Miami Vice, Michael Mann 2006
Diversos factores han contribuido a asentar la opinión generalizada de que la televisión se encuentra en un momento álgido de creatividad, y que tal punto máximo está relacionado, o al menos coincide, con un declive en la calidad cinematográfica. No estoy particularmente de acuerdo con este veredicto –hoy en día existen grandes filmes y horrorosas series de televisión. Y a la inversa, siempre ha habido grandes series y terribles filmes. Más allá de la validez o no de esta opinión, la prevalencia de la narrativa en el panorama audiovisual contemporáneo posee una fuerza innegable. Lo que puede ser completamente verificado y, por consiguiente, productivamente analizado, es que la era dorada de la televisión ha coincidido con un cambio en los estándares de los aparatos televisivos: hemos pasado de tubos cóncavos de 4:3 a pantallas LED de 16:9. Sea que las series se han tornado marcadamente mejores que las películas o no sea así, mis ojos me dicen que las pantallas en las que se emiten hoy en día nos recuerdan a los rectángulos en los que históricamente se han proyectado las películas.
No ha habido una superposición perfecta entre el actual renacimiento televisivo y la normalización de las pantallas planas. De las dos series más frecuentemente citadas para demarcar la llegada de la edad de oro de la televisión, The Sopranos se presentaba en pantalla panorámica aunque durante la mayor parte de su emisión se transmitió predominantemente en 4:3, mientras que The Wire se mantuvo en este último formato pese a situarse justo en la transición entre la antigua y la nueva era. La reciente decisión de “actualizar” The Wire a pantalla panorámica para su reposición y la nueva edición en blu-ray hace que la confusión abunde aun más si cabe. ¿Hay algo degradado en la proporción original de la imagen? ¿Fue tal actualización necesaria para hacer que The Wire fuese más cinemática, y menos televisiva (o al menos lo que antes se consideraba como televisiva)? Obviamente la respuesta a ambas cuestiones es no. Pero ahora que la televisión ha sellado el hueco que los filmes acrecentaron con el cinemascope en los años ’50 –que fue, de hecho, una táctica de supervivencia para combatir la popularidad de la televisión– es como si no se pudiese dejar a ninguna buena serie atrás. Ahora que estamos totalmente acostumbrados a presentaciones televisivas en pantalla panorámica, es más difícil aceptar grandes rectángulos verticales negros a ambos lados, típicos del formato 4:3. La memoria nos dice que hace apenas una década el problema era el contrario: muchos televidentes odiaban ver imágenes letterbox en sus pantallas de 4:3 [...]
No ha habido una superposición perfecta entre el actual renacimiento televisivo y la normalización de las pantallas planas. De las dos series más frecuentemente citadas para demarcar la llegada de la edad de oro de la televisión, The Sopranos se presentaba en pantalla panorámica aunque durante la mayor parte de su emisión se transmitió predominantemente en 4:3, mientras que The Wire se mantuvo en este último formato pese a situarse justo en la transición entre la antigua y la nueva era. La reciente decisión de “actualizar” The Wire a pantalla panorámica para su reposición y la nueva edición en blu-ray hace que la confusión abunde aun más si cabe. ¿Hay algo degradado en la proporción original de la imagen? ¿Fue tal actualización necesaria para hacer que The Wire fuese más cinemática, y menos televisiva (o al menos lo que antes se consideraba como televisiva)? Obviamente la respuesta a ambas cuestiones es no. Pero ahora que la televisión ha sellado el hueco que los filmes acrecentaron con el cinemascope en los años ’50 –que fue, de hecho, una táctica de supervivencia para combatir la popularidad de la televisión– es como si no se pudiese dejar a ninguna buena serie atrás. Ahora que estamos totalmente acostumbrados a presentaciones televisivas en pantalla panorámica, es más difícil aceptar grandes rectángulos verticales negros a ambos lados, típicos del formato 4:3. La memoria nos dice que hace apenas una década el problema era el contrario: muchos televidentes odiaban ver imágenes letterbox en sus pantallas de 4:3 [...]
Fragmento de:
Espacio interior: Miami Vice (1984-1985)
y Miami Vice (2006)
Espacio interior: Miami Vice (1984-1985)
y Miami Vice (2006)
Eric Hynes