La necesidad de ruptura
En torno a la muñeca amante en Tamaño natural
(Luis García Berlanga, 1974)
En torno a la muñeca amante en Tamaño natural
(Luis García Berlanga, 1974)
[...] Tamaño Natural (Grandeur Nature en su título original) es una isla en su filmografía. El leitmotiv no cambia pero el enfoque es distinto. Si sus filmes precedentes abordaban la voluntad frustrada del individuo desde un diálogo coral con las fuerzas externas que lo someten, ahora el diálogo es con el individuo, explorando sus pulsiones, sus anhelos, sus turbaciones: “Por primera vez yo creo que me agarré a las relaciones de un hombre, no de la sociedad, sino de él mismo”. El relato pasa así de la extraversión a la introversión. Antes se acercaba al personaje desde fuera, con el foco puesto en la sociedad, y ahora lo hace desde dentro, con el foco puesto en el universo interno y contradictorio del individuo. Con este desplazamiento del enfoque narrativo, el guion de Berlanga y Azcona –traducido al francés por Jean-Claude Carrière– acierta a explorar la temática berlanguiana desde un aspecto hasta entonces inédito en su cine: la imposibilidad del individuo de romper con la sociedad, de liberarse de su yugo, porque el enemigo también lo tenemos dentro. Aparece así un protagonista activo, cuyo agency contrasta con sus protagonistas anteriores, todos víctimas de sus circunstancias, esos que poco o nada sabían hacer contra el “enemigo”. Michel es más resabiado, ya ha caído víctima de la sociedad, de sus trampas, y ahora se rebela contra ella. Con este giro del personaje, el espectador se ve desplazado, ya no es el observador externo, distante y compasivo sino que ahora ocupa una incómoda y subjetiva cercanía con el personaje. La puesta en escena también pasa del plano secuencia a la descomposición del personaje en el encuadre. La manipulación del punto de vista narrativo fuerza una intimidad desagradable que nos convierte en testigos/cómplices involuntarios de su universo íntimo, uno que no necesariamente compartimos, porque para eso es el suyo y no el nuestro. Dejamos de ser observadores distantes, movidos a simpatizar con la impotencia de un personaje, porque ahora, posiblemente contra nuestra voluntad, somos juez y parte. Por vez primera en su cine, en este relato no cabe el humor, sólo la burla y la ironía. Ese humor que antes se nutría de todo lo que rodeaba al personaje ahora se contorsiona para poder burlarse de sí mismo. Esta vez no hay distancia. Decía Chaplin que “la vida es una comedia en plano general y una tragedia en primer plano”. Tamaño natural es la única película de Berlanga en primer plano.
Para muchos, Tamaño natural no es más que la historia de un dentista burgués que lo tiene todo y que, sin embargo, movido por un cocktail de fetichismo, parafilia y lujuria burguesa –si acaso una pizca de vaga insatisfacción vital– se compra una muñeca de látex tamaño natural para satisfacer todas las perversiones sexuales que no tienen cabida en su matrimonio. Su decisión acarrea un aislamiento voluntario y progresivo, la muñeca desplaza a su mujer y suplanta su vida social, y Michel, finalmente, alienado y egoísta, desemboca necesariamente en la enajenación y el suicidio. Nada más alejado de la intención del autor. Para Berlanga esta es una historia sobre “la soledad del hombre, su incapacidad para obtener la libertad total. Michel, su protagonista, al sustituir una mujer real por una muñeca, busca establecer una relación que le permita ser como es, sin prohibiciones, sin pautas estatuidas por otros, sin limitaciones de ningún tipo. Busca crear un mundo a la medida de su deseo”. Y aún más, es “la imposibilidad de la soledad en una persona que la quiere ejercer (…) es la historia de un gran fracaso”.
Tamaño natural es la película más autobiográfica de Berlanga. Las pulsiones del protagonista son las suyas, y su intento de ruptura para aunar una soledad liberadora y creativa siempre fue un anhelo del director, que se acrecentó a medida que envejecía: “El supuesto de no hacer nada sería para mí la felicidad más grande, lo que más podría enriquecerme: soy buen mediterráneo. (…) Si hubiera tenido la lucidez de estos últimos años, ni hubiera empezado la carrera. Tenía las suficientes posibilidades económicas, por familia, para haberme encerrado a desarrollar esa gran lucha maravillosa que es el hombre solo contra el universo y la sociedad. Viviría dentro de la burbuja de mi soledad: soy absolutamente feliz solo. En cambio tengo una vida muy social, de amigos, familia e hijos: cumplo mis obligaciones afectivas”. El fracaso de Michel al final del filme evocaría el fracaso del propio Berlanga en su intento de cultivar esa libertad absoluta que tanto ansiaba, y que sólo disfrutó de forma intermitente. Tamaño natural es “el deseo de llegar a la realidad por la imaginación” [...]
Para muchos, Tamaño natural no es más que la historia de un dentista burgués que lo tiene todo y que, sin embargo, movido por un cocktail de fetichismo, parafilia y lujuria burguesa –si acaso una pizca de vaga insatisfacción vital– se compra una muñeca de látex tamaño natural para satisfacer todas las perversiones sexuales que no tienen cabida en su matrimonio. Su decisión acarrea un aislamiento voluntario y progresivo, la muñeca desplaza a su mujer y suplanta su vida social, y Michel, finalmente, alienado y egoísta, desemboca necesariamente en la enajenación y el suicidio. Nada más alejado de la intención del autor. Para Berlanga esta es una historia sobre “la soledad del hombre, su incapacidad para obtener la libertad total. Michel, su protagonista, al sustituir una mujer real por una muñeca, busca establecer una relación que le permita ser como es, sin prohibiciones, sin pautas estatuidas por otros, sin limitaciones de ningún tipo. Busca crear un mundo a la medida de su deseo”. Y aún más, es “la imposibilidad de la soledad en una persona que la quiere ejercer (…) es la historia de un gran fracaso”.
Tamaño natural
Tamaño natural es la película más autobiográfica de Berlanga. Las pulsiones del protagonista son las suyas, y su intento de ruptura para aunar una soledad liberadora y creativa siempre fue un anhelo del director, que se acrecentó a medida que envejecía: “El supuesto de no hacer nada sería para mí la felicidad más grande, lo que más podría enriquecerme: soy buen mediterráneo. (…) Si hubiera tenido la lucidez de estos últimos años, ni hubiera empezado la carrera. Tenía las suficientes posibilidades económicas, por familia, para haberme encerrado a desarrollar esa gran lucha maravillosa que es el hombre solo contra el universo y la sociedad. Viviría dentro de la burbuja de mi soledad: soy absolutamente feliz solo. En cambio tengo una vida muy social, de amigos, familia e hijos: cumplo mis obligaciones afectivas”. El fracaso de Michel al final del filme evocaría el fracaso del propio Berlanga en su intento de cultivar esa libertad absoluta que tanto ansiaba, y que sólo disfrutó de forma intermitente. Tamaño natural es “el deseo de llegar a la realidad por la imaginación” [...]