Chicas y pistolas:
Josef von Sternberg en los '50
Jaime Pena
Una aventura en Macao
La filmografía de Josef von Sternberg en los años cincuenta es mucho más confusa de lo que pudiera parecer inicialmente, delatando la precariedad de sus trabajos y su definitiva pérdida de peso en la industria de Hollywood; una continuación de lo que ya venía sucediendo desde que terminara su ciclo de películas con Marlene Dietrich para la Paramount, lo que supondrá el anticipado fin de su carrera. Esta filmografía oficial la componen tres películas, fechadas como sigue: Una aventura en Macao (Macao, 1952), Anatahan/The Saga of Anatahan (1953) y Amor a reacción (Jet Pilot, 1957). Sin embargo, la realidad es mucho más complicada: Amor a reacción se había rodado en 1951 y cuando se estrene, más de seis años después, lo hará con metraje de aviación añadido y con un nuevo formato de proyección; tras ser despedido Von Sternberg, Una aventura en Macao pasará por las manos de distintos directores, entre ellos Nicholas Ray, responsable del montaje final, aunque sin ser acreditado; mientras, las peripecias de la última película rodada por Von Sternberg son de otra índole: conocida indistintamente como Anatahan o The Saga of Anatahan (o como The Last Woman on Earth en un reestreno posterior), en 1958 el propio cineasta le añadirá planos rodados ex profeso, conformando el que puede considerarse como montaje definitivo de la película.
Tanto a Amor a reacción como a Una aventura en Macao, Von Sternberg apenas les dedica cuatro párrafos de sus memorias. Sobre la primera en rodarse, Amor a reacción, sus comentarios se centran principalmente en una prueba a la que se vio obligado a presentarse junto a otros directores. Sus palabras traslucen resentimiento, una clara herida en su orgullo: “Me vi obligado a someterme a una prueba en la que debía demostrar que seguía capacitado para ejercer mi profesión. (…) Dejando fuera del debate mi talento, me resultó interesante tener tan curiosa propuesta como prueba, más de mi carácter que de mis aptitudes, y me presté a ello.” Para acabar concluyendo que “Mi trabajo duró siete semanas y vio la luz siete años más tarde”. (1)
1. VON STERNBERG, Josef, Diversión en una lavandería china. Memorias, Madrid: Ediciones JC Clementine, 2002, pp.234-235.
Amor a reacción es una producción de Howard Hughes y, como tal, debe considerarse uno de sus característicos caprichos que conjuntaban dos de sus aficiones: la aviación y las mujeres, en este caso su nuevo descubrimiento, Janet Leigh, a las que se podría añadir una tercera, su feroz anticomunismo. Los créditos son muy explícitos a este respecto al presentarnos a sus protagonistas: John Wayne, Janet Leigh y “United States Air Force”. Hughes ya había realizado alguna que otra película sobre la aviación y esta nueva producción, como nos cuenta John Baxter (2), no sería sino una adaptación a los tiempos de los vuelos a reacción, justo cuando se intentaba romper la barrera del sonido (de hecho la película contó con la colaboración de Chuck Yeager, el piloto que retrataría Tom Wolfe en Lo que hay que tener [The Right Stuff, 1979] y Philip Kaufman en su adaptación cinematográfica de 1983, titulada en España Elegidos para la gloria). No sin múltiples problemas con los actores, el rodaje se prolongó desde diciembre de 1950 a mayo de 1951, si bien la película acabaría almacenada y, tras pasar por varias manos para acabar de nuevo en las de Hughes, se estrenaría por fin en septiembre de 1957, con nuevas escenas aéreas y readaptando su ratio a la nueva moda de las películas panorámicas.
2. BAXTER, John, Von Sternberg, Lexington, Kentucky: The University Press of Kentucky, 2010 (Kindle Edition), s/p. La mayoría de la información sobre la producción está sacada de esta biografía.
Es probable que la vinculación de Von Sternberg con esta película tenga un único culpable, Jules Furthman, el guionista de muchas de las películas de su primera etapa, ahora productor de la RKO a las órdenes de Howard Hughes y de nuevo guionista de esta Amor a reacción en la que a duras penas podemos encontrar ecos, no tanto de Marruecos (Morocco, 1930) o El expreso de Shanghai (Shanghai Express, 1932), ambas escritas por Furthman, como de Fatalidad (Dishonored, 1931), en la que Marlene Dietrich interpretaba a una espía, X-27, capaz de traicionar a su país por amor. Amor a reacción es también una película de espías o, rizando el rizo, una película de aviadores que son también espías; espías un tanto improbables, en el caso del personaje que interpreta John Wayne, el coronel Jim Shannon, y más característico el de Janet Leigh, la teniente Anna Marladovna. Y es una producción que debe mucho a su ambiente, el de la Guerra Fría, que se había ido acrecentando a medida que transcurría su rodaje y llegaba su tardío estreno, un escenario en estricto presente en el que no tiene cabida el exotismo de aquellas localizaciones coloniales de los años treinta, por más que Von Sternberg siempre parezca tentado por las ambientaciones lejanas. Efectivamente, Amor a reacción se inicia en Alaska, para trasladarse luego a California y otros estados norteamericanos y viajar también a Siberia. Es de hecho el breve excurso siberiano lo que permite acrecentar la parodia soviética (una URSS en la que todos hablan inglés: qué lejos los tiempos del multilingüismo de Marruecos o El expreso de Shanghai) y las carencias a las que el régimen somete a sus ciudadanos. Cuando le surge la posibilidad de regresar a su país, Anna se apresura a recoger una de las prendas con las que la ha agasajado su marido: “¿Crees que voy a regresar a Rusia sin ese camisón?”. Incluso su final, la inevitable fuga de los Shannon a Estados Unidos, parece motivado antes por el deseo de Anna de comerse un buen filete que por el amor que pueda sentir por su marido [...]
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