edición que hemos realizado, con todos sus errores y, quizá, algunos aciertos.
 
Hemos publicado libros sobre cine; otros libros en los que el cine se ha visto abordado, “atravesado”, por otras disciplinas, o no constituía, finalmente, el principal objeto de estudio; otros cuyo objeto primordial era la filosofía o la literatura o los videojuegos. Hemos construido una poliédrica figura con tantos lados como colecciones DAN FORMA A UN PROYECTO GLOBAL, abierto a diversas formas de ver, leer y pensar. Alejados de la compulsiva sobresaturación informativa, la actualidad, las cinefilias y lo que unas y otras conllevan, para bien y para mal.
 
Una frase nos ha acompañado casi desde el inicio. SHANGRILA: UN ESPACIO FUERA DE CUADRO. No ha sido ni es una mera frase publicitaria sino una irrenunciable forma de posicionarse ante la práctica de la actividad desarrollada. En una ocasión nos dijeron que no “dejarse ver públicamente”, no relacionarse ni confluir social y culturalmente con unos u otros nos haría pagar un precio. No ha sido así. Mantenerse FUERA DE CUADRO para nada ha afectado la travesía y la consolidación de SHANGRILA
 
Se dice que Julien Gracq (uno de los autores de cabecera de SHANGRILA) “no era dado a las luces del mundillo literario ni a otros mundillos, con sus favores e intercambios; lo suyo era la escritura”. Para SHANGRILA, lo suyo ha sido la labor editorial. 
 
Estuvimos algo más de once años en Santander (donde SHANGRILA nació) y estamos en Valencia siete. Durante todo este tiempo una de las cosas que más nos enorgullece es la fidelidad de los lectores. Nunca nos han abandonado. Desde un inicio tuvimos claro que si las publicaciones no obtenían un considerable respaldo no tenía sentido una aventura de edición como la nuestra y lo mejor sería no continuar. Afortunadamente, no ha sido así. El respaldo de los lectores ha sido evidente. De otra forma, no habríamos podido hacer todo lo que hemos hecho a lo largo de 18 años y medio.
 
Una de las últimas publicaciones que hemos dado a conocer es un libro que lleva por título El último que apague el proyector. Su autor, Miguel Ángel Montes Beltrán, me lo dedicó de puño y letra en una copia en papel; yo ahora le devuelvo la dedicatoria y la lanzo al aire: “Me recuerda que hasta yo fui joven e impresionable”. Es un libro que, sin pretenderlo, con el reencuentro en Valencia con el autor, de alguna forma cierra un ciclo personal que cubre unos cuarenta y cinco años (treinta de ellos centrados de alguna forma, con más o menos dedicación según los embates que la vida ha dado, en la edición).
 
La última publicación es el número 46-47 de la Revista Shangrila, que lleva como título Despedirse. Formas de decir adiós. La revista ha sido nuestra “nave nodriza”, el estandarte y el fiel reflejo de las distintas etapas que ha experimentado la trayectoria de SHANGRILA TEXTOS APARTE/SHANGRILA EDICIONES en su conjunto. Y si la embarcación tenía que atracar, no podía ser en otro lugar que no fuera en nuestro imaginario Arrecife de Donovan, lugar donde se contemplan, desde ahora seguro que cada vez con mayor sosiego, si cabe, los nuevos horizontes perdidos, con el acompañamiento de LA LENTITUD DE LOS GRAMÓFONOS.
 
Que SHANGRILA arribe a puerto con la embarcación prácticamente intacta y preparada para reanudar la ruta si quisiera que así fuese, después de más de 18 años, aunque ahora no es el caso, para nosotros es un logro. De alguna forma se ha alcanzado el objetivo: consolidar una trayectoria a largo plazo, con regularidad en la publicación, sin naufragar en el intento. ¿Qué mejor momento que este, una vez demostrado que era y es posible un espacio como el nuestro y cuando el pabellón está en lo más alto, para detenerse y atracar por última vez, o no? Y hacerlo en uno de esos lugares verdaderos que no aparecen en mapa alguno. Desde hace tiempo, antes incluso de que SHANGRILA comenzara su travesía, sabemos que ya no es posible volver a casa. 
  
No hay lista de agradecimientos, sería demasiado larga y seguro que olvidaría a más de una persona, no es de recibo. Así que a todos los que han pasado y colaborado de alguna forma en SHANGRILA, bien sea puntualmente o los que la abandonaron o poco a poco se alejaron de ella, también a los que desde no hace mucho comenzaron a colaborar, incluso a los que conscientemente nos han ignorado y/o puesto palos en las ruedas y, por supuesto, a aquellos que fielmente han seguido con nosotros en el transcurso de los años  –cada uno de ellos sabe quiénes son y el grado de implicación y compromiso que ha tenido–, a todos, gracias y gracias.
 
Pero no me resisto a dejar de mencionar a unas pocas personas:
 
Mariel Manrique. Por estar siempre al lado y acompañar paso a paso en todo momento, por creer en SHANGRILA a pesar de nuestras diferencias dejando de lado los personalismos, por su apasionado compromiso y gran generosidad. Y por su amistad. Aunque nos separan miles de kilómetros de distancia, siempre ha estado cerca. Sin ella una parte muy importante de SHANGRILA no habría sido igual.
 
Patricia Berekoetxea e Idoia Errekondo, porque en la medida en que sus obligaciones laborales o de otra índole les han dejado, unas veces con más regularidad, otras menos, siempre han estado ahí realizando una espléndida labor.
 
La escurridiza Pasión Rivière. Principalmente por haber traído consigo en la última etapa de esta aventura el verde, la lluvia y la nieve de los valles pasiegos, de Pas, a SHANGRILA.
 
Ahora, con la discreción con la que empezamos un día de septiembre de 2006, nos detenemos un día de febrero de 2025. Y, como no puede ser de otra manera, lo hacemos de la misma forma con la que hemos trabajado todos estos años: sin hacer ruido y con los ojos abiertos “a la luz sonriendo”.
 
Nos quedamos, más que nunca, donde siempre hemos querido estar:
FUERA DE CUADRO.

Suerte a todos.
¡Salud!


Nacer sin pasado, sin nada previo a que referirse, y poder entonces verlo todo,
sentirlo, como deben sentir la aurora las hojas que reciben el rocío;
 abrir los ojos a la luz sonriendo [...]

María Zambrano, “La pensadora del aura”.



Jesús Rodrigo García,  
febrero de 2025, El Arrecife de Donovan.