Volver a Pier Paolo Pasolini
¡Ah, mis pies desnudos que caminan
por la arena del desierto!
¡Mis pies desnudos que me llevan
allí donde sólo hay una presencia única
y donde nada me ampara de ninguna mirada!
¡Mis pies desnudos
que han escogido un camino
que yo sigo como en una visión
de los padres que construyeron, en el 20,
mi villa de Milán y de los jóvenes
arquitectos que la completaron en el 60!
Como ya para el pueblo de Israel y el apóstol Pablo,
el desierto se presenta ante mí
como la única parte de la realidad que es indispensable.
[...]
Ah, mis pies desnudos