A MODO DE PRESENTACIÓN:
HACIA LA CULTURA VISUAL 2.0
Ander Gondra Aguirre / Gorka López de Munain
Cuando recibimos de parte de la editorial Shangrila la invitación para coordinar el presente volumen, rápidamente nos vinieron a la mente diferentes temas vinculados a lo que veníamos haciendo tanto en la Revista Sans Soleil como en la editorial homónima. Sin embargo, pronto empezamos a ver que este libro tenía que ser algo diferente; era una ocasión perfecta para presentar una selección de escritos que se constituyera como marco teórico de aquellas investigaciones que impulsamos y defendemos desde las citadas publicaciones. Prácticamente desde los años noventa se están sucediendo reflexiones que proponen una profunda revisión de las disciplinas humanísticas –los textos que aquí se reúnen nos dan buena cuenta de ello–, que supere viejos clichés y que encare el problema de la “imagen” con las herramientas hoy en día disponibles. Pero no incidiremos ahora en estas ideas, ni haremos una lectura apocalíptica (más) que nos muestre el nivel de anquilosamiento que caracteriza a buena parte del entramado académico español; antes bien, nuestro propósito será mostrar la fascinante situación en la que actualmente nos encontramos para pensar la cultura visual.
Tras la llegada de internet, el acceso a todo tipo de recursos relacionados con la investigación ha dado un giro copernicano. No solo la consulta de los catálogos de las principales bibliotecas se hace mucho más cómoda, pudiendo hacerlo desde nuestra propia casa, sino que además disponemos de una cantidad ingente de publicaciones de acceso libre (Open Access) –además de las de pago, no siempre accesibles desde cualquier centro de investigación– que nos facilitan enormemente las labores propias de toda investigación. Bases de datos bibliográficas, repositorios digitales, bibliotecas virtuales, archivos fotográficos y filmográficos, y un largo etcétera de plataformas interconectadas crecen sin parar para situarnos directamente frente a lo último que se está investigando en cualquier lugar del mundo. También las posibilidades de la llamada “nube” o “cloud computing” hacen que los documentos de un equipo de investigación se puedan elaborar de forma colaborativa y simultánea, o que se realicen bibliografías específicas compartidas entre sus miembros, además de otras muchas opciones que sería muy largo reseñar. Pero esta brevísima panorámica no es sino la punta del iceberg, la parte más visible y más o menos conocida y utilizada del abanico de soluciones que nos ofrece la red. Dialnet, DOAJ, ISOC, Latindex, Europeana, JSTOR, Zotero, etc., son plataformas y herramientas que, en su mayoría, presentan una estructura propia de la web 1.0 en la que los usuarios simplemente acceden a ellas y reciben la información solicitada. A principios del siglo XXI, y tras la crisis de las “puntocom”, la lógica de la web comenzó a virar hacia un nuevo modelo abierto y participativo que daría lugar a la entrada de la Web 2.0. Las wikis y los blogs, plataformas en las que los propios usuarios se convierten en los creadores de contenidos, son los ejemplos paradigmáticos de ese cambio. Los comentarios anidados, los foros y, sobre todo, las redes sociales, dibujan un nuevo panorama en Internet en el que se intensifican de forma exponencial las interacciones comunicativas y afectivas.(1) En lo relativo a la investigación en ciencias sociales y humanidades, este cambio también trajo consigo novedades sustanciales. Entre las más conocidas se encuentran casos como el de Academia.edu, una red social especializada en la que los investigadores comparten sus trabajos, o foros como el Open Anthropology Cooperative, donde sus miembros discuten temas diversos y se realizan debates en torno a multitud de propuestas; sin embargo, de nuevo, y como ocurre con casi todo lo que acontece en la web, estos ejemplos no representan más que una mínima porción de lo que hoy día se está realizando.
1. Para ampliar estas ideas, véase: MARTÍN PRADA, Juan, Prácticas artísticas e internet en la época de las redes sociales, Madrid: Akal, 2012.
