Botonera

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14.12.18

II. "GAMIANI O DOS NOCHES DE PASIÓN", Alfred de Musset, Shangrila 2018




Egon Schiele


[...] El fuego se extinguió; le siguió un día azulado, aterciopelado. Me parecía nadar en una luz límpida y dulce, suave como un pálido reflejo de la luna en una bella noche de verano. Y he aquí que, desde el punto más lejano, acudieron a mí, vaporosas, aéreas como un enjambre de mariposas doradas, miríadas infinitas de muchachas desnudas, deslumbrantes de frescura, transparentes como estatuas de alabastro. 
Me lancé al encuentro de las sílfides pero ellas se escaparon, festivas, entre risas. Sus grupos deliciosos se fundían un momento en el azur y luego reaparecían más vívidos, más gozosos, adorables ramilletes de encantadoras figuras que reservaban para mí una sonrisa sutil y una mirada maliciosa.
Poco a poco, las muchachas se eclipsaron. Entonces vinieron hacia mí mujeres en la edad del amor y las pasiones tiernas. 
Unas, vivas, animadas, con mirada de fuego y pechos palpitantes; otras, pálidas e inclinadas vírgenes de Osián. Sus cuerpos frágiles, voluptuosos, se adivinaban bajo la gasa. Parecían morir de languidez, morir de tanto esperar; me abrían sus brazos y se me escapaban todo el tiempo. 
Me agitaba lúbricamente en mi lecho. Me alzaba sobre mis piernas y mis manos, y sacudía frenéticamente mi glorioso príapo. Hablaba de amor, de placer, en los términos más indecentes; mis recuerdos clásicos se mezclaron un instante con mis sueños y vi a Júpiter en llamas y a Juno manipular su rayo; vi todo el Olimpo en celo, en un desorden, una confusión, extraños. Luego asistí a una orgía, una bacanal de infierno: en una caverna sombría y profunda, iluminada por antorchas pestilentes de resplandores rojizos, tonos azules y verdes se reflejaban horrendamente sobre los cuerpos de cien diablos con figura de macho cabrío y gestos grotescamente lúbricos [...]


GAMIANI
Fantasea de maravillas, Alcides; vuestro sueño no desentonaría en un libro... 

ALCIDES
¿Qué quiere usted? Hay que pasar la noche... 
Escuche: lo que sigue es real [...]