FRITZ LANG Y EL EXPRESIONISMO
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1.2. Acercamiento a una teoría estética del expresionismo
La necesidad de explicar el concepto de expresionismo surge porque tradicionalmente se ha categorizado a Fritz Lang como cineasta expresionista, habiéndose alejado él mismo de dicha etiqueta, lo que implica una contradicción a la hora de realizar un análisis estético de su obra. La cuestión de si el director es expresionista o no ha sido tratada y debatida por multitud de teóricos, e incluso fue un tema del que él mismo habló ya años más tarde, para negar su pertenencia al movimiento y, después, para aceptar que, al haber hecho cine en la Alemania de los años veinte, sus películas podían tener algunos rasgos expresionistas, siempre adaptados a un estilo personal. Las declaraciones son las siguientes: “No sé qué es el expresionismo. [...] Paul Wegener lo dijo hoy, y yo lo repito a menudo: no soy expresionista y no quiero hacer películas expresionistas”. (4) Estas palabras las dijo en 1967, cuando fue invitado al Festival de Venecia, como miembro de una mesa redonda en torno al tema del expresionismo en el cine. Más tarde, en el número 99 de la revista Cahiers du Cinéma se mostraba algo más flexible con el movimiento: “Uno no puede pasar por una época sin formar parte de ella… Yo he usado el expresionismo: he intentado dirigirlo”. (5)
4. CIMENT, Michel, FOFI, Goffredo, SEGUIN Louis y TAILLEUR, Roger, “Fritz Lang in Venice”, en Fritz Lang: interviews, Grant, B. Keith (ed.), United States of America: University Press of Mississippi, 2003, p.91.
5. Revista Cahiers du Cinéma citada en EISNER, Lotte. H., Fritz Lang, London: A Shadows Book, 1986, p.141.
El conflicto surge porque estas declaraciones están olvidadas en la concepción general de su figura, siendo ubicado en la etiqueta de cineasta expresionista en numerosos artículos de prensa o incluso en libros sobre cine, sin dar cuenta de que se trata de un director mucho más complejo, que entremezcla varios estilos y géneros, dando lugar a un estilo propio. En la investigación se analizarán las corrientes artísticas que confluyen en sus películas, sin embargo, conviene aclarar el término expresionismo, en general, y el de cine expresionista, en particular, para entender el porqué de esta categorización, convertida ya en un tópico, que aquí se pretende desmontar.
La corriente expresionista es ambigua ya desde sus orígenes, a principios del siglo XX, debido, primero, a que todavía hoy existen varias teorías sobre la forma en la que surgió y, segundo, a que no cuenta con un manifiesto o texto concreto que la defina, como sí ocurría con el dadaísmo o el futurismo, por ejemplo. (6) Se la ha concebido como heredera de varias corrientes artísticas predominantes en el siglo XIX, entre las que destacan el romanticismo, el simbolismo o el Jugendstil, no solo en cuanto a forma artística sino también en lo que concierne al expresionismo como proyecto de pensamiento o como cosmovisión en general. (7)
6. Por un lado, se contempla que el término “expresionista” apareció por primera vez en una exposición de Julien Auguste Hervé, en el salón de los Independientes de París, en 1901, en la que el pintor denominó a los cuadros expuestos como “expressionismes”. Por otro lado, el origen del término se le atribuye al crítico de arte Louis Vauxcelles, quien en una exposición definió los cuadros de Matisse como expresionistas. Asimismo, se contempla la posibilidad de que el galerista Paul Cassirer dijera, en una exposición, que los cuadros expuestos no eran impresionistas sino expresionistas. Por su parte, John Willet apunta que es probable que el término “expresionista” hubiera aparecido en 1850 en “Tait’s Edinburgh Magazine”. También en una conferencia sobre pintura moderna impartida por Charles Rowley, en 1880, y en una novela titulada The bohemian (1878). (Véase WILLET, John, El rompecabezas expresionista, Madrid: ediciones Guadarrama, 1970, p.25). El único dato fiable del origen de la palabra se encuentra en el prefacio del catálogo de la vigesimosegunda exposición de la Secesión de Berlín, en 1911, donde sí aparece por escrito la controvertida palabra. (Todas las teorías del origen de la palabra expresionismo están explicadas detalladamente en DEITER DUBE, Wolf, Los expresionistas, Barcelona: Destino, 1997).
