Nancy Holt y Robert Smithson
Aimlessness es una palabra hermosa, un tanto beckettiana. Significa “falta de sentido, de objetivo, de orientación”. Robert Smithson recurrió a este término para definir de alguna manera la intención de este filme. Filme que no es verdaderamente un filme, que no llega a serlo, sino más bien una tentativa, una propuesta, o un tanteo. Tiene también un nombre sugerente, henchido de promesa y fatalidad: Swamp, ciénaga, pantano. Él dijo: "It's about deliberate obstructions or calculated aimlessness". (1)
1. SMITHSON, Robert, "The Earth, Subject to Cataclysms, is a Cruel Master, interview with Gregoire Muller”, en Robert Smithson: the Collected Writings, edited by Jack Flam, The University of California Press, Berkeley and Los Angeles, California; University of California Press, LTD. London, England; 1996 , p.179
En Swamp vemos cómo a través del lenguaje, un hombre: el director (el propio Smithson) trata de dirigir al cámara (Nancy Holt): a la cámara. Pero las órdenes orales, las propuestas de acción que Smithson elabora y propone, y que la técnica virtualmente dispone, se ahogan frente a un muro crudo e hirsuto de realidad: la maraña de maleza y cañas que dificulta o impide a menudo el paso de la lente, que estorba y emborrona la voluntad de visión precisa y distinta del objetivo de la cámara. Podría decirse que las cañas, enhiestas o envolventes, se vuelven lanzas frente al cristal, o se atrincheran en un movimiento de repudio y violencia no exento por instantes de belicoso dramatismo. Hay un límite, pues, para la visibilidad en que esta topa con un punto ciego o una resistencia: la turba confusa –una turbación– que impide el paso y la imagen –el pasaje de la imagen–. Que obtura el tránsito mismo y esperable de la operación verbal y visual, y que, en definitiva, puede o se impone ante cualquier pretensión de razón, dirección o lenguaje. He ahí la experiencia del aparecer de la tierra. Como quien dice: plantada ella misma ante la cámara, revelándose en tanto que hosquedad y cerrazón. Mostrando verdaderamente su carácter inhóspito. Casi diríamos que es por medio de la cámara como la naturaleza, que siempre estaba ahí, se nos revela, y se rebela. La cámara le da un relieve y una presencia, incluso una potencial agresividad, que antes no tenía o no era considerada.
La pareja que desea
hacer el filme quiere ir directo o derecho al fondo, al grano elemental (straight in, directly in, just keep going
in, keep advancing in as much as you can le ordena la voz a la muchacha de
la cámara). Para ello se comporta como un explorador; casi, incluso, como un agrimensor:
la función de la máquina de filmar ha de ser, por tanto, implantar una
determinación y distribución, tomar medidas y distancias, marcar o definir contornos.
Señalar, indicar. Ellos ansían quizás convertir ese territorio agreste en
paisaje. Estabilizar lo caótico y evanescente. Pero Swamp funciona, en este sentido, como una ficción distópica o, incluso, como una película
de inquietud y ligero terror en que seguimos a dos seres penetrando
dificultosamente en la imprevisibilidad desgarrante de un ámbito natural. Aimlessness. Un cul-de-sac existencial y estético donde todo anhelo y acción humana
se ve derogado o negado: anegado en una ciénaga hipnótica y definitiva de
obstrucción y desorden. Allí la condición humana, efectivamente, se yergue en
medio de lo Unheimlich, de lo inhóspito.
Hay, desde luego,
algo amenazante, ominoso, en esta pequeña avanzadilla sin (re)solución; frente
a ese cerco divisorio, casi una muralla defensiva, que ha desplegado el cañaveral.
Algo también sin duda beckettiano,
como de fin de partida, o de juego que se trunca y reinicia permanentemente. La
cámara (la mujer y la máquina) se vuelve entonces nómada; se ve sometida a
incesantes pruebas, al continuo salto y replanteo frente a la persistencia o la
dureza impía y oscura de la tierra. (2) Aimlessness:
pues la tierra también habla, y los signos que ella emite tan solo parecen
indicar un mismo y único mensaje, como una condena: prohibido el paso.
