Reseña de El cine de Marco Bellocchio (Shangrila, 2022),
de Ricardo Jimeno Aranda en El Diario Montañés.
de Ricardo Jimeno Aranda en El Diario Montañés.
Rabia, desencanto y lucidez en Marco Bellocchio
JOSÉ LUIS SÁNCHEZ NORIEGA
Sobre el cine italiano, que sentimos tan cercano, con fuerte sintonía hacia el espacio social y humano reflejado en sus películas, abundan los clichés y algunas lagunas significativas. Es ya un lugar común rememorar otros tiempos gloriosos frente a un presente considerado poco decepcionante. Así, nostálgicos de la gran 'commedia all'italiana' de los cincuenta y sesenta -y hasta del propio neorrealismo si vamos un poco más allá en el tiempo-, parece que hemos ignorado su evolución en filmografías tan sólidas como las de Ettore Scola y diríase que sólo reconocemos el relevo en la figura de Nanni Moretti o Roberto Benigni. Obras de análisis político y social tan certero como 'Las consecuencias del amor', 'Il Divo' o 'Silvio (y los otros)' de un cineasta comprometido y singular, además de reconocido, como Paolo Sorrentino serían impensables sin los 'thrillers' políticos, dramas de denuncia y crónicas de corrupción filmados por Elio Petri, Damiano Damiani o Francesco Rosi, muchos de ellos recordados por la presencia imponente de Gian Maria Volonté.
Creo que Bellocchio ha quedado relegado a un segundo plano porque su práctica fílmica se distancia manifiestamente tanto del espectáculo y del cine comercial como de un cine de autor dirigido a los circuitos cinéfilos y de festivales de cine. No es un cineasta cómodo en lo político e ideológico ni complaciente con el espectador en lo estético; sus películas se revelan como artefactos de pensamiento, propuestas para la reflexión desde una forma expresiva refractaria a la seducción del espectáculo o la mitomanía, que busca la comunicación directa con el público y evita con dificultad el didactismo. En el fondo, se trata de ensayos que invitan a la observación inteligente de la realidad, construyen personajes verosímiles representativos de nuestros contemporáneos, escenifican conflictos y dilemas que condensan el espíritu de nuestra época y muestran conductas personales y sociales que vienen a bosquejar modos de ser y estar en el mundo. Por ello, se puede decir que detrás del director de cine Bellocchio está la figura de un creador y un intelectual, alguien capaz de pensar nuestra sociedad a través de preguntas en diálogo con el espectador.
Los inicios
Marco Bellocchio (Piacenza, 1939) inicia su carrera profesional en el clima de efervescencia política, contestación social, cuestionamiento de las instituciones y deslegitimación del poder de la burguesía de Mayo del 68, como reflejan sus primeros largometrajes, desde la alegórica 'Las manos en los bolsillos' (1965), con un joven existencialista tocado por el nihilismo como protagonista, a las denuncias de la educación clasista y religiosa en 'En el nombre del padre' (1971), de la manipulación de la opinión pública para retener el poder de 'Noticias de una violación en primera página' (1972), y del estamento militar en 'Marcha triunfal' (1976).
El libro del profesor Jimeno Aranda presenta el cine de Marco Bellocchio desde un certero subtítulo de 'Rabia, desencanto y lucidez' porque con estos sustantivos se señalan las etapas de la evolución de un director siempre en diálogo con las pulsiones de la sociedad italiana del momento y, por tanto, cuya trayectoria termina adquiriendo un valor metonímico de la propia evolución del país. A la citada primera etapa más combativa e insurrecta nombrada como 'Rabia', siguen las dos décadas de los 80 y 90 del 'Desencanto' en que se repliega sobre el individuo para plantear cuestiones de identidad, el sexo liberador frente a la impotencia política, la biografía familiar, la inestabilidad del sujeto en la frontera de realidad y ficción, la introspección en el yo y otras reflexiones muy influidas por el psicoanálisis. Hay varios casos en que se sirve de piezas literarias -'El diablo en el cuerpo', 'Enrico IV', 'La balia'- que le permiten una reflexión más serena. Estas adaptaciones personales se suman a obras de autor, con componentes autobiográficos, como es el caso de 'Gli occhi, la bocca' (1982), con innegable vocación ensayística y, frecuentemente, hechas a contracorriente, como 'Salto en el vacío' (1980) o 'La condena' (1990).
Etapa de 'Lucidez'
El autor de 'El cine de Marco Bellocchio' denomina 'Lucidez' a las obras del siglo XXI con un cine de compromiso concebido a partir de sucesos históricos con talante de crónica, como 'Buenos días, noche' (2003), la revisión de la biografía de Mussolini 'Vincere' (2009) y la espléndida historia de mafia y política, basada en hechos reales, 'El traidor' (2019). Culmina el texto con un espléndido y, a mi juicio, excesivamente breve capítulo de síntesis titulado 'Realidad e intimidad. Espacio y tiempo en Bellocchio' donde el autor del libro explicita su comprensión de esa personalidad artística del cineasta. Lo hace desde esa dialéctica 'realidad/ intimidad' (sociedad/ individuo, acción/ reflexión) y desde un referente de la evolución de Italia y Europa en la que vive su propia evolución personal que, como señala el autor de este estudio, en sus últimas películas ha apaciguado su rabia y donde lo político «ya no es una llamada a la rebelión, sino la constatación irónica y amarga de una realidad con la que el artista ya no puede interactuar» (p. 451). La pertinencia de esta publicación es evidente, tanto porque no contamos en castellano con un estudio en profundidad del cineasta italiano porque, precisamente en estos tiempos de reformulación del sistema económico y social, resulta más pertinente plantearse qué lugar puede ocupar un cine comprometido que nos ayude a pensar este mundo.