Agustí Villaronga es un autor. Su vanguardismo no se ha desgastado con el tiempo ni se ha debilitado por la melancolía crepuscular de la llamada posmodernidad. El director ha sido capaz de realizar un cine comercial de calidad sin renunciar a su estilo. Ni los premios recibidos ni el reconocimiento de la crítica nacional y extranjera ni la buena consideración de su obra por parte del público han conseguido ablandar o dulcificar el inquietante talento que le ha permitido caminar por los bordes de los precipicios como su lugar natural. Ni siquiera cuando ha trabajado en producciones costosas, con medios suficientes y un público amplio y expectante, ha renunciado a plantear la historia a su manera. Su cine siempre ha sido transgresor. No ha necesitado penurias y escasez de medios para crear sus complejos universos, en los que el bien y el mal vienen a ser inseparables.
Las obras de Pilar Pedraza y Agustí Villaronga exploran terrenos similares. A veces convergen, a veces divergen, a menudo se cruzan, como líneas que serpentean en torno a los mismos problemas: el mal, la mirada, el deseo, la crueldad, la oscura noche que se extiende en nuestro interior. Era inevitable que Pedraza acabara escribiendo sobre su cine, pues encontraba en ella la armonía y contrapunto de su propia visión del mundo.
PILAR PEDRAZA
(Toledo, 1951) se doctoró en Historia del Arte por la Universidad de Valencia, donde ejerció como docente e investigadora hasta 2011, cuando empezó a dedicarse por completo a la escritura. A lo largo de su carrera, ha compaginado la investigación y la escritura, la docencia universitaria y la creación. En su obra encontramos cuentos, novelas, columnas, artículos, ensayos, ediciones críticas y traducciones de extrañas obras renacentistas como El sueño de Polífilo. Como escritora de ficción, es autora de una extensa obra, de entre la que cabe citar Las joyas de la serpiente, La fase del rubí, La pequeña pasión, Paisaje con reptiles, Piel de Sátiro, Arcano 13, La perra de Alejandría, Lobas de Tesalia, Mystic Topaz, El amante germano, Pánikas, Eros ha muerto o Nocturnas, su última antología de relatos. Como investigadora, destacan sus ensayos sobre películas, como Metrópolis, La mujer pantera o Suspiria; sobre directores, como Federico Fellini o Jean Cocteau; y sobre la construcción de lo femenino en Occidente a través de la literatura y el cine fantástico, con obras como La bella, enigma y pesadilla, Máquinas de amar, Espectra o Brujas, sapos y aquelarres. Su obra ha aparecido publicada en antologías internacionales como The Valancourt Book of World Horror Stories y la ha hecho merecedora de diversos premios como el Ignotus, Nocte, Sheridan Le Fanu, Gabriel, o el Golem Honorífico a toda su trayectoria.