El hombre de la cámara (Dziga Vertov, 1929)
[...] el texto de Virginia Woolf titulado Ficción moderna (Modern Fiction, 1925) [...] denuncia la tiranía de la trama y opone a las falsas secuencias de causa y efecto la verdad de esos átomos de tiempo que caen incesantemente en nuestras mentes y que el escritor debe transcribir. Esta ruptura del orden temporal en la ficción fue vista a menudo como la posición elitista y sesgada de la literatura que se toma su tiempo para detallar los sentimientos varios de frívolas almas burguesas. Pero esto sería olvidar que esa ruptura de la escala temporal fue ante todo un rechazo de la oposición entre dos categorías humanas. El tiempo de los átomos que caen uno tras otro es el tiempo común de los humanos supuestamente activos y de los humanos supuestamente pasivos. Es el tiempo que la heroína de Virginia Woolf, la Sra. Dalloway, comparte con todas esas vidas anónimas que atraviesan su camino. Es el tiempo de todas esas vidas que luchan por romper el orden que las mantiene encerradas en el sentido equivocado de la barrera del tiempo. Detrás del día de la Sra. Dalloway, preocupada con los preparativos de una fiesta, podemos sentir la presencia de otro día descrito por Flaubert: el día de la hija del campesino, Emma Bovary, que contempla a través de su ventana el flujo siempre idéntico del tiempo de las horas e intenta inventar una historia que pueda quebrar la quebrar la repetición de ese orden; y detrás de este día está el día del carpintero, Gauny, que transforma sus horas de servidumbre en horas de libertad. La ficción literaria moderna puso en su corazón este tiempo donde la lucha entre la buena fortuna y la mala fortuna puede ocurrir en cualquier hora del día; un tiempo hecho de una multiplicidad de micro-acontecimientos cuya democrática coexistencia e interpenetración se contrapone al tiempo de la subordinación que caracteriza a la ficción tradicional. Pero esto también significa que la ficción literaria moderna creó, fuera del tiempo recuperado por hombres y mujeres condenados a la cotidianeidad, un tiempo propio, la nueva textura de la narrativa, mientras abandonaba a sus personajes al infortunio de aquellos que desean vanamente tener el tiempo que no tienen [...]