LA PLUSVALÍA DE LAS IMÁGENES
W. J. Thomas Mitchell
La adoración al becerro de oro, Nicolas Poussin
Es por todos sabido que las imágenes son, por desgracia, demasiado valiosas, y por ello deben ser menospreciadas. Meras imágenes dominan el mundo. Parecen simularlo todo, y por tanto deben ser expuestas como simples naderías. ¿Cómo se produce esta paradójica magia/no-magia de la imagen?¿Qué le sucede a una imagen cuando es el foco tanto de una sobreestimación como de una subestimación, cuando cuenta con algún tipo de “plusvalía”? ¿De qué manera acumulan valores que parecen completamente desproporcionados para su importancia real? ¿Qué tipo de práctica crítica podría producir una estimación verdadera de las imágenes?
Por supuesto, al invocar el concepto de “plusvalía” estoy conjurando el espectro de la teoría marxista del valor como extracción del beneficio del trabajo mediante la venta de los productos de las clases trabajadoras “por más de lo que reciben como salario”. Sin embargo, como hice con las teorías freudianas del deseo, me gustaría postergar el desarrollo del análisis marxista y considerar la cuestión del valor desde el punto de vista de la imagen y la “ciencia de la imagen”.
La relación entre las imágenes y el valor es uno de los temas centrales de la crítica contemporánea, tanto en el estudio profesional y académico de la cultura, como en la esfera pública y la crítica periodística. Basta con invocar los nombres de Walter Benjamin, Marshall McLuhan, Guy Debord y Jean Baudrillard para hacerse una idea de las ambiciones teóricas totalizantes de los “estudios de la imagen” (...)