[...] La Rochefoucauld escribió hacia el final del Retrato que hizo de sí mismo en 1658: «No obstante, aunque yo domine bastante bien mi lengua, tenga una memoria bastante buena y no piense las cosas de un modo demasiado confuso, me dejo dominar de tal manera por mi aflicción que con frecuencia expreso mal lo que quiero decir».
En el fondo de la psique, dice, hay algo que, incluso en medio la felicidad, aflige.
El curioso nombre del alma, según La Rochefoucauld, es una palabra tan hermosa como chagrin. (2)
Se trata de una palabra antigua que procede del ducado de Borgoña y que designaba una piel dura que se usaba para pulir, para limar, y que ha acabado siendo una pena que corroe.
Un poso que se asienta en el fondo de experiencia.
Un núcleo de lo no-dicho que oprime el corazón.
Una frustración o una pena que no puede expresarse en la lengua de todos y que envenena.
Algo que se dice muy mal y cuya expresión no genera alegría.
2. El autor emplea la palabra francesa chagrin, en referencia al escritor francés La Rochefoucauld, y que en castellano puede traducirse como «aflicción», «pena», «sufrimiento», «dolor». (N. de la T.)
Hay una llave que nunca se atasca. Se trata de la llave que abriría el origen. La llave de la habitación prohibida. La llave que entreabriría el espacio donde tuvo lugar la escena de la cual nuestro cuerpo es fruto. No sabemos si está manchada de semen o de sangre. Siempre dudamos. Extraño pegamento que pega de forma perpetua. A La Rochefoucauld no le complacía la amistad. Es aburrida cuando se ha conocido el amor, dijo. Todas las cosas deben volver del antiguo mundo como empapadas por la viscosidad sexual. Solo el amor enardece los vínculos entre la mujer y hombre. De repente una confianza loca y un temor implacable hacen que se unan uno al otro; se atraen, se abrazan fuerte, se aman.
Algo se amolda a la piel en la emoción violentísima del amor, algo que es sin duda otro cuerpo, que no ve sobre sí mismo nada que no sea él mismo [...]
En el fondo de la psique, dice, hay algo que, incluso en medio la felicidad, aflige.
El curioso nombre del alma, según La Rochefoucauld, es una palabra tan hermosa como chagrin. (2)
Se trata de una palabra antigua que procede del ducado de Borgoña y que designaba una piel dura que se usaba para pulir, para limar, y que ha acabado siendo una pena que corroe.
Un poso que se asienta en el fondo de experiencia.
Un núcleo de lo no-dicho que oprime el corazón.
Una frustración o una pena que no puede expresarse en la lengua de todos y que envenena.
Algo que se dice muy mal y cuya expresión no genera alegría.
2. El autor emplea la palabra francesa chagrin, en referencia al escritor francés La Rochefoucauld, y que en castellano puede traducirse como «aflicción», «pena», «sufrimiento», «dolor». (N. de la T.)
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Hay una llave que nunca se atasca. Se trata de la llave que abriría el origen. La llave de la habitación prohibida. La llave que entreabriría el espacio donde tuvo lugar la escena de la cual nuestro cuerpo es fruto. No sabemos si está manchada de semen o de sangre. Siempre dudamos. Extraño pegamento que pega de forma perpetua. A La Rochefoucauld no le complacía la amistad. Es aburrida cuando se ha conocido el amor, dijo. Todas las cosas deben volver del antiguo mundo como empapadas por la viscosidad sexual. Solo el amor enardece los vínculos entre la mujer y hombre. De repente una confianza loca y un temor implacable hacen que se unan uno al otro; se atraen, se abrazan fuerte, se aman.
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Algo se amolda a la piel en la emoción violentísima del amor, algo que es sin duda otro cuerpo, que no ve sobre sí mismo nada que no sea él mismo [...]
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