3.
La leyenda: La balada folk
Portada de la publicación de W. B. Lawson Jesse James. The outlaw,
editado por la neoyorkina Street and Smith, nº 1 en la colección
editado por la neoyorkina Street and Smith, nº 1 en la colección
Jesse James Stories: Original Narratives of the James Boys (1901)
El viaje a la ficción, un libro dedicado a la literatura de Juan Carlos Onetti, se abre con un sugerente ensayo a modo de introducción sobre la ancestral necesidad humana de fabular, de contar historias ante el calor de la hoguera primigenia. El autor comenta en este prólogo la importancia de la tradición oral como humus cultural, e incide en el origen común de toda creación humana “[…] las ficciones orales, transmitidas de padres a hijos, de generación a generación, de pueblo a pueblo y de cultura a cultura, que como muestran todas las recopilaciones que se han hecho de esos relatos, leyendas y gestas conservadas por la tradición oral a lo largo de los años, se diversifican y transforman hasta no parecer provenir de un tronco común ni guardar parentesco entre sí”. (52)
52. Vargas Llosa, Mario, El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti, Madrid: Alfaguara, 2009, p.27.
En la música folk de nuestra época es fácil percibir cómo subsiste la estética, la función y el tono de la ancestral tradición oral. En las canciones englobadas dentro del término folk se narran habitualmente hechos reales ocurridos en un espacio y tiempo concretos. (53) Estos acontecimientos se diluyen y confunden en el espacio y tiempo musicales que los interpretan, deforman y, en muchos casos, inmortalizan. El intérprete es vehículo de un sentimiento y un conocimiento antiguos, y como agente transmisor tiene la posibilidad de influir y modificar sin quebrantar su esencia. La canción folk, antecedente de la actual tonada pop (54), surgió en los sectores más humildes de la población como medio de expresión oral –la voz de los sin voz– y hasta que no fue registrada, reproducida mecánicamente, empaquetada y convertida en objeto de consumo –la voz de su amo (55)–, la autoría fue anónima –de nadie– o, dicho de otro modo para expresar lo mismo, colectiva –de cualquiera–.
53. Folk es un término anglosajón surgido durante el Romanticismo, relacionado en principio con la palabra alemana Volk (pueblo, gente). El término ha sido utilizado para referirse a la cultura surgida de los estratos más humildes de la sociedad, del pueblo llano, en su mayoría iletrado, donde la tradición oral es el principal vehículo de transmisión de conocimiento.
54. En ningún caso es más evidente el origen colectivo en la creación de las obras de arte como en el caso de las canciones populares. Por ello no deja de ser paradójico que sea en ese ámbito, el de la música pop, donde el debate sobre la autoría, la propiedad intelectual y sus múltiples usos y abusos es más encendido. La explicación tiene poco que ver con la creatividad y mucho con la posible rentabilización del producto cultural.
55. La voz de su amo (His Master’s Voice) es el acertado nombre de una de las primeras y más influyentes compañías discográficas. El nombre de la compañía fue adquirido en 1899 por la Gramophone and Typewriter Company, que lo extrajo de una pintura de Francis Barraud así titulada, donde se representaba a un perro escuchando un gramófono de cuerda.
Al introducir The ballad of de Jesse James como música intradiegética en las películas sobre Jesse James, el cine reconoce su deuda con la tradición oral –de la que se nutrió para crear sus guiones– y paga esa deuda con justicia poética a través de un sencillo juego de espejos. La figura del trovador vagabundo repite con formato de canción la historia que la película propone, constituyendo una suerte de matrioska narrativa donde un relato complejo y moderno –el cinematógrafo– engloba a otro más primitivo –la balada folk– cuyo tema fagocita, magnifica y recrea.
The ballad of Jesse James es una canción de origen popular registrada por primera vez con ese título (56) en 1924 por el abogado y folclorista Bascom Lamar Lunsford (1882-1973), grabada e interpretada posteriormente infinidad de veces, con modificaciones más o menos significativas tanto en la letra como en la música. En la penúltima estrofa de la letra que a continuación se reproduce –en su versión más difundida– un tal Billy Gashade se atribuye la autoría del tema. Aunque su rastro se pierde en la noche de los tiempos y no existen evidencias históricas de su existencia, podría tratarse tanto de un trovador ficticio como real. Woody Guthrie adaptó la canción con el título Jesse James en 1939, durante la Gran Depresión norteamericana, y la dotó del aura de canción protesta que mantuvo en las décadas siguientes. Entre las grabaciones posteriores más conocidas del tema se destacan las versiones de Pete Seeger (1957), Ry Cooder (1980), The Pogues (1985), Van Morrison (1998) o Bruce Springsteen (2006), una lista parcial que crecería hasta hacerse inabarcable si se incluyeran las interpretaciones en vivo o las alusiones al personaje en muchas otras canciones, y de cualquiera de los géneros que ha dado la música popular americana, ya sea folk, country, pop, rock, blues, soul o hip-hop. (57)
56. Existe una grabación anterior titulada The Dying Cowboy/ Jesse James, interpretada por Bentley Ball, editada en 1919 por Columbia Graphophone Company. El tema, con variaciones en ocasiones sustanciales, puede encontrarse con títulos alternativos como Poor Jesse James, Saga of Jesse James, Life and death of Jesse James o, simplemente, Jesse James.
57. Leadbelly, John Lee Hooker, Johnny Cash, Emmylou Harris, Nina Simone, Elton John, Bob Dylan, Albert Lee, Cher, Bob Seger, Kate Bush, Warren Zevon, Rory Gallagher, Christy Moore, The Sugarhill Gang, Scarfacer, Lauryn Hill, etc.
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