Botonera

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25.2.20

III. "EL NUEVO CINE CHECO. REVOLUCIÓN CINEMATOGRÁFICA EN LOS '60", Cristina Gómez Lucas, Shangrila 2020





Contexto histórico-político de Checoslovaquia



Alexander Dubček


Checoslovaquia nació en 1918 como consecuencia de los cambios que sufrió el mapa europeo al término de la I Guerra Mundial. Se constituyó mediante la fusión de los antiguos territorios checos, el antiguo núcleo industrial del imperio de los Habsburgo y zonas rurales de Rutenia y Eslovaquia que pertenecieron en el pasado a Hungría. Hobsbawm (1995) apunta la incoherencia del proyecto de reestructuración europea en relación a este país: 

No había precedente histórico ni lógica posible en la constitución de Yugoslavia y Checoslovaquia, que eran construcciones de una ideología nacionalista que creía en la fuerza de la etnia común y en la inconveniencia de constituir estados nacionales excesivamente reducidos (p.41).

A pesar de ello, Checoslovaquia demostró solidez como país hasta la invasión nazi en 1938. Hobsbawm define Checoslovaquia durante el periodo de entre guerras como “la única democracia auténtica de la Europa Centrooriental” (p.146). Checoslovaquia había demostrado una fuerte tradición comunista ya mucho antes de la II Guerra Mundial. El Partido Comunista nació en 1921 y su popularidad fue creciendo a un ritmo acelerado. En 1925 ya se había convertido en el segundo partido más importante del país. Klement Gottwald asumió el liderazgo en 1931 y el número de afiliados continuó creciendo. 

La frágil paz de Versalles comenzó a quebrarse con las invasiones en la década de los treinta. Rompiendo los Acuerdos de Munich, las tropas alemanas dividieron Checoslovaquia en 1938 para terminar con la ocupación del país en marzo del año siguiente. Tras la II Guerra Mundial, se acuerda en las Conferencias de Yalta que el país pase a pertenecer a la órbita de la URSS, cuya presencia física terminó a finales del verano de 1945 con la marcha del Ejército Rojo. Recordemos que la población checoslovaca, a diferencia de los rusos y otras nacionalidades vecinas, concebía la democracia como derecho, es decir, no era una novedad sino algo que se daba por sentado gracias a la estabilidad lograda en el periodo de entreguerras. En unas elecciones libres celebradas en 1946, el Partido Comunista se convirtió en el más fuerte y formó un gobierno de coalición respaldando ideales democráticos y nacionalistas. Así transcurrió hasta 1948, cuando el Partido Comunista dio un golpe de Estado imponiendo un modelo centralizado y eliminando al resto de las fuerzas políticas.

Peter Hames (2005) señala una serie de factores a tener en cuenta para comprender la represión estalinista que sufrió el país posteriormente. Dichos factores son tomados de Jiří Pelikán, miembro del Comité del Partido y director del servicio de televisión pública, quién apuntó el hecho de que Checoslovaquia se distinguía del resto de países del Este liberados por la Unión Soviética principalmente en dos rasgos:

La existencia (ya antes mencionada) de un Partido Comunista legal mucho antes de la contienda.

La presencia de una clase obrera con una tradición revolucionaria y democrática. Además no había ya presencia militar soviética.

Como explica Hames, fueron sus enormes posibilidades para un desarrollo independiente lo que intensificó la represión soviética en el país. Numerosos políticos fueron condenados y ejecutados. Se inició también una brutal depuración de los no comunistas; miles de funcionarios fueron destituidos y millares de estudiantes fueron expulsados de las universidades. Durante los años en los que gobernó Gottwald, en plena etapa estalinista, se sucedieron numerosos procesos judiciales contra los `enemigos´ del sistema comunista. Estas causas provocaron el debilitamiento de la imagen del gobierno y dieron pie a un nuevo cambio en la cabeza del Partido. En el año 1951 Antonín Novotný, quien contaba con el apoyo incondicional de Stalin, fue nombrado Secretario General del Comité Central del Partido Comunista y, seis años más tarde, subió a la presidencia de la República Checoslovaca. 