2. En este aire como de fuga y de pesadilla final u originaria, y en los propios trazados que la cámara realiza en medio de la naturaleza, Swamp recuerda a otro experimento ansioso y elemental –y de lo elemental–: Le Révélateur, de Philippe Garrel (1968).
2. En este aire como de fuga y de pesadilla final u originaria, y en los propios trazados que la cámara realiza en medio de la naturaleza, Swamp recuerda a otro experimento ansioso y elemental –y de lo elemental–: Le Révélateur, de Philippe Garrel (1968).
Como si fuesen la pareja primordial, Nancy Holt y Robert Smithson, buscando la intimidad del contacto desnudo con la tierra, han alcanzado el cenagal del sentido, la ciénaga de los sentidos. Swamp es el filme imposible que emerge, como una serie de gestos truncados, desde un espacio de negación. Film que habla de y desde el carácter refractario, hermético o impenetrable, de la tierra misma: a la palabra, a la visión, al cuerpo, a la técnica.
No ha lugar. No hay lugar para ningún filme. Pero el filme está
ahí: nosotros lo vemos. Él es el resultado, hasta cierto punto, de ese mismo
hiato visual y cognitivo. La marca de su resistencia y, acaso, su superación,
de un modo ciertamente ambiguo pero hermoso. Pues ese No es, en definitiva, quien dirige el pas, el paso y el pasaje tortuoso de una narración que se hace y
viene de la retractilidad misma de la naturaleza, (en)vuelta maraña, turba,
pantano. Tierra haciéndose tierra.
Lo que Swamp nos dice, en primera instancia, es
que en el trabajo artístico se desfundamenta o desvía todo programa previo. Que
él es como una proposición sin orientación, sin meta fija: calculated aimlessness. Porque en él se da, más bien, la entrega
recíproca, en una conjunción aventurada, de las cosas oscuras, borrosas y confusas
de la materia –con toda su pesantez y su fuerza, con su elemental recusación– con la palabra y la intención o
disposición técnica y reveladora, alumbradora, de los hombres. Combate de tierra y mundo, si queremos utilizar la socorrida expresión de Heidegger, en
donde el mundo tiende a hacerse patente y exponerse a la luz, mientras la
tierra se oculta y retrae sobre sí misma. En este combate -de extirpe cezanniana- estuvo siempre el
interés de Robert Smithson, y en él se despliegan la mayoría de sus
intervenciones, como acredita, por ejemplo, una de sus ideas más radicales y
admirables: la construcción de una sala de cine en una caverna o una mina
abandonada. Smithson sugería, además, filmar el proceso de construcción de este
dispositivo subterráneo. “Esa película –escribió– sería la película proyectada
en la caverna. La cabina de proyección estaría hecha de gruesas vigas; la
pantalla estaría tallada en la pared rocosa y pintada de blanco; las butacas
podrían ser bloques de piedra. Sería realmente un cine ‘underground’”. (3) Underground
es aquí mucho más que un chiste fácil: remite directamente a la posibilidad de
proyectar en el fondo de la tierra, y de hacer de este subsuelo y de la acción
de su espaciamiento y penetración el objeto de la proyección misma.
3. Cita recogida en AUMONT, Jacques, Materia de imáges, redux, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2014.
3. Cita recogida en AUMONT, Jacques, Materia de imáges, redux, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2014.
Como Swamp, esta idea esplendorosa nos habla,
aún más, de la necesidad de integrar estos dos extremos. Pues sin la dureza, y
la rudeza y la ocultación de la tierra inerte, el mundo no resplandecería ni,
acaso, podría permanecer, o mantenerse. Swamp
se sostiene en la remisión recíproca de ambos puntos, como si estos solo se
diesen en una copertenencia que es a la vez un desgarro. Como si sólo tuviesen
sentido integrando dentro de sí al otro como su propia contraposición. Hablamos
de una difícil conjunción, del ajuste o el acorde extremadamente tenso entre el
estar aquí del ser humano y el ser de aquí de las cosas mismas.
Hablamos no tanto de un hacer maquinal
cuanto de un crear, entendido como un
dar lugar, un dejar espacio, justamente, a la opacidad de la tierra.
Por eso no puede
haber un filme, tal como solemos entender este extraño término, sino tal vez y únicamente
un tanteo, la tentativa o el proceso de conseguir una visión, que es al tiempo
su anegamiento.
Swamp: