Botonera

--------------------------------------------------------------

19.9.15

XV. EL TRÁNSITO DEL MURCIÉLAGO: IRRUPCIONES DE LO FANTÁSTICO EN EL CINE DE WERNER HERZOG, Albert Elduque: "Werner Herzog. Espejismos de sueños olvidados".




Nosferatu, vampiro de la noche (1979)



(...) Los títulos de crédito de Nosferatu, vampiro de la noche (Nosferatu: Phantom der Nacht, 1979) se inscriben sobre imágenes de momias en Guanajuato, México. Herzog las había visitado en los años sesenta y regresó a ellas para filmarlas, ordenándolas, según se ha escrito, en una secuencia que empezaba en la infancia y terminaba en la vejez, como un trayecto de vidas congeladas. Músculos agarrotados, dientes prominentes en fauces chupadas, ojos huecos cuya mirada se inmovilizó y muchas bocas abiertas, en agonía; precisamente con una de esas bocas se cierra la secuencia, en un contundente primer plano. A continuación, mientras sigue sonando la música de Popol Vuh, cantada e instrumental, recurrente, fúnebre, pesada, se muestra el movimiento ralentizado de un murciélago volando, de elegante aleteo; al final del plano, el animal parece bajar su cabeza, al acecho de algo. Y, finalmente, irrumpe Lucy Harker (Isabelle Adjani), chillando a cámara al despertar de una pesadilla, tal vez las momias o el murciélago; murciélago que, sin embargo, toma cuerpo también en el mundo real, esfumándose por la ventana. Lucy, blanca, se despierta como si hubiera resucitado a la vida; su boca, bien abierta, retoma, animándolo, el gesto de agonía de la momia mexicana. De la momia a la mujer, de boca a boca, una simetría. El vampiro y su movimiento, pues, han supuesto el tránsito entre el hueco mudo y polvoriento y la garganta estridente, abierta al mundo por rosados labios. Y el cuerpo de la actriz se ha levantado como cine sacado de las catacumbas: dispuesto a chillar de nuevo, desgarrando la palidez de una piel mortecina. 

Pensar lo fantástico en el cine de Herzog admite múltiples puertas, pero nosotros escogeremos estas tres imágenes iniciales. Sintetizan, para empezar, un cierto cine de su director, el que agarró a contrapelo el Heimatfilm en los años setenta. En efecto, sus películas situadas en el siglo XIX germánico son parecidas a Lucy, y a Nosferatu: obras pálidas, de colores suaves, pastel, pobladas de zombis de habla bien articulada, sometidos a un trance colectivo en forma de burocracia (El enigma de Gaspar Hauser [Jeder für sich und Gott gegen alle, 1974]), hipnosis (Corazón de cristal [Herz aus Glas, 1976]) disciplina (Woyzeck [1979]) o noctambulismo (Nosferatu). Almas en pena de raíz pictórica, son intrigantes y fantasmales, y por eso viven ansiosas de nueva sangre que les dé color, sea escuchando relatos visionarios, buscando una fórmula secreta, matando a la mujer adúltera o hincando el diente en cuellos marmóreos (...)



"El tránsito del murciélago: irrupciones
de lo fantástico en el cine de Werner Herzog'"
Albert Elduque

Seguir leyendo en


Trayectos libros - 448 páginas
Shangrila Textos Aparte