Botonera

--------------------------------------------------------------

23.11.21

XVI. "VÉRTIGO. DESEO DE CAER", Valencia: Shangrila 2021




CONVULSIONES, SUSPENSE, MÁRTIRES Y FUGAS
Formas visuales de la huelga de hambre


ALBERT ELDUQUE




F.1. Resultados de la búsqueda de “hunger” en Google Images, 15 de julio de 2021. 


Podríamos aventurarnos a decir que el deseo de caer, el amor al vértigo, siempre tiene una dimensión política. En tanto configura un acto que rompe con la placidez de la autoconservación, cada vez que se produce genera, si no un cambio, sí una inestabilidad. En algunos casos, como los pilotos kamikazes o los atacantes suicidas, este componente político es explícito y se hermana con una lógica sacrificial. En un dossier de la revista Angelaki publicado en 2014, Costica Bradatan y Camil Ungureanu ofrecieron un panorama de las representaciones del sacrificio en el cine contemporáneo, atendiendo a títulos de vocación claramente trascendental, como El árbol de la vida (The Tree of Life, Terrence Malick, 2011), y a otros en los que el sacrificio se ejecuta en clave política, caso de Caché (Michael Haneke, 2005). Como señalaba Bradatan en la introducción al dossier, hoy en día el concepto de sacrificio ha rebasado con creces su origen religioso y designa una ofrenda que no se dirige necesariamente a Dios, sino que puede dedicarse a los demás, a ciertas ideas o a ciertos proyectos. Hay quienes “pueden incluso sacrificar sus vidas por una causa, por su país, por su grupo étnico, o por cosas por las que consideran que merece la pena morir: libertad, dignidad, respeto. A veces llegan al punto de incendiarse o volarse por los aires, creyendo que de algún modo eso ayudará a sus comunidades”. (1)

1. BRADATAN, Costica, “’The joy of destruction is also the joy of creation’”, Angelaki, vol. 19, nº 4, 2014, p.2. A no ser que se especifique lo contrario, todas las traducciones del inglés son mías.

La huelga de hambre es uno de esos actos radicales, aunque en él la caída sea prolongada y el vértigo se expanda en el tiempo. No en vano, uno de los textos incluidos en el dossier de Bradatan y Ungureanu se centraba en Hunger (2008), de Steve McQueen, una de las películas que de forma más clara ha orbitado en torno a este tema, siempre resistente a la mostración y a la configuración narrativa. De hecho, de todas las formas de activismo político, la huelga de hambre es una de las más difíciles de representar. (2) Mucho más que, por ejemplo, los ataques con armas o explosivos, los mítines o las manifestaciones. Entre otras cosas, carece de objetos que por sí mismos la hagan reconocible, como pancartas, octavillas, fusiles o cócteles molotov, así como de gestos a los que asociarla automáticamente, como un puño en alto o un paso al frente. En cierto modo se asemeja a las explosiones de los hombres bomba, con las que comparte la lógica de la autoinmolación, la dimensión sacrificial y el origen religioso, pero su desarrollo es completamente distinto, así como su presentación visual. Es una forma de protesta todavía muy discutida, que genera divisiones y, como tal, resulta escurridiza a las formalizaciones propagandísticas y a las recreaciones ficcionales.

2. Algunas de las ideas presentes en este texto las discutí por primera vez con mis estudiantes de Evolución de los Lenguajes Visuales en la Universitat Pompeu Fabra, en el curso 2020-21, especialmente la sección relativa a las representaciones fotográficas del hambre. La forma en la que las ideas aparecen aquí es obviamente deudora de sus impresiones y comentarios. 

Sin embargo, está ahí. En las sufragistas británicas, en el Mahatma Gandhi, en Holger Meins, en Bobby Sands y, más recientemente, en los presos de Guantánamo o en Alexei Navalny. En este texto nos disponemos a pensar en la larga tradición de las huelgas de hambre y en sus representaciones a partir de algunos ejemplos, tanto en la ficción como fuera de ella. Queremos pensar cómo miramos a aquellos que deciden dejar de comer, aquellos que invocan una causa mayor que los alimenta, y así pensar en los modos de conceptualizar un tipo de lucha polémica e incómoda, que, desde la caída al vacío, desde la atracción por el vértigo, pone el cuerpo y los sentidos en el centro de la discusión política. 

Dificultades de partida

El propio concepto de hambre es ya difícil de representar. ¿Qué imágenes le asociamos? Una búsqueda de la palabra “hunger” en Google Images da en los primeros resultados fotografías tomadas en África, con frecuencia con niños, cuerpos raquíticos y miradas que o bien se pierden fuera de campo o bien interpelan al espectador [F1]. Las manos se extienden pidiendo limosna, como si imploraran piedad, o bien se contraen en forma de bol, prestas a llenarse. Siempre hacia arriba, como si esperaran recibir un maná del cielo o de un país rico; nunca hacia abajo, un mundo de tierra improductiva. A veces vemos cuencos, pero están vacíos; o puñados de grano, pero sin cocinar. De los diez primeros resultados que Google da para “hunger”, solo dos muestran a personas caucásicas, y en ambos un objeto les tapa la boca. En uno, un niño inclina un cuenco vacío hacia nosotros: es el gesto inmovilizado en su imploración. En el otro, una niña sostiene un pedazo de cartón donde se ha escrito “I’m hungry”: cuando no se dispone del cuerpo del niño africano, sinónimo del hambre, se necesita un mensaje frontal y explícito para que la imagen nos diga algo [...]





Seguir leyendo