Botonera

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10.2.22

VI. "LUIS VARELA. ACTOR TOTAL. LOS GRANDES GENÉRICOS ESPAÑOLES", Gabriel Porras, Valencia: Shangrila 2022.



4. Primeros trabajos cinematográficos
(1960-1965)




En 1963 el realizador José Luis Sáenz de Heredia, uno de los más importantes directores del panorama cinematográfico español, tras una trayectoria muy variopinta de trabajos en los que aborda diversos géneros y temáticas (60), decide llevar de nuevo al cine la famosa zarzuela La verbena de la Paloma de la que había hecho una adaptación. Y decimos de nuevo porque la excelente obra de Tomás Bretón y Ricardo de la Vega había sido ya objeto de traslación al cine en dos ocasiones anteriores, la primera en 1921 por José Buchs aún en la etapa muda, aunque amenizada musicalmente con la composición del Maestro Bretón, y la segunda en 1934 bajo dirección de Benito Perojo, que dio lugar a una excelente película. En ambas, por cierto, el celebérrimo personaje de Don Hilarión fue interpretado por el actor Miguel Ligero.

60. Sáenz de Heredia había dirigido hasta 1963 veinticuatro filmes y escrito quince guiones, entre los que se encontraban algunas de las películas de más éxito del cine español.

La versión de Sáenz de Heredia se adapta fielmente al formato de musical para desarrollar la historia a partir de un salto argumental en el que tanto el inicio como el final de la misma se hacen corresponder cronológicamente con el momento en que se rueda el filme (1963) para trasladar el grueso de la acción al tiempo real de la zarzuela, ambos en Madrid. La película fue rodada a todo color, en escenarios montados en La Fuente del Berro madrileña y en una sucesión de excelentes decorados donde una multitud de actores, figurantes, bailarines, etc., son orquestados con mano maestra por el director. Concha Velasco, entonces aún Conchita, en la plenitud de su belleza y juventud, realiza un notable trabajo en el papel de la Susana; Irán Eory (61) no le va a la zaga como la Casta y frente a ellas, un Vicente Parra esforzado y adecuado, a la vez, en el papel de Julián. Como casi siempre, el cuadro de espléndidos actores y actrices de reparto son los que más sobresalen, dando, una vez más su particular lección interpretativa. Milagros Leal (62), irrepetible y acertadísima en el personaje de una casi brutal Tía Antonia que, a buen seguro, no ha sido superada hasta hoy; el citado Don Hilarión bordado por un especialista como Miguel Ligero y Mercedes Vecino (63) (la Señá Rita) con Ángel Garasa completando ese grupo espléndido. Además, una multitud de actores y actrices entre los que destacan nombres tan significados como Félix Fernández, José María Prada, Mary Begoña, Silvia Solar, Alfredo Landa (apuntando ya su manierismo característico), Erasmo Pascual, Agustín González, Tony Soler…, una nómina, como decimos, amplia, llena de notables actores. Entre todos ellos, Luis Varela interpretando a un chulillo de verbena de la manera más cabal posible junto a otro joven actor, Daniel Dicenta, en una breve, pero muy sabrosa aparición compuesta por un número de escenas que ambos desarrollan de manera sobresaliente.

La verdad es que mi presencia en esta película es pequeña. Éramos Daniel Dicenta y yo, un par de chulillos madrileños muy castizos que deambulábamos por la verbena y nos veíamos metidos en una pelea. Poca cosa, pero bastante lucida.

61. Irán Eory (Elvira Eory Sidi, 1937-2002). Actriz española hija de diplomático y de formación cosmopolita y políglota, capaz de incorporar personajes absolutamente hispánicos como, por ejemplo, la Casta de La verbena de la Paloma además de otros muchos papeles. Muy preparada, era capaz de interpretar diferentes instrumentos musicales, grabó varios discos, trabajó en la revista, en el teatro, en el cine y en la televisión (aún se recuerda su magnífico striptease medieval de Historias de la Frivolidad). La belleza y el excelente trabajo de Irán Eory en treinta y cinco películas y varias decenas de programas de televisión en España, antes de instalarse en México donde morirá con sólo 63 años, han dejado un agradable recuerdo asociado a numerosos títulos que forman parte de la memoria colectiva de varias generaciones en nuestro país.

62. Milagros Leal Vázquez (Madrid, 1898-1975). Una de las grandes actrices de todos los tiempos en el teatro y cine españoles. Desde muy niña (era hija no reconocida del maestro Amadeo Vives y de una vicetiple) subió a los escenarios, transcurriendo toda su vida en el mundo teatral. Aunque interpretó todos los géneros y personajes y ser sus trabajos siempre reconocidos, Milagros Leal no traspasó la barrera de actriz de reparto. Junto a su marido Salvador Soler Marí (1890-1976), también actor y estudioso del mundo escénico, formó varias veces compañía, perteneciendo igualmente a empresas de primer orden como las de Loreto Prado e Irene López Heredia. Tanto en clave de comedia, en la que brillaba con su fina ironía como en el drama, sus trabajos han sido memorables, entre otros en La muralla (1954) o en su creación de La Celestina (1967). En cine fue requerida desde muy pronto, debutando en 1928 con El secreto de la abuela, única realización de Cándida Beltrán, para prodigarse después con medio centenar de películas en las que jamás pasó desapercibida por breves que fuesen sus colaboraciones. Además de la comentada La verbena de la Paloma de Sáenz de Heredia, sobresalió en el personaje de Doña Eloísa en El mundo sigue (1963) dirigida por Fernando Fernán Gómez o Tormento (1974) a las órdenes de Pedro Olea. Milagros Leal fue igualmente actriz de televisión apareciendo en varias series y programas dramáticos. Era la madre de otra formidable actriz Amparo Soler Leal (1933-2013).

63. Mercedes Vecino Francés (Melilla, 1916-2004). Provista de una contundente belleza, fue una de las pioneras –y ganadora- de concursos de belleza, que le permitió acercarse al mundo de la revista musical hasta formar parte de la compañía de Celia Gámez. Con buena voz, que procuró cuidar y educar y un talento innato para la interpretación, inicia desde 1941 una carrera cinematográfica que hace de ella un verdadero sex-symbol a la española especialmente en la primera mitad de los años cuarenta. Muy coherente con su carrera, se dedicará más al teatro que al cine desde 1945, sin dejar de aparecer en algunas películas, pero sin importarle renunciar al protagonismo anterior. Muy eficaz en la comedia, también sobresalió en dramas como El escándalo (1943) de Sáenz de Heredia. De sus colaboraciones, posiblemente su etapa de mayor calidad interpretativa, destacan títulos como ¿Dónde vas, Alfonso XII? (1958) en el papel de la reina Isabel II a las órdenes de Luis César Amadori, Es mi hombre (1964) de Rafael Gil y Pepa Doncel (1969) dirigida por Luis Lucia.

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