1. Para ampliar estas ideas, véase: MARTÍN PRADA, Juan, Prácticas artísticas e internet en la época de las redes sociales, Madrid: Akal, 2012.
El historiador del arte estadounidense James Elkins emprendió hace tiempo una iniciativa verdaderamente llamativa en la que se proponía redactar sus próximos libros de forma colaborativa, sumando las intervenciones de las personas que participaran en el proyecto. Como él mismo explica en su página web,
estoy escribiendo online e incorporando los documentos en mi sitio web. La idea es exponer lo escrito en su proceso, en vez de trabajar en ello hasta que esté terminado o presentable. Todos los comentarios, propuestas y críticas con absolutamente bien recibidos. Por favor, comenta tus ideas en mi página de Facebook o en Twitter. Todas las contribuciones al libro serán mencionadas como agradecimientos en la versión impresa. Los mensajes privados se pueden enviar mediante el formulario de contacto de esta página.(2)
2. http://www.jameselkins.com/index.php/experimental-writing/251-north-american-art-history.
2. http://www.jameselkins.com/index.php/experimental-writing/251-north-american-art-history.
Más que sumar contribuciones, como vemos, el proyecto de Elkins da un paso más allá permitiendo a los interesados participar de forma activa en su elaboración. No expone una versión más o menos acabada a la que después agregar unas ideas, sino que presenta un primer esbozo que después se irá completando a partir de los comentarios y sugerencias recibidos. Gracias a plataformas como Academia, Facebook o Twitter, además de otras igualmente necesarias como su propia página web o el sistema de Google Docs, es posible emprender este tipo de propuestas que pueden incluso llegar a representar un auténtico punto de inflexión en la generación de conocimiento. La dificultad estriba en la correcta coordinación de los aportes realizados y en el filtrado de aquello que supone una mejora o aportación significativa. Puede que estemos en los albores de un cambio de paradigma todavía difícil de entrever, pero esfuerzos como el de Elkins muestran una línea a la que merece la pena seguir la pista.
En Francia nos encontramos con un caso muy singular del uso de Internet como espacio para la reflexión, la investigación y el aprendizaje en línea. En el año 2010, bajo la dirección de André Gunthert, y en el marco del Laboratoire d’histoire visuelle contemporaine (Lhivic/EHESS), nació el proyecto científico colaborativo Culture Visuelle. Se trata de una red de blogs mantenidos por investigadores, docentes y alumnos que trabajan en diálogo abierto; una suerte de publicación colaborativa coordinada por un comité de edición que además cuenta con una red social abierta también a los lectores.(3) En definitiva, un lugar en el que se fomenta el diálogo y la implicación de todos los participantes en el proyecto. Con una frecuencia de publicaciones alta –y de gran calidad–, podemos no solo leer aquello que publican firmas destacadas como el propio André Gunthert, Patrick Peccatte u Olivier Beuvelet, entre otros muchos, sino que también podemos interactuar con ellos por medio del sistema de comentarios de blogs, argumentando aquello que no nos convence, aportando nuevos puntos de vista, etc. Y aunque pudiéramos pensar que, aun siendo una buena iniciativa, no terminaría de lograr el dinamismo deseado, la cantidad de comentarios que tienen todas las entradas demuestra todo lo contrario. Cuestión diferente será la aceptación por parte de la academia de estas micro-publicaciones o posts como verdadera aportación científica, discusión recientemente abierta y que merece la pena seguir con atención.(4)
3. http://culturevisuelle.org/a-propos.
4. Véase: Gunthert, André, “Quand un blogueur scientifique cesse-t-il d’être scientifique?”, L’Atelier des icônes, 24/02/2014 (consultado el 16/03/2014)
http://culturevisuelle.org/icones/2944
3. http://culturevisuelle.org/a-propos.
