Botonera

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9.12.15

XVIII. LA SUPERVIVENCIA. HERRAMIENTAS MÍNIMAS - REVISTA SHANGRILA Nº 25.






(...) Un trineo recuerda la imposibilidad de regreso. Ninguna naturaleza resguarda del devenir lobo, del devenir husky, del devenir humano. Contra esa regresión, devenir singular de lo animal. Aunque forme manada en el impulso hacia otra vida –aquella que no se deja enjaular; la que llama a ser en otra parte.

Un pequeño animal humano que se deja arrastrar por un animal de tiro en la estepa siberiana pende de ese llamado incierto. Ambos viven en la incerteza del otro lado. Enterrados en la nieve, no podrían recordar más que la dulzura del fuego.

Como los lobos, aúllan porque llaman a los suyos, porque los suyos son la promesa de algo más que la mera supervivencia. Encarnan la medida de otra vida -incluso si esa otra vida no está más que insinuada a distancia de la estepa que hay que atravesar para alcanzar un mínimo abrigo.

Lo salvaje está ahí, como un núcleo excesivo que la manada modula sin suprimir: punto incognoscible donde aprendemos a amar. En la estepa –lobos hambrientos de caricias (...)

  "La memoria de los lobos",
Arturo Borra
en La supervivencia. Herramientas mínimas

Revista Shangrila nº 25