CONTRACAMPO LIBROS
Estamos en guerra. En
guerra contra la reproducción mecánica de imágenes que perpetúa un modo
alienado de estar en el mundo, relata sin interpelar o interpela desde la
pedagogía. En guerra contra la reducción de la capacidad sensible del
espectador a la condición de consumidor que paga por una mercancía, seducido y
traicionado como última pieza de una cadena de montaje, y contra la asignación
de un rol que sella la boca y paraliza el cuerpo, excepto para repetir el acto
previsible que cancela el estremecimiento sensorial de estar vivo.
Pensamos el cine como
una máquina de guerra, que nos ayude a ver el lado de la sombra mientras
miramos los fuegos de artificio, a escuchar el rumor de lo enterrado, lo
perdido y lo oculto bajo un flujo incesante de palabras, a oler el basural de
las promesas rotas y el perfume de los pactos prohibidos, a no morder el
anzuelo de los falsos profetas ni masticar la hostia envenenada del mandato y
el dogma, a tocar la extensión de nuestro daño.
No le pedimos al cine
que tome por asalto los palacios de invierno sino nuestras cabezas, para que
ellas se nieguen a inclinarse, se obstinen en fugarse, se vuelvan hacia atrás,
donde está escrita la forma del futuro. No le pedimos que nos haga mejores sino
capaces de soportar esta intemperie, en la que giramos como huérfanos cuyo
único oficio terrestre posiblemente sea la demolición de lo aprendido.
Pensamos Contracampo
como un territorio de combate, que intente estar a la altura de nuestro pedido
al cine. Abierto a la diversidad de contenidos, a las mezclas impuras, a los
saltos de riesgo. A la interrelación de disciplinas y la vinculación de la teoría
con la experiencia cotidiana. A textos que, en épocas de vacuidades
discursivas, privilegien el rigor conceptual, el aporte creativo y la vocación
de síntesis. Textos que tiemblen y disparen.