4. Véase: Gunthert, André, “Quand un blogueur scientifique cesse-t-il d’être scientifique?”, L’Atelier des icônes, 24/02/2014 (consultado el 16/03/2014)
http://culturevisuelle.org/icones/2944
Si ya hemos visto cómo Internet nos facilita enormemente las tareas de documentación, puesta al día bibliográfica, etc., y, además genera contextos nuevos en los que dialogar y debatir de forma abierta y enriquecedora, también la propia red de redes se convierte en objeto de estudio fundamental de esta nueva cultura visual expandida. Nuevos objetos de estudio como los “memes” o los “selfies”, y conceptos como “viral” o “tuit” empiezan a poblar las publicaciones más vanguardistas para perfilar una cultura visual 2.0. Tomemos como ejemplo el famoso selfie de Ellen DeGeneres, tomado por Bradley Cooper, junto a variadas celebridades en los premios Oscar de 2014. Si nos vamos al hecho retratístico en sí, no resulta difícil trazar una arqueología del retrato colectivo diferenciando la técnica con la que ha sido tomado. Encontramos en artistas como Frans Hals (c. 1580-1666) o Henri Fantin-Latour (1836-1904), por poner dos casos paradigmáticos de contextos y épocas diferentes, retratos colectivos en los que se aprecian fórmulas que sobreviven (atlas 1). (5) La autofotografía o el selfie colectivo, tan común desde la aparición de las cámaras fotográficas –y más aún con los smartphones–, democratiza el acceso a un retrato que en otros tiempos quedaba reservado a muy pocos. Como nos recuerda Gunthert, el propio Baudelaire, en sus comentarios de los Salones acerca del público y la fotografía, comentaba con escepticismo la locura que generó el daguerrotipo y cómo todos querían ver, en un gesto narcisista, su rostro sobre el metal. En esta tradición baudeleriana, la representación en imagen pertenecía en exclusiva a los héroes y a la élite de la sociedad y su creciente popularización restaba la exclusividad que demandaban.(6) Un retrato pictórico podía ser entonces muestra de un estatus elevado, pero, hoy día, cualquiera puede tomar con su teléfono la misma fotografía que las celebridades y, lo que es más importante, colgarla y compartirla en la misma red social que las estrellas de Hollywood que aparecen en el mencionado selfie.
5. Pueden encontrarse más ejemplos en el Flickr de la revista: https://secure.flickr.com/photos/revistasanssoleil/sets/72157642108533954/
6. Gunthert, André, “Viralité du selfie, déplacements du portrait”, L’Atelier des icônes, 31/12/2013 (consultado el 13/03/2014) http://culturevisuelle.org/icones/2895.
Atlas 1: Célebre selfie realizado por Bradley Cooper en la gala de los Oscar 2014 / Frans Hals, Rectores del asilo de ancianos de Haarlem, 1664 (arriba derecha) / Frans Hals, Banquete de los arcabuceros de San Jorge, 1627 (centro) / Henri Fantin-Latour, Homenaje a Delacroix, 1864 (abajo).
5. Pueden encontrarse más ejemplos en el Flickr de la revista: https://secure.flickr.com/photos/revistasanssoleil/sets/72157642108533954/
6. Gunthert, André, “Viralité du selfie, déplacements du portrait”, L’Atelier des icônes, 31/12/2013 (consultado el 13/03/2014) http://culturevisuelle.org/icones/2895.
Una de las características necesarias del selfie es la de introducir en la escena al artífice de la imagen. Una búsqueda rápida en google imágenes demuestra que, en este caso, también los artistas han jugado, cada uno con formulaciones diferentes, a introducirse dentro del retrato con soluciones variadas y originales (atlas 2). Ya que siempre se ha tenido a Velázquez como el gran precursor de corrientes posteriores (como se ha dicho con el impresionismo), podríamos argumentar que también fue uno de los grandes precursores de los selfie, incorporándose como lo hizo en su famosa obra de Las meninas. Pero este tipo de asimilaciones, más o menos afortunadas, nos desvían del verdadero interés de estos fenómenos sociales. Si algo caracteriza tanto al selfie como a los memes, es su inmensa capacidad de difusión; de hecho, la fotografía de DeGeneres fue compartida más de 3 millones y medio de veces, convirtiéndose así en el más retuiteado de la historia.(7)
7. En esta introducción no tenemos por objetivo definir las características de esta “Cultura Visual 2.0”, sino que buscamos poner sobre la mesa de debate algunas de sus peculiaridades más singulares. Para una aproximación al fenómeno, véase: GONDRA AGUIRRE, Ander, DE ANGELIS, Marina G., LÓPEZ DE MUNAIN, Gorka y Vives-Ferrándiz Sánchez, Luis, Cuando despertó, el elefante todavía estaba ahí, Barcelona: Sans Soleil Ediciones, de donde se han tomado algunos extractos para el presente texto.