7. Véase SELZ, Peter, La pintura expresionista alemana, Madrid: Alianza Editorial, 1989.
Los estudiosos de esta época valoran el cambio cultural y social que se produjo en el siglo XIX y que perdura hasta el presente. Autores como Isaiah Berlin o Rüdiger Safranski, entre muchos otros, son conscientes de la transformación que las corrientes como el romanticismo supusieron en todas las facetas del pensamiento. Las vanguardias, en general, siguen la estela de los cambios del siglo anterior, basándose en los principios de renovación y de ruptura, para crear un arte y un paradigma nuevos. Esto es, en gran medida, lo que ocurre con el expresionismo alemán, que se formó como proyecto artístico y moral en el que predominaba la creación de un arte nuevo y, sobre todo, el surgimiento de un Hombre Nuevo que actuara de acuerdo con unos valores renovados, en los que la creación artística tuviera especial importancia. A principios de siglo, fueron los pintores, mediante diversos grupos y exposiciones, los que formaron parte de esta corriente que se consolidó como tal a raíz del nacimiento del grupo de artistas El puente (Die Brücke). (8) Había muchas diferencias entre el pensamiento de los artistas: algunos llegaron a cambiar de grupo por conflictos ideológicos; sin embargo, estaban unidos por el ímpetu de cambiar el mundo a través del Hombre Nuevo. Esta idea es herencia de la concepción romántica del individuo: un ente creador que transforma el mundo desde su interior. En este sentido, la parte sentimental de los sujetos tiene especial importancia en el expresionismo, es decir, que no puede ser concebido como una simple forma de arte, sino como una forma de vivir, como el estado de ánimo al que se refirió Yvan Goll al intentar definirlo. (9) El movimiento, así, es hijo del pensamiento decimonónico en cuanto a la continua exaltación del individuo, del interior del sujeto, del sentimiento y de la imaginación. De hecho, Bernard Denvir, en su obra ya mencionada, lo define en un sentido amplio y en otro específico y, en su faceta amplia, lo denomina como el término que es usado para “describir obras de arte en las que predomina el sentimiento sobre el pensamiento, en las que el artista utiliza su medio no para describir situaciones, sino para expresar emociones”. (10)
8. Este grupo nació en 1905, siendo el primer conjunto de artistas expresionistas; fue fundado por los pintores Erich Heckel, Ernst Ludwig Kirchner, Fritz Bleyl y Karl Schmidt-Rottluff, a los que después se sumaron Emil Nolde, Otto Müller y Max Hermann Pechstein, en 1906. En 1909, surge un nuevo grupo de artistas expresionistas llamado Nuevo conjunto de artistas noveles (Neue Künstlervereinigung), formado por los artistas Vasili Kandinsky, Alexej von Jawlensky, Marianne von Werefkin, Gabriele Münter, Adolf Erbslöh, Alexander Kanoldt y Alfred Kubin. Este grupo llegó a realizar tres exposiciones importantes entre 1909 y 1912, pero por lo que más se le reconoce es por haber sido una especie de puente para el surgimiento del grupo expresionista más relevante después de Die Brücke: El jinete azul (Der blaue Reiter). Este nuevo grupo, creado en 1911, estaba compuesto por quince pintores: Albert Bloch, David Burliuk, Heinrich Campendonk, Clotilde von Derp, Natalia Goncharova, Lyonel Feininger, Wassily Kandinsky, Alexej von Jawlensky, Paul Klee, Alfred Kubin, August Macke, Franz Marc, Gabriele Münter, Marianne von Werefkin y Arnold Schoenberg.
