EL MUNDO DESDE ABAJO
Victoria Aranda Arribas
Los niños han frecuentado la gran pantalla desde el nacimiento del cinematógrafo: frente a la impostura de los adultos, los hijos y sobrinos de los Lumière protagonizan sus películas caseras con envidiable naturalidad. Tanto es así que podemos considerar la infancia como uno de los temas favoritos de los hermanos de Lyon. La cámara es testigo de los primeros pasos de estos encantadores chiquillos, de sus deliciosas meriendas y sus juegos revoltosos (Figuras 1-4).
Figuras 2, 3 y 4
Así pues, la infancia del cine se alió con la nuestra, dando lugar a numerosos títulos en los que los niños resultan una figura clave. Bastará pensar en El chico (The Kid, Charlie Chaplin, 1921), sin duda una de las cintas más recordadas de Charlot. Pero nueve años antes, Alice Guy-Blaché, la primera mujer que dirigió una película y pionera de la narración fílmica, rodó Falling Leaves (1912). Libremente inspirado en el relato The Last Leaf (The Trimmed Lamp and Other Stories, 1907) de O. Henry, este cortometraje muestra el drama de una familia cuya hija mayor, Winifred (Marian Swayne), cae enferma de tuberculosis. Si bien no se trata de un episodio original en una motion picture, Guy-Blaché fue un paso más allá al situar el foco sobre Trixie (Magda Foy), la hermana pequeña: el doctor informa de que Winifred morirá antes de que caiga la última hoja de otoño –pues sería un milagro que llegara al invierno– la pequeña lo escucha y decide recoger las hojas de su jardín y volver a colgarlas de las ramas para retrasar la muerte de Winifred (Figura 5). Al día siguiente, un nuevo médico llega para reconocer a la enferma y le administra un suero que le devolverá la salud [...]
Figura 5
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