Rainer Werner Fassbinder, en su propia voz
Hay que dar rienda suelta a la rabia: sólo dura mientras uno se la guarda, hasta que suelta la agresividad. Por eso hago películas.
Tengo miedo escribiendo, follando, desayunando, me pasa de repente, que me entra miedo.
Fortaleza y debilidad son seguramente lo mismo, esta extraña necesidad de trabajar es sin duda fortaleza y debilidad al mismo tiempo.
La vida sólo está a mano y a disposición de uno cuando acepta la muerte como lo propio de la existencia. Mientras la muerte es tabú la vida no tiene interés. Una sociedad que se basa en la explotación de los seres humanos, tiene que convertir la muerte en tabú. En mi vida ha habido momentos importantes en que mi cuerpo ha comprendido repentinamente que era mortal. Desde entonces, la vida para mí es mucho más divertida. Aunque no siempre lo parezca, como habrá observado alguna vez. Tuve esa historia de los dolores en el corazón. Llegó un punto en que me faltaba el aire y dije okay, trágate todas las pastillas. Y cuando después de explorarme, el médico me dijo que orgánicamente estaba sano, cesó la obsesión. En el plazo de tres días. El cuerpo es realmente algo cruel.
LAUDEAU, Yann, Rainer Werner Fassbinder, Madrid: Cátedra, 2002.
Tengo miedo escribiendo, follando, desayunando, me pasa de repente, que me entra miedo.
Fortaleza y debilidad son seguramente lo mismo, esta extraña necesidad de trabajar es sin duda fortaleza y debilidad al mismo tiempo.
Fassbinder, Rainer Werner, La anarquía de la imaginación, Barcelona: Paidós, 2002.
La vida sólo está a mano y a disposición de uno cuando acepta la muerte como lo propio de la existencia. Mientras la muerte es tabú la vida no tiene interés. Una sociedad que se basa en la explotación de los seres humanos, tiene que convertir la muerte en tabú. En mi vida ha habido momentos importantes en que mi cuerpo ha comprendido repentinamente que era mortal. Desde entonces, la vida para mí es mucho más divertida. Aunque no siempre lo parezca, como habrá observado alguna vez. Tuve esa historia de los dolores en el corazón. Llegó un punto en que me faltaba el aire y dije okay, trágate todas las pastillas. Y cuando después de explorarme, el médico me dijo que orgánicamente estaba sano, cesó la obsesión. En el plazo de tres días. El cuerpo es realmente algo cruel.
De una conversación con Hella Schlumberger, en Fassbinder, Rainer Werner, La anarquía de la imaginación, Barcelona: Paidós, 2002.
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