Rodaje de Contactos (Paulino Viota, 1970)
Francisco de Zurbarán
Una de las ideas-madre de Contactos era limitar el número de escenarios y hacerlos automáticamente identificables cuando retornasen, usando siempre en ellos un único encuadre. Al final, en el peculiar piso totalmente interior que sirvió de pensión, la existencia de dos reducidos patios desde los que se podía filmar a través de las ventanas, me llevó a emplear dos encuadres cuyos tiros formaban ángulo recto y producían así dos imágenes distintas de la sala que daba al pasillo y a la habitación de Javier. El resultado quizás es un poco laberíntico: a pesar de mi voluntad de sencillez, de ascetismo, en el cine cualquier cambio de ángulo, cualquier “montaje”, es capaz de dificultar la percepción de la configuración del espacio.
Un único exterior, siempre encuadrado desde el mismo punto de vista, serviría para toda la película. Tenía que ser una manzana exenta que, ante la cámara fija, se pudiera circundar en un plazo de tiempo razonable, porque, pese a la voluntad de agotar al improbable espectador con vacíos de acción interminables, todo tiene un límite (volviendo a ver la película en su reciente revival, me ha parecido que tal vez no esté tan vacía como yo pensaba). Había de ser así para la escena en que Javier rodea toda la manzana para que su cómplice, que espera, le diga cuánto tiempo ha empleado en el recorrido (...)
Zurbano y Zurbarán
Paulino Viota
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