de Jean-Paul Aubert y Xose Prieto Souto,
aparecida en Cine Nueva Tribuna. Por Fran Nieto.
Un lustro después de la publicación del libro de Vidal Estévez, y gracias a la meritoria labor de investigación llevada a cabo por el Catedrático de la Universidad de Niza Jean Paul-Aubert y el profesor del Departamento de Comunicación de la Universidad Carlos III de Madrid Xose Prieto Souto, muchas de las dudas y preguntas sobre lo que realmente sucedió en aquellas fechas han quedado disipadas. En este estupendo libro titulado La Batalla de Sitges. Cine y disidencia en vísperas del 68 publicado por Shangrila Ediciones los autores han tirado de hemeroteca comparativa para encontrar todos los documentos habidos y por haber referidos al nacimiento, desarrollo y comentarios a posteriori de todos los implicados en las efímeras jornadas.
Este imprescindible documento escrito se estructura en siete capítulos a los que hay que añadir un prólogo de Román Gubern, protagonista a su pesar de la peripecia al ser escogido como director de las Jornadas tras la renuncia al cargo del avispado crítico e historiador de cine ManuelVillegas López; una extensa y muy golosa bibliografía (no nos da la vida para leer tantos libros, revistas y artículos tan interesantes) y dos anexos finales: uno imprescindible con la transcripción completa del “Informe de los hechos ocurridos enla noche del día 6 de octubre de 1967 con motivo de la cena de gala de clausura de las I Jornadas Internacionales de Cine-Foto-Audio-Vision, en el Hotel Calípolis”, y un segundo anexo másbreve con una cuidadosa selección de textos difundidos en diarios y publicaciones periódicas.
Otro motivo interesante que nos lleva a recomendar la lectura pausada de este libro es el de la puntillosa tarea de contextualización que han llevado a cabo sus autores. Resulta difícil comprender como unos actos en teoría pacíficos llegaron a extremarse hast ael punto de la pérdida de papeles de unos y otros, pero si atendemos al hecho de que la disparidad de criterios estaba latente y se iba fraguando un punto de ebullición que podía estallar en cualquier momento el resultado no podía ser otro.
Lo curioso del asunto es que entre los mismos “revolucionarios” existían distintas facciones, unas más moderadas y otras más guerrilleras, bandos que coincidían exactamente con sus posturas políticas. Así los menos belicosos apostaban por un cambio paulatino desde dentro de las mismas estructuras cinematográficas jerarquizadas, mientras que el resto abogaba por dinamitar todo lo industrial que para ellos resultaba obsoleto e inservible.
Resulta apasionante adentrarse en esos debates y sobre todo apuntarse todos los nombres de los que allí coincidieron para ahondar en sus respectivos trabajos. Se citan a lo largo del libro un montón de títulos que jamás veremos emitidos ni en Historia de nuestro cine ni por supuesto en Cine de Barrio (para eso todavía tienen que cambiar muchas cosas en nuestro país); películas que se salen de lo habitual y que aportan un valor imprescindible para comprender un periodo histórico en el que el comunismo hegemónico nos invitaba a hermanarnos con movimientos venideros tan importantes como por ejemplo todo lo que ocurrió en el país vecino en mayo del 68.
El único pesar es que sus exiguas páginas se leen en un suspiro, y te quedan ganas de seguir indagando en testimonios que dieran más pistas sobre los movimientos de los “sitgistas” en aquellos días que supusieron un punto y a parte a la hora de entender el cine español tal y como se venía entendiendo hasta esa primera semana de octubre de 1967. Por ahora nos conformamos con ir recuperando todos esos trabajos filmados tan alejados en forma, contenido e intención de las entonces llamadas "españoladas".