Botonera

--------------------------------------------------------------

2.5.18

XVII. "MELANCOLÍA" - LA ETERNIDAD DURA UN SEGUNDO




Petros Koublis



Su primer recuerdo lo componían la figura de un caballo casi borrado por la niebla, su cabeceo tranquilo y el cálido aroma de su aliento. Pero nunca entendió la resistencia contra el tiempo, la constancia impasible de algo tan efímero y simple, tan sin peso. Desde ese frío segundo, igual que un exiliado sueña con regresar a su paisaje, su mayor condena fue alcanzar con uno solo de sus actos la misma intensidad que aquella imagen, su inmensa permanencia.

Tenía, pese a sobrepasar en más de un palmo a los canónigos que, desde tiempo atrás, le reclamaban una mayor participación personal en el cumplimiento de sus tratos, una profunda pesadumbre en la voz y cierto distanciamiento en la mirada que, aunque atenta, podría parecer que buscase algo inexplicable más allá de su interlocutor, atravesándole su masa corporal sin tampoco percibirla. Ignorándola, no por timidez o desaire, sino por encontrarse como preso de un raro encantamiento melancólico que padeciera alguna vez primera siendo muy niño, y que acabó por convertirse en su carácter. Así, parecía vagar en un laberinto hermético de actos, verbo y razones, que no eran otra cosa que pura lejanía, una ausencia continua en la que quizás ya volaba [...]


La eternidad dura un segundo
Manuel Merino