Historia de un olvido, crónica de una desconsideración
La obra de Víctor Erice no es muy musical. O eso parece. O, dicho de otro modo, la música en la obra de Víctor Erice es una cuestión, en primer lugar, prácticamente inabordada por los estudios académicos hasta la fecha, y, en segundo lugar, prácticamente inadvertida, tanto por los estudiosos y expertos, como por el público en general. De hecho, el mero planteamiento de la cuestión sorprende al conversador interesado en la obra del cineasta. El recuerdo de los filmes del director vizcaíno está generalmente instalado en el espectador sin apenas presencia del componente musical.
Michel Chion ha demostrado, en sus experimentos sobre el falso recuerdo que generan los espectadores sobre los filmes, que el recuerdo sobre las músicas presentes en las películas se genera muy fuertemente connotado por la impresión dramática que la escena en cuestión haya dejado, de manera general, en el espectador. (1) Así, de la misma manera que una escena impregnada dramáticamente de un valor de esperanza o salvación para el protagonista, se recuerda con una música alegre, de armonías abiertas (2), ligera, habría que plantearse, en esta clave de análisis, qué tipo de sensaciones operan sobre las películas de Víctor Erice para generar un recuerdo que oscila entre lo silencioso y lo poco musical.
1. CHION, Michel, La audiovisión, Barcelona: Paidós, 1993, p.148.
2. Por armonía abierta entendemos aquella en la que las notas del acorde tienen una separación tonal amplia. KENNEDY, Michael, The Oxford dictionary of music, Oxford: Oxford University Press, 2006, p.637.
Algunos autores hablan sobre cierta música silenciosa presente en las películas del director vasco; otros, de una musicalidad intangible. En otro orden de análisis, se habla de un cine que aspira a convertirse en música. Nosotros trataremos de desentrañar las causas y las implicaciones de estas circunstancias, que, como veremos, se manifestarán en algunas ocasiones de manera paradójica.
Esta notable situación de ignorancia, o inapreciación, del componente musical en la obra objeto de estudio, deviene en inexistencia cuando se aborda el segundo enfoque sobre el que trabajaremos, el de la praxis fílmica del director. Tal es así, que el mismo Víctor Erice es el primero en no ser consciente, ni del elevado grado de utilización, ni de la trascendencia metodológica, que la música ha ido adquiriendo en sus filmes a lo largo de su carrera. ¿Cómo podemos explicar tan sutancial desconsideración hacia algo tan notorio, tanto material como expresivamente, como la música? [...]