Paralelamente al trabajo en el cine de Luis, en mayor medida también, se desarrolla su carrera en televisión, medio en el que ha venido transcurriendo buena parte de su actividad interpretativa que nació a la par que la propia televisión en España, desde 1956. Enseguida revisaremos, de entre una multitud de trabajos en programas dramáticos, una selección compuesta por algunos de ellos que pueden resultar más significativos, tanto por la propia enjundia literaria de las obras a que pertenecen y autores que las escribieron como a la esencia en sí de sus realizaciones, su repercusión y otras consideraciones.
Se ha de anotar que la vida de Luis Varela, esposo y padre, sigue su curso al margen de su trabajo múltiple en todos los apartados interpretativos que conocemos del actor.
Como bien sabes, puedo considerarme como uno de los actores pioneros de la televisión en España; naturalmente, por edad. Esa circunstancia se produce porque cuando empecé, prácticamente al mismo tiempo en que nace esa televisión en nuestro país, yo era un niño todavía. Por ese motivo, además de otros, mi carrera está protagonizada por la televisión. Entendámonos, soy un actor que toco todos los medios pero que me considero esencialmente teatral y en todos los géneros que brinda el escenario. Soy también un actor cinematográfico y he pasado por los papeles más diversos en trabajos de distinta índole y extensión, llegando, es curioso, en mi madurez a ser verdadero protagonista en cine, sin embargo, a pesar de todo ello y de mi dedicación al doblaje cinematográfico, que no deja de ser igualmente un subgénero dentro del cine aunque solamente se concentre en la voz ante el espectador, vuelvo a repetir que la televisión me ha dado las mayores oportunidades en una gama tal de registros e interpretaciones que de ninguna manera hubieran sido posible en los medios citados. La televisión me ha ayudado a formarme como actor, me ha posibilitado conocer todos los géneros literarios en las adaptaciones respectivas y me ha brindado una celebridad enorme desde 1957 hasta el presente y de manera continuada. No creo exista otro actor o actriz vivo que pueda decir lo mismo; insisto, propiciado por el hecho de haber sido un actor infantil y el primero que actuó en TVE. Casi todos los actores teatrales tuvimos en TVE la oportunidad de trabajar a lo largo del tiempo que media entre las décadas de los sesenta y ochenta especialmente. La proliferación de programas en los que se dramatizaban textos, novelas, obras de teatro, guiones especialmente escritos para televisión, etc., fue algo extraordinario que ofreció trabajo a cientos de actores y que también ofrecía un entretenimiento de calidad a los espectadores de toda España, llevando el teatro a través de la pequeña pantalla a todos los rincones. No sé bien hasta qué punto fue importante aquello y el enorme significado que tuvo, me atrevo a decir que hasta sociológico y, por supuesto, cultural. No sabría decir el número aproximado de programas en los que he intervenido desde entonces en televisión, especialmente en aquella TVE de los tiempos gloriosos, pero también después en las cadenas privadas, aunque, justo es reconocerlo, en espacios muy diferentes.
Luis Varela nos ofrece en estas declaraciones su agradecido homenaje al medio televisivo en España que, en efecto, ha sido –más en el pasado que en el presente, se debe reconocer– lugar de trabajo para tantos actores y, con frecuencia, refugio de muchos de ellos que, de otra manera, posiblemente, no hubiesen podido sobrevivir en la profesión o haberlo hecho de manera precaria.
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Si regresamos al año 1975, cuando en el capítulo anterior habíamos dejado el trabajo en televisión del actor, nos encontramos con una cifra tal de títulos y programas que ciertamente resultaría, si no abrumador, sí excesivamente prolijo el comentario pormenorizado de cada uno de ellos. Nada menos que cuarenta papeles en otras tantas adaptaciones repartidas entre espacios como Estudio 1, Novela, Teatro breve, Teatro estudio…, series como Lecciones de tocador, La Comedia Musical Española, Mujeres insólitas…, en los que Luis Varela ofrece una amplia galería de interpretaciones, tan diversas como interesantes, dentro del incontestable conjunto de obras teatrales, narraciones adaptadas y guiones expresamente escritos para el medio televisivo.
Es preciso, por tanto, seleccionar entre todo ese trabajo. Para ello se habrá de seguir un criterio que se base, primero, en la propia densidad del personaje que interpreta nuestro actor, su extensión, sus peculiaridades, etc., después, en la calidad literaria, de la obra y el texto correspondiente y, más tarde, abordando otros elementos no menos importantes que se olvidan a veces y que están relacionados con la propia dirección del programa, la producción y la repercusión obtenida tras su emisión, o sea, el seguimiento por parte de los espectadores de televisión (en la medida en que ese seguimiento pueda ser calibrado de una forma real) así como, de existir, el eco crítico por parte de las secciones de televisión de la prensa general y, por supuesto, de la especializada en cada momento.
La participación de Luis Varela, a requerimiento de Fernando Fernán Gómez, en uno de los últimos capítulos de El pícaro, serie escrita y dirigida por el propio Fernán Gómez, que fue, con diferencia, uno de los más interesantes proyectos de TVE, pues, a la vez que servía para rescatar a los grandes personajes de la Novela Picaresca clásica española, se ofrecía, mediante unas adaptaciones que aunaban la fidelidad literaria (conservando el lenguaje original) con el dinamismo preciso para la puesta en escena y en imágenes del relato correspondiente, siempre lleno de aventuras y, a la vez, situaciones de notable intensidad dramática y ello, contando con el tono de comedia que, tanto las obras, como el estilo empleado por Fernán Gómez, precisaban.
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