Botonera

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1.3.22

XI. "LA BRUJA. UNA FIGURA FASCINANTE. ANÁLISIS DE SUS REPRESENTACIONES EN LA HISTORIA Y EL ARTE CONTEMPORÁNEOS", Monserrat Hormigos Vaquero / Carlos A. Cuéllar Alejandro (coords.), Valencia: Shangrila 2022




OTROS MUNDOS:
CULTURA POPULAR Y EL MUSEO DE LA BRUJERÍA

JOYCE FROOME


La Mandrágora (Hemrik Galeen, 1928)



Cecil Williamson – Agente Secreto

En 1938 un agente secreto llamado Cecil Williamson llegó a Alemania para investigar el interés de los Nazis por el Ocultismo. Tenía dos pretextos como coartada: era montador fílmico, con contactos en la industria cinematográfica alemana, y se sentía fascinado por la magia desde su encuentro, a los seis años de edad (1), con una mujer acusada de brujería en Devon. Sintió entonces justificada su decisión de crear una organización a la que pudiera referirse cuando quisiera impresionar a los ocultistas alemanes: The Witchcraft Research Center (Centro de Investigación sobre la Brujería) que, en ese momento solo le tenía a él como miembro, por supuesto, pero que con el tiempo evolucionaría hasta convertirse en The Museum of Witchcraft and Magic (Museo de Brujería y Magia) que ahora es el museo más grande del mundo dedicado específicamente a coleccionar objetos mágicos, además de una fuente de consulta para explorar un aspecto complejo y misterioso de la vida de nuestros ancestros. (2)

1. Steve Patterson, Cecil Williamson’s Book of Magic: A Grimoire of The Museum of Witchcraft, Londres: Troy Books Publishing, 2014, pp.122-131.

2. Para más información sobre el museo tal y como es en la actualidad, ver: www.museumofwitchcraftandmagic.co.uk .

La misión de Cecil Williamson fue un éxito. Consiguió entablar amistad con el editor de una importante publicación periódica ocultista y regresó triunfalmente a Gran Bretaña con su lista de direcciones postales. (3)

3. Steve Patterson, Cecil Williamson’s Book of Magic, p.128. Entrevista a Cecil Williamson, originalmente grabadas en cintas magnéticas de audio, copiadas ahora en formato CD, en la Biblioteca del Museum of Witchcraft and Magic, MWM Library id. 780 INT CD 7948, 7949, 7950.

Y así, desde muy temprano, el interés de Cecil Williamson por el cine y la magia se vio estrechamente vinculado. Más tarde, cuando su museo de brujería estuvo ya bien establecido, afirmó que un museo era algo muy parecido a una película –la diferencia consistía en que en una película las imágenes se mueven y el público permanece quieto en el lugar, y en un museo la imagen permanece en el lugar y el público se mueve. (4) Para Cecil Williamson su museo sería un lugar donde la gente no solo observaría los objetos, también se involucraría con las experiencias mágicas que estos representaban.

4. Steve Patterson, Cecil Williamson’s Book of Magic, op. cit., p.140. Entrevista a Cecil Williamson, MWM Library id. 780 INT CD 7948, 7949, 7950.

Pero la evolución del museo también estuvo vinculada a la extraordinaria variedad con la que el cine y otras formas de cultura popular estaban explorando la magia y lo sobrenatural. El museo siempre ha sido independiente, confiando en sus visitantes para la supervivencia económica. Si la cultura popular no hubiese abierto las ideas que la gente tenía sobre la magia, el museo nunca habría atraído a los visitantes que necesitaba. De hecho Cecil Williamson nunca hubiera creído posible presentar una colección de objetos mágicos inusuales para el gran público.

Y aunque el museo siempre se ha tomado muy en serio la descripción exacta de las prácticas mágicas, era inevitable que también reflejara y respondiera a las ideas populares sobre la magia, y formara parte de una transformación de la manera en la que el público percibía la magia y su significado.

La carrera cinematográfica de Cecil Williamson comenzó en la década de los años ‘30. En 1933 contrajo matrimonio con Gwen Wilcox, que era maquilladora cinematográfica, y un año después empezó a trabajar como montador. En 1936 montó una prestigiosa adaptación cinematográfica de la gran novela victoriana The Mill on the Floss, de George Eliot. (5)

5. Steve Patterson, Cecil Williamson’s Book of Magic, op. cit., pp.127,128,153,154. The Mill on the Floss (1936), Director: Tim Whelan; Guionistas: Garnett Weston, Austin Melford, Tim Whelan (Alliance Films).

En la época en la que cumplía su misión de espionaje –a los veintinueve años de edad– también había acumulado amplios conocimientos sobre magia. Había entrado en contacto con la magia popular urbana a través de las actividades escolares benéficas en los Docklands de Londres, y fue auxiliar de una médium perteneciente a la alta sociedad. Se encontró inmerso en una serie de extraños rituales ocultistas durante las vacaciones estivales que pasó junto a su abuela, en su segunda residencia en Francia. Y su primer trabajo, en una plantación de tabaco en Zimbabwe (entonces llamada Rhodesia) habría sido una experiencia poco dichosa si no hubiera sido por la amistad forjada con un chamán local. (6)

6. Ibid., pp.122-127. Entrevista a Cecil Williamson, MWM Library id. 780 INT CD 7948, 7949, 7950.

Todo esto estaba ocurriendo en los años ‘20, en una época en la que el Cine Expresionista alemán estaba teniendo un enorme impacto en la industria cinematográfica. Muchas de estas extraordinarias películas recurrían al folclore e incluían elementos sobrenaturales. La estilización y el artificio eran utilizados para expresar el poder del cine para conducir al espectador a un estado alterado de la consciencia. Como ocurre en la visión mágica de un chamán, la acción transcurre en un “Otro Mundo” irreal donde todo aparece de forma amenazadora, distorsionado o enfatizado de un modo extrañamente inquietante, o se desliza subrepticiamente en tu campo de visión. Y es este mundo interno –el mundo dentro de la mente humana– lo que estas películas exploran: el mundo del mito y la ilusión, de los sueños y la magia. Efectivamente, el público puede llegar a sentir que el objetivo de estas películas es llevarte al borde de la locura.

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