THE PILLOW BOOK
ANIMALES QUE SE AGITAN COMO LOCOS...
ANIMALES QUE SE AGITAN COMO LOCOS...
Christian Checa Bañuz
Enumeremos algunos nombres: Jorge Luis Borges, Michel Foucault, Sei Shonagon, Peter Greenaway, Jean-Luc Nancy. Así expuestos, pueden no dibujar un espacio de comunidad claro, pero la mera enunciación del conjunto ya propone ese espacio. En este texto trazaremos vínculos, describiremos el itinerario que nos lleva de unos a otros. Sin embargo, antes nos interesa recuperar otra enumeración, aquella que debemos a Borges y su Emporio celestial de conocimientos benévolos, supuesta enciclopedia de origen chino cuyo descubrimiento debemos a un tal doctor Franz Kuhn, personaje de El idioma analítico de John Wilkins. La citada enciclopedia dice que los animales se dividen en a) pertenecientes al Emperador b) embalsamados c) amaestrados d) lechones e) sirenas f) fabulosos g) perros sueltos h) incluidos en esta clasificación i) que se agitan como locos j) innumerables k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello l) etcétera m) que acaban de romper el jarrón n) que de lejos parecen moscas.
Dice de esta enumeración Foucault, en el prólogo de Las palabras y las cosas, que “la monstruosidad que Borges hace circular por su enumeración consiste […] en que el espacio común del encuentro se halla él mismo en ruinas. Lo imposible no es la vecindad de las cosas, es el sitio mismo en el que podrían ser vecinas. […] ¿Dónde podrían yuxtaponerse a no ser en el no-lugar del lenguaje?”. Es decir, parece que la enumeración de Borges pone en evidencia en el seno mismo del lenguaje, de la estructura, del sistema, un espacio de imposibilidad, de delirio, que no viene determinado por la naturaleza de sus partes constitutivas sino, de hecho, por la conjunción de dichas partes.
En definitiva, una enumeración no es sino un efecto de montaje, una yuxtaposición de elementos relacionados entre sí. Los nombres de autores que nosotros hemos montado juntos al principio de este ensayo solo pueden parecer una relación arbitraria si se desconoce su obra, puesto que poco a poco ya estamos trazando, sin dificultad alguna, lazos de afinidad. Lo subversivo de la clasificación animal borgiana no reside, por supuesto, en las partes, sino en que la lógica organizativa que rige la sucesión de elementos brilla por su ausencia. Todos los elementos son reconocibles, perfectamente comprensibles en sí mismos. Lo incomprensible es su relación, o bien por su apariencia de total arbitrariedad, o bien por la humanamente incomprensible complejidad de sus vínculos asociativos [...]