Pilar Reyes, directora editorial de Penguin Random House Grupo Editorial
(PRHGE): “Los libreros quieren novedades fuertes para la reapertura,
están ilusionados con que lleguen libros potentes que hagan que la gente
se acerque a las librerías, pero no vamos a colapsar el canal con los
libros que no hemos podido sacar [...] Sabemos que en el futuro inmediato el formato clásico no es posible y eso nos obliga a reflexionar mucho”.
Diego Moreno, director y fundador de Nórdica Libros: “Soy consciente de que venderé menos, de que el libro no tendrá el
recorrido deseable y que merecería, pero no podemos salir ahora con
títulos que no sean potentes; a las librerías hay que darles lo que
puedan vender bien; si no, ni los comprarían ellos ni los clientes”.
Luis Solano, creador de Libros del Asteroide: “[Los libros] Han de ser buenos, pero no difíciles, atemporales, que atrapen y que no
sean demasiado complejos de comunicar, pero aun así, su vida será peor”.
Silvia Sesé, editora de Anagrama: Vamos a utilizar las ganas de la gente de que se muevan las cosas, de entrar en las librerías”.
“Los libreros serán más conservadores por partida doble: comprarán menos
cantidad y solo lo que sepan que puede tener salida para ellos”, apunta
Solano, que teme que mayo se convierta en “un mes con devoluciones muy
potentes”. “Todos contamos con que mayo será un mes terrible para eso”,
sostiene Moreno. “Estamos intentando evitar que la devolución se
convierta en un método de los libreros para no pagar las facturas;
preferimos posponer los vencimientos que incrementar las devoluciones”,
plantea Martí Romaní, presidente del Gremio de Distribuidores de
Publicaciones de Cataluña y miembro de la patronal estatal, sector donde
ya trabajan “un 95%, aunque aún con bastante servicio mínimo”. En esas
negociaciones jugará mucho la musculatura editorial: “Los grandes grupos
pueden dejarle todo al librero sin que pague nada en todo el año; o
hasta pueden no sacar nunca un libro del almacén o no publicarlo jamás;
para nosotros, es imposible”, dice Moreno, que ha trasladado el 15% de
su programación prevista a 2021. Son otras dimensiones: solo Grupo
Planeta tiene un servicio medio de 200 novedades al mes. “Los títulos se
reajustan en función de múltiples variables que van desde lo que
permita su contrato a las mejores condiciones para una campaña de
marketing; mayormente, cambiarán de mes y los menos, saltan a 2021”,
apunta Jesús Badenes, director general de la División Libros de Planeta,
que asegura que los títulos que ya están publicados “no se quedarán en
los almacenes por compromiso y respeto con todos”, mientras garantiza
que en su grupo “seremos todo lo prudentes que haya que ser en las
tiradas para evitar una devolución alta”.
“Muchas librerías y distribuidoras no van a cerrar en agosto, fuera de
momentos puntuales”, apunta Romaní, con lo que los libros lanzados en
junio y julio tendrán un mayor recorrido que otros veranos.
“Habitualmente proponemos lecturas para el verano a partir de abril y
mayo. Este año lo vamos a hacer también en junio y julio. Las fechas
hasta el momento son provisionales porque nos estamos adaptando
continuamente a la evolución de la desescalada”, asegura Juan Díaz,
director editorial de PRHGE y coordinador del área de América Latina, el
otro gran mercado de las editoriales en español, que se encuentra en
una crisis similar.
[Los subrayados son nuestros]