Jesús Rodrigo García, responsable de Shangrila
Textos Aparte. La revista de ensayo y sus otras publicaciones satélite
conforman un archipiélago, en la oferta española, caracterizado por la calidad
y por una radical independencia que sus seguidores valoran.
“SOMOS
NUESTRAS PUBLICACIONES, ELLAS INFORMAN DE QUIÉNES SOMOS”
Jesús Rodrigo García (Valencia, 1958) es el
responsable de Shangrila Textos Aparte, una de las mejores publicaciones sobre
cultura audiovisual que hay en España y que se “fabrica” en Santander. García
no llegó de vacío. Anteriormente dirigió Ediciones de la Mirada (Valencia,
1994-2001) y en su etapa actual lleva ocho años al frente de Shangrila.
¿Por qué Shangrila…?
Shangrila es
la mítica y utópica ciudad donde se desarrolla una película de Frank Capra de
1937, Horizontes perdidos. Hemos
‘recuperado’ ese nombre para la metafóricamente nave que para nosotros es
Shangrila. Una embarcación que navega con no poca perseverancia en busca de
nuevos horizontes perdidos.
Hay una frase
de Víctor Erice que yo traslado a la actividad que realiza Shangrila Textos
Aparte y al ámbito personal. Creo que nos define: “Ser cineasta es un hecho
existencial, no profesional”. Se puede cambiar la palabra cineasta al gusto e
interés de cada cual.
Ya son ocho años de andadura de Shangrila, ¿cómo
recuerda los inicios y cómo ha evolucionado el proyecto hasta ahora?
El inicio
hay que situarlo en una experiencia editorial anterior que, desde Valencia, mi
ciudad de origen, y junto a otras personas, también dirigí: Ediciones de la
Mirada (1994-2001). En cierta forma, Shangrila Textos Aparte retoma el testigo
que dejó Ediciones de la Mirada y continua la labor que esta comenzó.
Shangrila
Textos Aparte empieza publicando únicamente una revista digital, Shangrila. Después de once números y a
raíz de la cantidad de descargas que tenía desde Internet, me planteé junto con
Nacho Cagiga, que también procede de Ediciones de la Mirada, comenzar a
publicar en papel. Y lo hicimos con la propia revista y, después, tras
comprobar la buena acogida que tenía, incorporamos los libros. A día de hoy,
nuestra actividad está centrada en la publicación en papel con seis colecciones
de libros y la revista. Nuestra evolución viene marcada por un progresivo
asentamiento cada vez un poco más sólido.
¿Quién está detrás de la revista y sus
publicaciones?
Somos
nuestras publicaciones, ellas son las que informan de forma clara quiénes
somos. Después, en primer término estoy yo, y a continuación una serie de
personas que participan y apoyan porque consideran que es necesario o
pertinente que el espacio que ocupamos se siga desarrollando y consolidando.
Detrás no hay nadie, al lado, todos los que colaboran, bien sea escribiendo o
realizando tareas de maqueta, diseño o haciendo paquetes y cajas para enviar a
sus destinos. No hay detrás ningún mecenas ni grupo que nos sustente. Lo que
nos mantiene es la propia venta de las publicaciones, nada más.
Hay una clara y decidida voluntad de periferia.
El mismo lema ‘Un espacio fuera de cuadro’ es una declaración de principios.
¿Qué necesidad hay de mantenerse aparte?
No tenemos
ninguna vocación de marginalidad tal como esta, románticamente, se entiende. Si
dijéramos que nos situamos en ella haciendo todo lo que hacemos, sería una
ingenuidad y una flagrante contradicción. Sí que creo que toda reflexión debe
ser marginal por principio, no se trata de la descripción del lugar desde el
que se escribe o se realiza una actividad, sino una actitud ante la reflexión y
la actividad que esta conlleva. Nos situamos en los bordes y la periferia del
discurso y la actividad del mundo cultural. Es una forma vital de ‘estar’ en
ese y este mundo, una manera de vivir. Estamos y somos, por lo tanto, un
espacio fuera de cuadro porque estamos ‘aparte’ de la lógica social y cultural
imperante, provenga esta de donde provenga, bien sea institucional o no. Y,
aparte también de los círculos que desde los grandes núcleos urbanos han tenido
y tienen un peso muy concreto y de aquellos otros más minoritarios que actúan
con exclusividad.
