Botonera

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17.4.15

V. "PIER PAOLO PASOLINI. UNA DESESPERADA VITALIDAD", Revista Shangrila nº 23-24, Santander: Shangrila Textos Aparte, 2015.





DIOSES DESCONCHADOS.
RUINAS DE PASOLINI Y HÖLDERLIN
Roberto Amaba

Pajaritos y pajarracos, Pier Paolo Pasolini, 1966



En los relatos sobre la condición indómita de Pasolini, ha prevalecido el enfoque social y político. Las razones del desplazamiento de Pasolini respecto de su tiempo, todavía corren el peligro de quedar reducidas a una serie de episodios más o menos trascendentes pero siempre coloristas. Sus enfrentamientos con instituciones y jerarquías, así como su fuerte presencia pública, son las fuentes más solicitadas para ilustrar un conflicto que se radicalizó con los años. Entre los objetivos de este artículo figura la ampliación de las respuestas al terreno estético. Siendo indisociable la postura política de la estética, no queremos que la primera enmascare a la segunda. La estética de Pasolini no es un subproducto político, es la matriz. Ni estetización de la política, ni politización del arte. ¿Significa esto que su estética no responde a un gran metarrelato? No, pero veremos que el suyo es complejo de definir.

Antes de empezar a averiguar, conviene aclarar la diferencia elemental entre estética y estilo. En este caso, utilizarlos de manera intercambiable provocaría una confusión definitiva. Confesaba Pasolini a Adriano Aprá sentirse incómodo cuando era tratado como un “animal de estilo”. Esto es, cuando todo lo que hacía o decía era utilizado para explicar su obra. Por desgracia, aquí no tendremos más remedio que hacerlo con relativa frecuencia. En el fondo, era otro de sus intentos por desmarcarse de la modernidad en general y de la noción de autor que esta había acuñado. Cabría recordar la descripción –ciertamente superficial y algo caricaturesca– que realizó en Cine de poesía contra cine de prosa, de la emergencia del estilo como protagonista del cine moderno (...)







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