Siete capítulos dedicados a los escritores que han marcado a Bergounioux de diversas formas: Flaubert, Faulkner, Alain-Fournier, Claude Simon, Pierre Michon, Henri Thomas y Jacques Réda; y tres capitulos más dedicados a la escritura, la literatura, el sortilegio del origen. Pierre Bergounioux pone en perspectiva el acto de escribir.
“Y así me encuentro, envejeciendo a las puertas de París, con libros, encorvado sobre el papel, pero con la mente a cien leguas, vuelta hacia el pasado. No me dirijo a la humanidad, a los vivos, en nombre de la humanidad. Me esfuerzo por ofrecer una imagen que he intentado procurarme a aquellos que, en número reducido y merced a la fuerza de las circunstancias, se vieron privados de ella. Pero no tienen cura, porque la mayor parte han desaparecido. Es de esta manera materialmente determinada como participo, si es que sirve esa palabra, de la condición intelectual”.
PIERRE BERGOUNIOUX
Brive-la-Gaillarde (1949).
Para la crítica especializada Pierre Bergounioux es uno de los mejores escritores contemporáneos franceses, al mismo nivel que se encuentra Pierre Michon o Antoine Volodine, entre algunos otros.
Es escritor y escultor, trabajó durante un tiempo como docente.
En la abundante obra de Bergounioux se aprecia en sus inicios la influencia de Faulkner y sus escritos se comparan con la literatura de Claude Simon y la del propio Pierre Michon. Sus textos a menudo son de inspiración autobiográfica y son prácticamente inclasificables dentro de un género concreto, porque participan de muchos de ellos, combinando ficción, prosa filosófica, ensayo, etc.
Obtuvo el premio de letras Alain-Fournier en 1986, el premio de literatura de la SGDL, el Virgile en 2002 y el Roger Callois por el conjunto de su obra en 2009.
Bergounioux aparece como actor con un papel en el que se interprerta a sí mismo en la película Notre musique (Jean-Luc Godard, 2004)