Atlas 2: Parmigianino, Autorretrato ante el espejo, 1523-1524 (arriba izquierda) / Bartolomé Murillo, Autorretrato, c. 1670 (arriba derecha) / M.C. Escher, Mano con esfera reflectante, 1935 (centro izquierda) / Johannes Gump, Autorretrato, 1646 (centro derecha) / Diego Velázquez, Las meninas, 1656.
7. En esta introducción no tenemos por objetivo definir las características de esta “Cultura Visual 2.0”, sino que buscamos poner sobre la mesa de debate algunas de sus peculiaridades más singulares. Para una aproximación al fenómeno, véase: GONDRA AGUIRRE, Ander, DE ANGELIS, Marina G., LÓPEZ DE MUNAIN, Gorka y Vives-Ferrándiz Sánchez, Luis, Cuando despertó, el elefante todavía estaba ahí, Barcelona: Sans Soleil Ediciones, de donde se han tomado algunos extractos para el presente texto.
Podemos debatir sobre la posible adscripción del selfie en una arqueología del (auto)retrato, pero su potencia como fenómeno viral precisa de un marco nuevo. De “la obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica” benjaminiana –donde la antigua visión burguesa de la obra de arte como objeto único se ve sometida a una realidad cultural en la que los nuevos media (fotografía, cine, revistas ilustradas, etc.) permiten formas revolucionarias de reproducción y distribución de las imágenes–, pasamos, en palabras de Gunthert, a “la obra de arte en la época de su apropiabilidad digital”(8) (a lo que Brea añadirá, “la era de la (re)productibilidad electrónica” (9) y W. J. T. Mitchell “la era de su reproductibilidad cibernética”, incorporando así nuevos elementos al debate). (10) La revolución digital trae consigo la desmaterialización de los contenidos, y su difusión por Internet confiere a las obras un carácter de fluidez que desborda los canales existentes. (11) En este contexto, la “apropiabilidad” no es solamente una característica importante de los contenidos digitales, sino que se impone verdaderamente como el nuevo paradigma de la cultura post-industrial. Las características propias de las nuevas tecnologías facilitan –o más bien se ponen al servicio de– este modelo de uso de las imágenes en el que los soportes que encarnaban la imagen se transforman en modos dinámicos y fluidos donde estas se presentan bajo una lógica de consumo y difusión diferente. En base a lo expuesto, podría considerarse a los “memes” y a los montajes satíricos como los ejemplos paradigmáticos de esta teoría.
8. Véase la entrada de Gunthert, André, “L’œuvre d’art à l’ère de son appropriabilité numérique”, L’Atelier des icônes, 14/11/2011 (consultado el 13/03/2014) http://culturevisuelle.org/icones/2191.
9. BREA, José Luis, Las Tres Eras de la Imagen, Madrid: Akal, 2010, pp.75-77.
10. MITCHELL, W. J. Thomas, “The Work of Art in the Age of Biocybernetic Reproduction”, Modernism/modernity 10, n.o 3, 2003, pp.481-500.
11. Las referencias de André Gunthert serán tomadas del blog citado anteriormente.
8. Véase la entrada de Gunthert, André, “L’œuvre d’art à l’ère de son appropriabilité numérique”, L’Atelier des icônes, 14/11/2011 (consultado el 13/03/2014) http://culturevisuelle.org/icones/2191.
