Botonera

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20.12.19

XVI. "LA ALAMEDA DEL FIN DEL MUNDO. MEMORIA Y EXTRAVÍOS", Miguel Borrego, Shangrila 2019




En La alameda del fin del mundo...



Miguel Borrego, Katabasis, 2017




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“La mirada inspirada y prohibida destina a Orfeo a perderlo todo, y no sólo a sí mismo, no sólo a la seriedad del día, sino la esencia de la noche: esto es seguro, es sin excepción. La inspiración expresa la ruina de Orfeo y la certeza de su ruina y, en compensación, no promete el éxito de la obra como tampoco afirma en la obra el triunfo ideal de Orfeo ni la supervivencia de Eurídice. La obra está tan comprometida por la inspiración como Orfeo amenazado. En ese instante ella alcanza un punto de extrema incertidumbre. Por eso, tan a menudo y con tanta fuerza resiste a lo que la inspira. Por eso también se protege diciéndole a Orfeo: sólo me conservarás si no la miras. Pero, justamente, Orfeo debe realizar este movimiento prohibido para llevar la obra más allá de aquello que la garantiza, lo que sólo puede cumplir olvidando la obra arrastrado por un deseo que viene de la noche, que está unido a la noche como su origen. En esa mirada la obra está perdida. Es el único momento en que se pierde absolutamente, en que se anuncia y se afirma algo más importante que la obra, más despojado de importancia que ella. Para Orfeo la obra es todo, a excepción de esa mirada deseada en la que ella se pierde, de modo que también es sólo en esa mirada que puede trascenderse, unirse a su origen y consagrarse en la imposibilidad.

[…]

Todo se hunde entonces para Orfeo en la certeza del fracaso donde, en compensación, sólo queda la incertidumbre de la obra, porque, ¿acaso la obra existe alguna vez? Aun ante la obra maestra más evidente, en la que brillan el resplandor y la decisión del comienzo, también estamos frente a algo que se apaga, obra que de pronto se vuelve invisible, que no está, que no estuvo nunca. Este brusco eclipse es el lejano recuerdo de la mirada de Orfeo, es el regreso nostálgico a la incertidumbre del origen”.



Maurice Blanchot, El espacio literario