¿Por qué las imágenes del Holocausto? O dicho con otras palabras: ¿por qué no las imágenes de Darfur, de Camboya, de cualquier otra catástrofe histórica más o menos reciente?
La pregunta se inscribe en el debate –todavía no resuelto– de la especificidad del Holocausto, y de la problemática de sus ramificaciones sociales y políticas. En primer lugar, parece obvio que la barbarie nazi nos problematiza de una manera íntima, no únicamente por su posición geográfica, sino también por el contexto social en el que emerge. Es parte de nuestra herencia en Occidente, emerge de los materiales culturales que nos conforman, se encuentra como latencia antes y después de la explosión de los campos. Más allá de los debates sobre si se trata de una excepción o de una consecuencia en la propia lógica de la modernidad, Auschwitz nos pertenece y nos conforma.
De hecho, nuestra posmodernidad, pese a su ámbito celebratorio, ha mantenido la naturaleza del Holocausto como espejo (...)
Espejos en Auschwitz
Aarón Rodríguez Serrano