BRIENNE OF TARTH
[Fragmento inicial]
Mariel Manrique
Era raro verla con un vestido,
de color rosa pálido.
Era raro verla.
Desde niña no tenía donde esconderse,
porque su dimensión atraía el ojo.
Como si el pelo corto y rubio
rozara las copas de los árboles del bosque,
como si la musculatura de marfil
devorara los árboles.
No tenía dragones ni poderes de resurrección,
ni un hermano del que sostenerse,
del que enamorarse y tener hijos.
En la Edad Media no existía la morfina,
el dolor no tenía bordes.
El noble temía todo el tiempo la traición,
el pobre no tenía ni siquiera el miedo.
Ella adoraba combatir.
Capturada y vuelta prisionera,
le arrancaron la armadura,
le dieron una espada de madera,
la arrojaron a la fosa, a la pista de los raros.
Como si fuera una muñeca, un trapo,
un desperdicio de la naturaleza.
El oso era colosal.
Desde arriba, todos se reían,
con una atronadora risa desdentada.
Ella siempre había sido un espectáculo.
No tembló, miró al animal a los ojos.
Los zarpazos le abrieron en canal el cuello,
trastabilló y se aferró a su palo,
el vestido se tiñó de rojo,
no hubiera podido no mirar.
Desde arriba del pozo se burlaban,
en su pecho latía un corazón de pájaro.
Esta es la historia silenciosa de Brienne of Tarth.
No tenía posesiones, no lideraba ejércitos,
no sabía cómo cambiar de rostro,
ignoraba el arte de los venenos.
[...]
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