Si Shangrila Textos Aparte sigue existiendo ocho
años después, es que tiene su público…
Así es, si
después de ocho años Shangrila Textos Aparte sigue existiendo es porque tenemos
un público. De otra forma sería imposible mantenernos.
Nos
financiamos única y exclusivamente de lo que produce la venta de las
publicaciones, a excepción de una pequeña ayuda a la publicación de la revista
que nos concede el Ministerio de Cultura. No optamos a ninguna otra ayuda
institucional del estado o autonómica. También es cierto, todo hay que decirlo,
que al ser una asociación cultural no podemos presentarnos a las ayudas para la
edición de libros porque estas están excluidas. Accedemos a nuestro público de
la misma forma que puede hacerlo cualquier espacio o editorial que realiza
nuestra misma actividad. Eso sí, hacemos hincapié y ponemos un marcado acento,
como ya he dicho, en una intensa labor muy específica, a veces personalizada,
desde Internet.
¿Cómo se nutren de colaboradores y qué relación
establecen con ellos?
Los
colaboradores proceden bien de los contactos personales que tenemos o que hemos
mantenido de la etapa de Ediciones de la Mirada, bien porque lo proponemos y,
mayoritariamente, hay predisposición a participar con nosotros, bien porque hacemos
un rastreo por blogs, webs y revistas, y después de leer lo que se escribe cada
uno, decidimos contactar personalmente con aquella persona que nos interesa.
Esto ha llevado a que colabore con nosotros un amplio espectro generacional y
teórico, lo cual se refleja de forma plural y enriquecedora en las
publicaciones. No nos gustan las vías unidireccionales.
¿Por qué el cine?
No nos
consideramos una editorial especializada en cine, aunque parezca todo lo
contrario. Somos un espacio de edición de ensayo, donde diversas disciplinas se
ven trufadas unas con otras. Vivimos un tiempo que se caracteriza por un
constante cruce de caminos en el pensamiento y la reflexión, y donde el cine y
la cultura audiovisual, su representación en imágenes y su consumo, es innegable
que juegan en el mestizaje un papel muy importante. La historia cinematográfica
está plagada de transmigraciones de otras disciplinas. Lo que intentamos es
reflejar esa constante hibridación en las publicaciones. Unas veces, el cine
como tal está más presente, otras no.
La programación cinematográfica, orientada al
menos hacia el gran público, es cada vez más mediocre. ¿Es usted pesimista u
optimista de cara el futuro?
Hace poco en
una rueda de prensa, el cineasta Víctor Erice, dijo, más o menos, que el cine
tal como lo hemos entendido y contemplado desde sus comienzos aquellos de mi
generación y más atrás en el tiempo, claro, está en vías de extinción. Ahora se
abre otro camino de la mano de las generaciones más jóvenes y del audiovisual.
Comparto dicha reflexión. Pero, no por ello, hay que caer en un discurso
envuelto en la nostalgia, sino que, sin olvidar el pasado, hay que vivir el
tiempo que nos ha tocado, comprenderlo, proponer herramientas para ello y
actuar en él. Quedarse en la defensa del “verdadero” cine frente a la
“barbarie” y generalizar esta no creo que sea muy inteligente. A dónde se
dirige el audiovisual está por ver.
¿En qué estado de salud se encuentra la crítica?
La crítica,
no solo cinematográfica, está en una encrucijada. La irrupción y acceso a los
medios digitales ha influido mucho por una parte de forma positiva, pero
también la ha degradado. Se ha desarrollado la democratización y participación
por la facilidad de acceso a estos medios, pero por otra también se ha extendido
la banalización. Habría que tener clara cual es la función de la crítica y su
valor pedagógico según desde donde se ejerce. Ese valor pedagógico, que no es
muy bien visto ni considerado, se ha perdido casi por completo.
¿La cultura cinematográfica de nuestros mayores
es superior a la actual?
No creo que
esté a años luz en cuanto a calidad o conocimientos de las generaciones
anteriores. Es distinta. Depende, naturalmente, de si se tienen ciertas
inquietudes. Sí es cierto que se detecta una dejadez o desinterés. El momento audiovisual actual a veces
funciona como una espiral o trituradora en la que prevalece la inmediatez y en
donde todo cabe y vale. Se lleva por delante a los “muertos” y creo que quien
no respeta “a sus muertos” no sabe bien hacia dónde va. Ahí estamos.