Primera jornada
El debut administrativo de Sagitario Films se produce con la solicitud del permiso de rodaje de Cuatro mujeres. Está fechada el 25 de marzo de 1947, cifra el coste de la película en un millón ochocientas cincuenta mil pesetas y no en los dos millones y medio que calculaba Mur Oti ni en el millón seiscientas mil que recordaba del Amo. Del reparto previsto inicialmente –Nani Fernández, Alfredo Mayo, Julio Peña, Antonio Vilar y Carlos Muñoz– solo este último llega a la pantalla. El retraso en el inicio del rodaje se debe a las numerosísimas objeciones que los censores ponen el libreto de Mur Oti: hasta treinta, y eso que algunas afectan a un par de páginas. El comentario del censor eclesiástico, fray Mauricio de Begoña, resulta harto significativo en cuanto a los peligros del “realismo”:
En algunas escenas [...] habrá que tener en cuenta su impresión visual y de ambiente para un juicio definitivo sobre la película, cuyo tema, más que inconvenientes morales de fondo, se presta a sugerencias de ambiente realista. (107)
107. Archivo General de la Administración, caja 36/04693.
Un mes demoran estos cambios, que son atendidos con celo por parte de la nueva entidad, hasta el punto de que se retocan también textos que no aparecían indicados en los informes de censura previa. Al parecer, a los propios interesados les parecían “demasiado grandilocuentes” (108) los diálogos del pintor. Sin embargo, no son estos los principales problemas, sino el ambiente tabernario y las sugerencias eróticas del episodio portuario. Y así, la misma productora argumenta en el informe que acompaña a la nueva versión del guion que, “de la secuencia en que el marino se esconde con Lola en la habitación de esta para evitar los propósitos del Rizado, se ha quitado la escena de la cama. Ya no aparecerán los dos en la cama, sino sentados en un escalón cerca de la puerta”. (109)
108. Ibidem.
109. Ibidem.
La acción arranca en un cafetín tangerino, en cuyo piso superior cuatro hombres juegan a las cartas. El ambiente sórdido y el aspecto de los jugadores nos invitan a pensar que todos ellos tienen un pasado turbio. La irrupción en el local de una mujer sola (Maria Denis), vestida con un sobrio traje de chaqueta y un sombrerito con un velo, provoca en los cuatro sendas evocaciones del pasado porque todos creen haberla conocido, pero con una personalidad absolutamente distinta. Ella es como un lienzo en blanco sobre el que cada uno proyecta sus obsesiones, su deseo, su ambición, sus frustraciones. Y así, sus rasgos valen para la religiosa a la que quiere seducir el oficial legionario (Tomás Blanco), la musa de un compositor (Luis Prendes), la cancionista de una taberna que protege a un marino ingenuo (Carlos Muñoz) y la hija del arroyo que sirve de modelo a un pintor (Fosco Giachetti) para realizar un lienzo premiadísimo. De vuelta al cafetín de Tánger, el jugador que ha ligado un póquer de damas descubre que él es el pintor –a sus compañeros de timba, que no al espectador que ha visto el último episodio– y que la mujer solo puede ser Marta, su esposa.
Cuando la producción se concreta, cambia prácticamente todo el reparto previsto, sobre todo porque al frente del mismo figuran los italianos Fosco Giachetti y Maria Denis, que por esas mismas fechas se encuentra en España rodando con Neville Nada. Los estudios ya no son los de CEA, sino los de Chamartín. También se han atendido las indicaciones de la censura, aunque ello implique que el marino y la cancionista pasen la noche en la escalera hablando sobre el amor materno. Al menos, Mur Oti tiene el acierto de orquestar una situación similar a la de Las mil y una noches en la que la Sherezade malagueña no hilvana relatos para salvar su propia vida, sino la de un joven que le inspira más piedad que amor.
Los decorados se construyen en Chamartín, pero los exteriores del episodio argelino se ruedan en el parque de la Ciudadela, en Barcelona, los días 7 y 8 de julio de 1947. En un momento en que las films comissions solo aparecen en los sueños de opio de algún productor visionario, Luis Hermosa –en funciones de ayudante de producción– ha tenido que satisfacer a la corporación municipal la cantidad de mil pesetas por el permiso para plantar allí la cámara y hacer circular a los visitantes vestidos de época. (110)
110. Gaceta Municipal de Barcelona, 25 de agosto de 1947.
Al frente del equipo de fotografía está Manuel Berenguer, pero Mariné, su segundo, debuta como iluminador en el episodio del músico. En el primero y en el último predominan los contrapicados y los decorados con techo, por los que el operador también ha abogado en Nada. Al contrario que en la adaptación de la novela de Carmen Laforet, el decorado carece de tan destacado valor simbólico –sí lo tiene ambiental–, pero Berenguer aprovecha para componer varios planos en profundidad de campo, en ocasiones con el personaje en primer término ligeramente desenfocado y guiando el interés del espectador mediante la iluminación y las líneas de fuga.
Jesús García Leoz compone una pieza titulada Sonatina que sirve de leitmotiv estructural al episodio del músico. Es el punto álgido de la partitura, en la que también destaca la canción que Lola canta en el episodio del marino. Como del Amo, Mariné y Mur Oti, García Leoz no parece, a priori, el hombre más adecuado para militar en las filas de Sagitario. Músico de formación clásica, discípulo de Joaquín Turina, ya durante la República ha hecho sus pinitos en la industria cinematográfica. Sierra de Ronda (Florián Rey, 1933) y el documental de largo metraje Nuevas rutas (Adolf Trotz, 1934) han sido sus primeras incursiones en dicho campo, que se prolongan durante la contienda con la sonorización de películas de propaganda producidas por el Estado Mayor Central y la División de El Campesino, entre cuyos realizadores se encuentran el propio Del Amo y Arturo Ruiz Castillo. En noviembre de 1936 se afilia al Partido Comunista y unos meses después se alista como voluntario en el ejército de la República, lo que provocará su encarcelamiento durante seis meses en 1940. Finalmente, y gracias a la mediación de Turina, su caso es sobreseído y puede volver a su actividad principal. Más de un centenar de películas figuran en su filmografía desde este momento hasta su prematura muerte en 1953. (111) [...]
111. CELAYA ÁLVAREZ, Laura, Jesús García Leoz: Un legado interrumpido (1904-1953), Pamplona, Gobierno de Navarra, 2018, p.73.
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