9. BREA, José Luis, Las Tres Eras de la Imagen, Madrid: Akal, 2010, pp.75-77.
10. MITCHELL, W. J. Thomas, “The Work of Art in the Age of Biocybernetic Reproduction”, Modernism/modernity 10, n.o 3, 2003, pp.481-500.
11. Las referencias de André Gunthert serán tomadas del blog citado anteriormente.
El término “meme” está tomado de la ciencia evolutiva (popularizado por el biólogo Richard Dawkins) pero su aplicación a las imágenes masivamente “apropiadas” que hasta ahora venimos apuntando, asociadas a los fenómenos de internet, es más ambigua, y aunque encaje en una visión parasitológica de las imágenes expandiéndose por el mundo e infectando nuestros muros de facebook y conversaciones del whatsapp, presenta ciertas problemáticas que precisarían de un examen más atento. No es posible comprender el fenómeno de los memes sin atender el funcionamiendo de los imageboards y diversos foros de internet (como 4chan) en los que las conversaciones ser articulan principalmente en torno a imágenes (memes de todo tipo, montajes, recortes, etc.). Para poder rastrear mínimamente el inmenso flujo que generan estas plataformas (varios terabytes diarios), han surgido portales como Knowyourmeme en los que se archivan y documentan centenares de memes, más o menos famosos, valiéndose de otras herramientas como puede ser Google Trends. Vemos que, de lo que a priori puede parecer una realidad más o menos graciosa e inocente, nacen derivadas muy complejas y difíciles de abordar si no se renuevan los planteamientos teóricos.
Retomando el selfie que protagoniza nuestro comentario comprobamos cómo, por su puesto, fue rápidamente objeto de todo tipo de intervenciones meméticas, parodias y montajes. En el siguiente atlas número 3 podemos ver una pequeña muestra de ello.(12) La apropiabilidad de las imágenes, fruto de las posibilidades intercomunicacionales abiertas por la web 2.0, hace que en cuestión de minutos una imagen sea rápidamente intervenida (generalmente con un sentido humorístico, pero también crítico) y puesta en circulación por la multitud de canales digitales existentes. Es importante también recordar que no son solo los usuarios anónimos quienes parodian ciertas imágenes. El selfie de DeGeneres llegó a ser incluso intervenido por el propio Matt Groening, quien creó su propia versión del mismo con Homer Simpson haciendo todo lo posible por entrar en la ya histórica toma. Como era de imaginar, supera ya los sesenta mil retuits.
12. Más ejemplos en:
https://secure.flickr.com/photos/revistasanssoleil/sets/72157642108533954/
12. Más ejemplos en:
https://secure.flickr.com/photos/revistasanssoleil/sets/72157642108533954/
Este repaso superficial a alguna de las singularidades del contexto en el que hoy día se mueven las imágenes, tiene por objetivo no tanto ahondar en ellas, sino evidenciar, por un lado, la necesidad de indagar en nuevos marcos teóricos que nos permitan pensar estos fenómenos y, por otro, la pertinencia de confrontar estas fórmulas visuales con las generadas en el pasado y extraer conclusiones derivadas de estos cruces. Con ello, ponemos el foco en la consideración de la imagen como elemento básico que nos ayude a entender nuestra sociedad, alejándolo del vicio –tan extendido– de catalogarla e historizarla de modo acrítico. Por ejemplo, volviendo al caso de los selfies, hay autores que proponen ir más allá de una primera intuición de ver estas fotografías como reflejo de una sociedad narcisista, para pensarlas como posibles herramientas nuevas de construcción de la identidad de los individuos. (13) El reto por tanto está en buscar el entronque de estas líneas de investigación con las disciplinas académicas existentes. Los Visual Studies, con sus múltiples y variados debates en torno a esta problemática, ejemplifican a la perfección la dificultad de renovar las disciplinas y, más aún, el rechazo a la creación de nuevas subdisciplinas o líneas indisciplinarias dentro de los entornos universitarios o de investigación. Creemos que lo más sensato sería incorporar, con naturalidad, sin necesidad de repetir revueltas tantas veces planteadas en similares términos, todas estas corrientes a nuestras disciplinas conocidas abogando por una apertura en la que tengan cabida todos aquellos objetos (visuales) resultantes de la compleja sociedad en la que vivimos. Que se sumen, de alguna manera, como un eslabón más de nuestra historia; la sociedad lo tiene claro, por lo que no podemos permanecer ajenos. Si, por ejemplo, estamos analizando el papel del “medio” (empleando como marco teórico la antropología de la imagen propuesta por Hans Belting) en los casos de las auto-fotografías contemporáneas, deviene fundamental conocer las rupturas mediales anteriormente ocurridas en casos célebres como Las meninas de Velázquez o los juegos visuales de Escher. Y lo verdaderamente fascinante de todo ello es que no solo necesitamos a Velázquez para entender los selfies, sino que también estos nos aportan nuevas claves para pensar las pinturas de aquél. Es aquí, tal vez, donde resida el verdadero reto.