9. “[...] el movimiento expresionista no fue una forma artística sino una disposición de ánimo […]” (Yvan Goll citado en DEITER DUBE, Wolf, op. cit., p.207).
10. DENVIR, Bernard, El fauvismo y el expresionismo, Barcelona: Labor, 1984, p.3.
Por tanto, conviene entender el expresionismo como un movimiento complejo, que comenzó como vanguardia rompedora y transformadora, cuyo rasgo principal es la expresión y manifestación de los estados de ánimo y de los sentimientos de los individuos, en los que la faceta trágica de los mismos, su parte tenebrosa y sombría, tiene un papel fundamental. De ello han dado cuenta varios pensadores que, a propósito del movimiento, señalaron su carácter tétrico, lóbrego e, incluso, grotesco, como aspectos relevantes. Es el caso de Gilles Deluze, filósofo francés que llegó a declarar:
Lo que el expresionismo invoca no es la clara mecánica de la cantidad de movimiento en el sólido o el fluido, sino una oscura vida cenagosa en la que se hunden todas las cosas, bien sea desmenuzadas por las sombras, bien sumergidas en las brumas. La vida no orgánica de las cosas, una vida terrible que ignora la sabiduría y los límites del organismo, tal es el primer principio del expresionismo, válido para la Naturaleza entera, es decir, para el espíritu inconsciente perdido en las tinieblas, luz ahora opaca, lumen opacatum. (11)
11. DELEUZE, Gilles, La imagen−movimiento: estudios sobre cine 1, Barcelona: Ediciones Paidós, 1983, p.79.
En este sentido, también es adecuada la definición que propone Jean Mitry:
Es entonces un universo tenebroso, un mundo de pesadillas que traducen las visiones demoníacas de Alfred Kubin, las contorsiones de César Klein o, con Emil Nolde, Kokoschka y algunos otros, un onirismo muy cercano al surrealismo. En efecto, desprendido de su mística el expresionismo se reduce a una deformación sistemática, a un arte de lo grotesco que, bajo diversas tendencias, representan bastante bien Bela Kadar, en Hungría, y en Francia, Coerg, Soutine, Rouault y el Picasso del último estilo. (12)
12. MITRY, Jean, Estética y Psicología del cine 1. Las estructuras, Madrid: Siglo XXI Editores, 1978, p.249.
El propio Fritz Lang declaró que durante aquellos años muchas personas “hicieron de la tragedia un fetiche” (13), naturalizándose una tendencia pesimista generalizada. Las características del movimiento no se reducen entonces a la clásica oposición entre impresionismo y expresionismo, convertida también en un tópico que intenta buscar una explicación al surgimiento del segundo, tal y como hace Hermann Bahr en su obra Expresionismo (1916) (14), sino que responden más bien a un fenómeno más ambiguo en el que entran factores sociales e históricos, además de estéticos. Hay que tener en cuenta también que es herencia del pensamiento y del arte decimonónico europeo en general y no solo del alemán; no influyen únicamente pensadores y escritores germánicos de la talla de Nietzsche, Goethe o E.T.A Hoffmann, sino que también son importantes figuras irlandesas, como Oscar Wilde, francesas, como Charles Baudelaire o Víctor Hugo, y rusas, como Dostoievski. (15)
13. Fritz Lang citado en JENSEN, Paul, Sombras en el cine de Fritz Lang, Madrid: Ediciones JC Clemente, 1990, p.10.
14. Véase BAHR, Hermann, Expresionismo, Valencia, Artes Gráficas Soler, 1998.
15. La oposición entre impresionismo y expresionismo, así como la influencia del arte decimonónico en el ismo alemán ya ha sido abordado en JIMÉNEZ GONZÁLEZ, Marcos, “La ambigüedad del expresionismo alemán y su influencia romántica: vanguardia y cine”, en Paradoxa, nº 19, 2017, pp.113-130.
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