En 1953 muere Stalin y tras el discurso de Nikita Kruschev en el XX Congreso del Partido Soviético en 1956, comienzan las reformas. Sin embargo, tal y como señala Peter Hames, estas no fueron acogidas en Checoslovaquia con tanto entusiasmo como en los países vecinos ya que los intentos anteriores de reformas habían sido completamente aplastados. La política se suavizó y, poco a poco, los presos políticos fueron liberados. Antonín Novotný se encargó de reprimir muchos de los intentos reformistas en el ámbito de la cultura. La censura alcanzó, por supuesto, al mundo del cine y parte significativa de la obra de autores pertenecientes a la Primera Ola (antecedente fundamental de la Nová Vlna) fue prohibida y destruida. En el siguiente apartado veremos con detalle como todo este contexto histórico-político afectó al mundo artístico, en particular a la cinematografía checa, y sobre todo como se fue propiciando el germen que asentaría las bases necesarias para el nacimiento de este movimiento. Tengamos siempre muy presente que su naturaleza queda circunscrita de forma indisoluble a su propio contexto histórico. Continuemos con ese análisis histórico que permitirá posteriormente profundizar en el entendimiento de la Nová Vlna.

En 1960 se promulgó una nueva constitución que convirtió a Checoslovaquia en república socialista. Parecía que ya no había tanta necesidad de estricta vigilancia y, poco a poco, las medidas se relajaron. Comenzaron a criticarse muchas de las pautas del realismo socialista por parte sobre todo de los intelectuales y estudiantes. Con pequeños avances y algunos retrocesos, la culminación de las reformas alcanza su máximo esplendor en la llamada Primavera de Praga, con Alexander Dubček al frente del Partido. El eslovaco fue elegido Presidente de la República y se esforzó por lograr una democracia plena, liberal y humana, lo que se ha traducido por un socialismo de `rostro humano´. Esto desembocó en el periodo más liberal de la historia de país. 

Veamos con más detenimiento estos años comprendidos en la década de los sesenta ya que el Nuevo Cine checo se enmarca precisamente en este periodo. Entre 1962 y 1963 las medidas restrictivas cedieron y la censura disminuyó temporalmente. Esta nueva situación propició un cierto renacimiento de la vida intelectual. Comenzaron a oírse voces muy significativas de los diferentes ámbitos de la creación artística, por ejemplo, Milan Kundera y Josef Škvorecký en literatura o Miloš Forman, Věra Chytilová y Jiří Menzel en el cine. 

Las sucesivas contraofensivas de la dirección ideológica del Partido (entre 1964 y 1967) fracasaron en su intento de detener y encarcelar a los intelectuales. El Presidente, Novotný, se vio frenado por la oposición de los reformadores que luchaban por eliminar las restricciones de libertad severamente impuestas en el pasado. Un año antes de la invasión de las tropas, el creciente desgaste de las directrices de Novotný era ya un hecho más que evidente. En diciembre del mismo año, en el pleno del Comité Central, la conjunción de oponentes sustituyó a Novotný, quien se había quedado solo. Este soñaba con un golpe de Estado por parte del ejército pero fue incapaz de hallar la ayuda necesaria. Por el contrario, el 5 de enero de 1968, fue sustituido en su cargo de Primer Secretario por el eslovaco Alexander Dubček, aunque siguió siendo el Presidente de la república. Se inicia entonces un periodo de amplias reformas que generaron una atmósfera de libertad hasta entonces olvidada, lo que se conoce como la Primavera de Praga.


La Primavera de Praga 

La Primavera de Praga fue la culminación del espíritu libertador por fin materializado tras la dura opresión estalinista que venía sufriendo el país en los años posteriores a la Guerra. 



Oratorio for Prague (Jan Nemec, 1968)


Si bien las reformas que afectaron al mundo artístico, en especial al cine, y también a la literatura ya que esta supone una fuente fundamental para el mismo, serán estudiadas en el apartado correspondiente a la tradición cinematográfica checa, conviene matizar el desarrollo de las circunstancias primordialmente políticas que durante esta etapa tuvieron lugar. Las palabras de Carlos Fuentes (2005) son una perfecta introducción:

La Primavera de Praga no combatía al sistema comunista. Lo humanizaba, lo democratizaba y lo socializaba. Todo ello, capítulo por capítulo y en su conjunto, era anatema para los gobernantes del Kremlin, empeñados, simultáneamente, en mantener los dogmas del totalitarismo estalinista y la unidad, bajo la dirección de Moscú, de los países satélites del Pacto de Varsovia (p.14).

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