13. Menrath, Joëlle y Lellouche, Raphaël, «Le Selfie, portrait de soi narcissique ou nouvel outil de construction identitaire?», Observatoire de la Vie Numérique des Adolescents, 27/11/2013 (consultado el 13/03/2014) http://www.fftelecoms.org/articles/observatoire-de-la-vie-numerique-des-adolescents-12-17-ans-le-selfie-portrait-de-soi.
13. Menrath, Joëlle y Lellouche, Raphaël, «Le Selfie, portrait de soi narcissique ou nouvel outil de construction identitaire?», Observatoire de la Vie Numérique des Adolescents, 27/11/2013 (consultado el 13/03/2014) http://www.fftelecoms.org/articles/observatoire-de-la-vie-numerique-des-adolescents-12-17-ans-le-selfie-portrait-de-soi.
***
A pesar de la velocidad que impone la lógica operativa de Internet o de la volatilidad que caracteriza a la información generada –además de las conductas, cada vez menos reflexivas, que propicia–, las bases fundamentales de la investigación académica y la necesidad de disponer de un bagaje sólido y bien fundamentado siguen siendo indispensables. Por ello, este libro se propone traer al papel, quizá como gesto nostálgico pero también reivindicativo, una selección de propuestas de primer nivel que, en suma, dibujan el puente que conecta la tradición con la vanguardia. El conocimiento heredado se alía con las propuestas más atrevidas y originales para armar un corpus coherente que abra caminos a quienes aún no han transitado estas corrientes, o contribuya a cimentar el de aquellos familiarizados con las propuestas y líneas de investigación de sus autores.
Como ya hemos dicho, todo análisis debe partir de una base teórica sólida a partir de la cual comenzar a construir. En este sentido, los dos primeros textos permiten esbozar una panorámica tanto de lo que se ha hecho como de lo que se está haciendo en las diferentes corrientes y disciplinas que se dedican a pensar y estudiar la imagen. En el primero de ellos, la profesora Ana García Varas –siguiendo la estela de su imprescindible Filosofía de la imagen– (14) realiza un pormenorizado repaso a las características fundamentales de la Bildwissenschaft (ciencia de la imagen) y los Visual Studies (estudios visuales) exponiendo de forma crítica sus puntos de conexión y divergencias. Como ella misma apunta, “incluso acudiendo con frecuencia a las mismas fuentes y compartiendo en ocasiones objetos de estudio concretos, realizan lecturas de la imagen y determinan objetivos muy diferentes”. Tras un primer estado de la cuestión donde descubrimos a los autores protagonistas de las renovaciones acontecidas en los últimos años, la autora se centra en el “giro pictorial” propuesto W. J. T. Mitchell y en el “giro icónico” formulado por Gottfried Boehm, construyendo una suerte de diálogo ficcional entre ambos pensadores en el que salen a la luz los puntos más calientes del debate. “Mientras que para Boehm se trata de abordar y desarrollar la ‘lógica de las imágenes’, la óptica de trabajo preferida desde los estudios visuales se sitúa –en línea con las observaciones de Mitchell y su definición del giro pictorial– en la intersección de imágenes y cultura y en las relaciones de lo social y lo visual, con todas sus consecuencias tanto para el mundo de la imagen (y su forma en el contexto actual) como para el de la política y la cultura”. En esta frase aparecen condensadas una buena parte de las ideas que vertebrarán un trabajo que, a buen seguro, contribuirá a renovar y enriquecer los marcos teóricos de todos aquellos investigadores que indaguen más allá de algunas posturas dominantes y ancladas en el pasado.
