Botonera

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25.9.15

XXVI. "WOYZEK" (1979), O UNA INVESTIGACIÓN SOBRE UN CIUDADANO BAJO TODA SOSPECHA, Santiago Rubén de Celis: "Werner Herzog. Espejismos de sueños olvidados".




Woyzek (1979)


En 1968, tras realizar Signos de vida (Lebenszeischen, 1965), en una de sus primeras entrevistas, publicada en el número de marzo de la ilustre Filmkritik, Werner Herzog era interrogado sobre su formación y su experiencia, respondiendo con su habitual desenfado (al que siempre le he encontrado un punto de osadía, pero que en ese momento preliminar, claro, resonaba aún con más fuerza): “Jamás trabajé como asistente ni, a pesar de haber utilizado algún equipo del antiguo Instituto del Cine y la Televisión en Munich, no he estudiado en escuela de cine alguna. No provengo de ningún sitio; ni de la literatura, ni del teatro, ni de la fotografía o de cualquier otra disciplina”. Más allá de lo anecdótico de la respuesta, atendiendo al personaje y a su psicología, el prototipo de cineurgo visionario (“Mis películas son lo que yo soy”, ha afirmado en numerosas ocasiones), sus palabras resultan bastante reveladoras; no puede entenderse el arte cinematográfico de Herzog perdiéndole ojo a su individualismo y a su radical separación de los otros, a sus ansias de libertad absoluta y a su espíritu aventurero y curioso, a su predisposición natural como trotamundos, a ser eso, en fin, que Rimbaud denominó muy bellamente “un hombre con suelas de viento”, a su carácter heterodoxo que le permite despistar cualquier propósito taxonómico. No es que Herzog no sea un cineasta “cultivado”, sino que él hace suya toda la cultura desde sus principios para volver a empezar; filma como si jamás se hubiera filmado (...)




Woyzek (1979), o una investigación
sobre un ciudadano bajo toda sospecha
Santiago Rubín de Celis

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