LA MIRADA INFANTIL:
ADAPTACIONES CINEMATOGRÁFICAS
DE LA NARRATIVA DE DELIBES
Carmen Becerra Suárez
En el amplio y variado repertorio de personajes que puebla las obras de Miguel Delibes, ocupan, como reiteradamente destaca la crítica, un lugar destacado los niños, algunos de los cuales se alzan además con el papel de protagonistas de la historia. La infancia, sin lugar a duda, junto con la naturaleza y la muerte, son los grandes temas del autor como, entre otros, señala José Ramón González (1) cuando afirma que, vista en su conjunto, la obra de Delibes
se ofrece como el resultado de un sostenido impulso creativo que ha sabido conciliar la fidelidad a unas preocupaciones temáticas presentes desde sus primeros pasos novelísticos –y reflejo ajustado de las permanentes inquietudes existenciales del escritor (muerte, infancia, naturaleza y prójimo son motivos que se repiten insistentemente en sus obras y así lo ha recordado el propio escritor en más de una ocasión)– con las innovaciones técnicas y estilísticas de quien no ha renunciado nunca a ensayar nuevas fórmulas narrativas para comunicar con mayor eficacia sus preocupaciones y su visión personal de la realidad y del mundo que le rodea.
1. González, José Ramón, “Miguel Delibes: los caminos de un novelista” en Miguel Delibes, homenaje académico y literario, VV.AA., Universidad de Valladolid: Junta de Castilla y León, 2003, p.44.
La narrativa de Delibes ha tenido una larga y fecunda relación con el llamado séptimo arte (2) y son varias las razones que se pueden aducir para justificar este romance. Entre otras, cabe recordar aquí el interés del escritor por este medio artístico, reflejado tanto en sus escritos sobre cine como en las críticas cinematográficas que publicaba firmando con sus iniciales, MDS, en El Norte de Castilla, periódico del que fue caricaturista, columnista, subdirector y finalmente director (1958-1963). Pero además, como subraya Ángel Fernández Santos:
todos los guionistas y directores de las películas de Delibes […] coinciden en el reconocimiento de que esa especificidad cinematográfica de sus relatos es tan nítida y poderosa que prefigura, sin necesidad de distorsiones violentas del texto original, los resultados de su visualización. Es una manera de decir que hay cine dentro de su prosa. (3)
Afirmación que comparten la gran mayoría, por no decir la totalidad, de quienes analizan esta vertiente de su obra literaria.
2. Aparte de las adaptaciones al cine y TV de sus novelas, han de tenerse en cuenta otras formas de presencia del autor vallisoletano en la gran pantalla. Así, por ejemplo, para la serie Conozca usted España, emitida en 1966, César Ardavín dirige el documental Por Tierras de Valladolid, con guion de Delibes; en 1981, Adolfo Dufour realiza Valladolid y Castilla, de cuyo guion es autor en colaboración con Delibes, espacio que forma parte del programa documental titulado Esta es mi tierra, y fue emitido el 15 de junio de 1983 por la primera cadena de TVE; en 1981, Josefina Molina estrena Función de noche (1981) película basada en la versión teatral de la novela Cinco horas con Mario (1979).
3. FERNÁNDEZ SANTOS, Ángel, “Miguel Delibes asiste a la reconstrucción de su largo idilio con el cine”, El País (26-10-1993), <https://elpais.com/diario/1993/10/26/cultura/751590001_850215.html> [consulta: 28-07-2020].
Dejando al margen cuentos o narraciones breves, las novelas del escritor vallisoletano que han sido adaptadas al cine (4) y cuyo protagonista es un niño son cuatro: La sombra del ciprés es alargada (1948), El camino (1950), Las ratas (1962) y El príncipe destronado (1973). A ellas voy a dedicar mi atención en las páginas que siguen, si bien me detendré fundamentalmente en El camino, la primera que fue llevada a la gran pantalla y años después adaptada al formato televisivo como serie; la existencia de dos versiones audiovisuales me permitirá examinar las diferencias y semejanzas que se producen en el relato y sus posibles interpretaciones, no tanto por el estilo o la corriente a la que puedan adscribirse sus realizadoras –Ana Mariscal y Josefina Molina, respectivamente–, aspectos sin duda de gran interés y relieve, como por las exigencias o necesidades que el propio formato al que se adapta requiere [...]
4. Recordemos cuales son: El camino, dirigida por Ana Mariscal en 1966 (y por Josefina Molina en 1977, para una miniserie de TVE); Cayetano Luca de Tena realizó En una noche así, cuento homónimo de Delibes, emitido por la segunda cadena de TVE, en 1968; en 1974 José Antonio Páramo dirige la versión cinematográfica de La mortaja, basada en una novela corta del mismo título, que solo pudo verse en la segunda cadena de TVE en 1993 por problemas de censura; Antonio Giménez-Rico rueda en 1976 Retrato de familia, adaptación de la novela Mi idolatrado hijo Sisí; y diez años más tarde, 1986, El disputado voto del señor Cayo; Mario Camus realiza en 1983 Los santos inocentes, probablemente la mejor de las adaptaciones de novelas delibesianas hasta la fecha; La guerra de papá dirigida por Antonio Mercero en 1977, es adaptación de la novela El príncipe destronado; y en 1988 adapta el cuento El tesoro; Luis Alcoriza, en 1990, lleva al cine La sombra del ciprés es alargada; en 1997, Antonio Giménez rico adapta la novela Las ratas; un año más tarde, Francesc Betrui dirige Una pareja perfecta (1998), basada en la novela Diario de un jubilado; por último y también en 1998, Yolanda Gil, dirige el cortometraje La mortaja. Falta en esta relación su última novela, El Hereje, cuyo trasvase al cine por el recientemente fallecido José Luis Cuerda fue anunciado por el director de la SEMINCI, Fernando Lara, en la edición del 2001, anticipando, además, que el rodaje comenzaría en primavera, pero nunca llegó a producirse.
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