14. GARCÍA VARAS, Ana (ed.) Filosofía de la imagen, Salamanca: Ediciones de la Universidad de Salamanca, 2011.
14. GARCÍA VARAS, Ana (ed.) Filosofía de la imagen, Salamanca: Ediciones de la Universidad de Salamanca, 2011.
En el segundo artículo, el profesor Josep Casals, apoyado en un amplísimo bagaje intelectual sobre la filosofía europea de los últimos siglos, recorre temas y conceptos clave como la “presencia”, la “imaginación”, la “memoria”, lo “virtual”, etc., aportando algunas de las líneas maestras y reflexiones ineludibles para pensar la complejidad de la imagen. En el texto se citan multitud de filósofos, escritores, artistas, y un largo etcétera de personalidades que, en suma, construyen un relato coral del pensamiento sobre la imagen en el que Casals ejerce de preciso director de orquesta –cualidad demostrada de forma magistral en su obra Afinidades Vienesas– (15), capaz de dotar de armonía argumental y de sentido a un grupo tan rico y heterogéneo. El artículo, al igual que ocurriera en el caso de García Varas, demuestra la necesidad de contar con un nutrido conocimiento historiográfico para poder elaborar análisis originales y fértiles –siempre dialogando entre el pasado y el presente–.
15. Casals, Josep, Afinidades vienesas. Sujeto, lenguaje, arte, Barcelona: Anagrama, 2003.
15. Casals, Josep, Afinidades vienesas. Sujeto, lenguaje, arte, Barcelona: Anagrama, 2003.
En el caso de W.J.T. Mitchell, figura señera de ineludible referencia en el campo de los Visual Studies, su artículo nos plantea una atrevida y renovadora lectura de las imágenes como formas coevolucionarias de vida. Esta dotación de agencia a las imágenes apela a una reformulación disciplinaria que no las contemple como meros objetos pasivos a la espera de ser explicados. Y en esta ocasión, al formular la similitud de la tarea del iconólogo y el naturalista, aprovechando los conceptos de especie y espécimen, Mitchell está generando una lectura sobre la vida y deseos de las imágenes que podría resultar especialmente fructífera a la hora de abordar, por ejemplo, objetos como los “memes” o los “selfies” anteriormente mencionados; “formas cuasi vivas (como los virus) que dependen de un organismo huésped (nosotros mismos), y no pueden reproducirse sin la participación humana”. Este artículo es además una plasmación evidente de los atrevidas propuestas de Mitchell, quien ha planteado en repetidas ocasiones que su interés no es tanto la práctica “interdisciplinaria” estandarizada, como una forma de “indisciplina” que genere prolíficos momentos de ruptura. (16)
16. MITCHELL, W.J. Thomas, “Interdisciplinarity and Visual Culture”, Art Bulletin 77(4) Diciembre, 1995, pp.540-544.
16. MITCHELL, W.J. Thomas, “Interdisciplinarity and Visual Culture”, Art Bulletin 77(4) Diciembre, 1995, pp.540-544.
En el cuarto artículo, Josep Maria Català se cuestiona la desmedida preocupación contemporánea por la realidad y la repercusión que esto tiene en todos los ámbitos en los que una dicotómica visión de las cosas establece una separación drástica entre realidad y ficción. Para emprender este análisis en torno a la crisis de lo real, Català se vale de la crisis de la realidad en el documental fijando un punto de inflexión en el film que Abraham Zapruder rodó del asesinato de Kennedy en noviembre de 1963. Este “perfecto documental espontaneo”, paradigma de la era de la sospecha en la que vivimos, sirve como pretexto al autor para articular una profunda reflexión sobre el estatus ontológico de la imagen, la constante mezcla entre realidad e imaginario, la reelaboración de nuestros recuerdos y, en definitiva, la vigencia de la mirada documental y su reconsideración en nuestros días.
