Corazón de cristal (1976)
(...) En el cine de Werner Herzog habita un fantasma. No es el fantasma de sus temas, que obligan a mirarlo todo desde la fascinación y el sobrecogimiento, ni es tampoco el de su sinceridad absoluta, esa con la que sus películas parecen arrastradas hacia el territorio de la emoción partiendo de la búsqueda, cámara en mano, de una cierta verdad. Se trata de una revelación quizá más conmovedora, pero también menos precisa, menos tangible, imposible de definir. Una presencia que no se manifiesta en las imágenes pero que puede sentirse, sin embargo, a través de ellas. Es aquella sensación de haber descubierto que, en el corazón del viaje emprendido por el cineasta en cada una de sus películas, la mayor de las verdades encontradas es imposible de explicarse con palabras. La mayor de las verdades no invita más que a un completo silencio. Y allí, en ese sendero luminoso de conocimiento pero en el que el hombre se siente también incapaz de controlar lo aprendido, de simplificarlo o simplemente de interpretarlo, de expresarlo siquiera en términos verbales, el cine encuentra su cometido definitivo. Justo cuando ya solo le quedan las imágenes mismas para poder defenderse. Es entonces cuando aparece la música, no tanto como sustitutivo de la voz humana sino casi como una evolución de aquella, en la que los sonidos se alejan de toda trampa del lenguaje y parecen hablar desde una sinceridad conmovedora. Este cine, profundamente humano e intensamente honesto, entiende la música, pues, como la más elevada de las expresiones posibles, como el único idioma capaz de establecer un diálogo con lo invisible.
Pareciera que, en cierto sentido, Herzog pusiera en cuestión un cliché recurrente: “Que las imágenes hablen por sí solas”, como suele decirse en aquellos escenarios en los que el mundo arroja su particular verdad y el público enmudece. Es la música aquí, en realidad, la que consigue plantear la verdadera trascendencia de las imágenes, establecer un énfasis definitivo sobre la importancia de lo filmado (...)
"El despertar de la conciencia. La banda
sonora en la filmografía de Werner Herzog"
sonora en la filmografía de Werner Herzog"
Jonay Armas
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Trayectos libros - 448 páginas
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