La consigna que presidió el nacimiento de Trafic podría ser: “¡No hay ninguna prisa!” ¿Todo está perdido? Entonces todo es posible. Basta con reunir a tres o cuatro personas que todavía sepan redactar las notas que se meten en las botellas arrojadas al mar. Basta con encontrar aliados. Un buen editor (fue P.O.L.) y un poco de buen humor (es impresionante lo pronto que vuelve, en cuanto se libra uno de la histeria de los medios de comunicación). Tal vez hayamos acabado ya con la época de la servidumbre: su edad de oro (porque el cine más bello se hace en la fábrica o en las cadenas de montaje) y su edad de plástico (porque la televisión más banal se hace bajo la sumisión más estruendosa). Es posible que haga falta algo de ambición filosófica, algo de inquietud histórica para ese objeto muy resistente llamado cine. De ahí Trafic.
Serge Daney