El ensayo de David Freedberg da cuenta de uno de los proyectos interdisciplinares más fecundos de los últimos años: la vinculación entre el arte y la neurociencia. El título de su artículo, Empatía, movimiento y emoción, evoca los parámetros sensitivos de esta propuesta particularmente atenta a la implicación empática con las imágenes y el papel del cuerpo en el conocimiento social de la figuración. Además de plantear algunas de las conclusiones extraídas hasta el momento y de exponer el potencial y las futuras posibilidades analíticas de esta línea de investigación neuroestética, Freedberg vuelve a cuestionar la propia disciplina, generando nuevos modos de entender la historia del arte y su futuro. El tiempo nos dirá si los resultados obtenidos por este tipo de enfoques, y por una especial atención a los sentidos, las emociones y a la implicación corpórea, están a la altura de las expectativas creadas. De momento, tanto la entusiasta postura de Freedberg, como la escéptica posición de algunos de las voces más críticas con estos planteamientos (17), están generando un rico debate y una atenta revisión de los estatutos teóricos y disciplinarios.
17. En el volumen 5 (nº1) de la Revista Sans Soleil-Estudios de la Imagen se publicó un interesante debate en torno a estos temas con sendos artículos de David Freedberg y Francesco Faeta. Pueden consultarse online en el siguiente enlace:
http://revista-sanssoleil.com/numeros-anteriores/volumen-5-1/
17. En el volumen 5 (nº1) de la Revista Sans Soleil-Estudios de la Imagen se publicó un interesante debate en torno a estos temas con sendos artículos de David Freedberg y Francesco Faeta. Pueden consultarse online en el siguiente enlace:
http://revista-sanssoleil.com/numeros-anteriores/volumen-5-1/
Por último, el profesor Luis Vives-Ferrándiz cierra el volumen con una investigación en la que observamos cómo gracias al “puente” metafórico en el que puede convertirse el sustrato intelectual acumulado, podemos empezar a otear lo que nos aguarda en las nuevas orillas disciplinares. Con la mezcla de rigor documental, originalidad metodológica y sencillez expositiva que caracteriza sus trabajos, Vives-Ferrándiz nos propone repensar los sentidos en una dialéctica superviviente que conecta el barroco con nuestra contemporaneidad. Haciendo uso de las recientes teorías que rodean el llamado sensorial turn (giro sensorial), el autor lleva su análisis al terreno de las vanitas –sobre el cual publicó recientemente una rica monografía- (18) para mostrarnos cómo opera este singular diálogo aplicado a cada uno de los sentidos humanos. La vanitas se presenta así como un ejemplo fantástico a partir del cual pensar el poder de la imagen y sus implicaciones (neo)barrocas ya que “su discurso involucra a todos los sentidos a la hora de promover una meditación moralizante sobre el sentido de la vida”. El profundo conocimiento del autor sobre aquello que Maravall denominaba “la cultura del Barroco”, fusionada con su inquietud por los productos visuales de nuestra cultura visual, da como resultado un inspirador texto que demuestra cómo las investigaciones en habla hispana tienen mucho que aportar a los debates que hoy día se están danto en torno a los estudios de la imagen.
18. Vives-Ferrandiz Sánchez, Luis, Vanitas. Retórica visual de la mirada, Madrid: Ediciones Encuentro, 2012.
18. Vives-Ferrandiz Sánchez, Luis, Vanitas. Retórica visual de la mirada, Madrid: Ediciones Encuentro, 2012.