Nathalie Granger, Marguerite Duras, 1972
muerto del mundo y también sobre el cuerpo
muerto del amor. Que es en los estados de
ausencia donde se hunde el escrito, no para
reemplazar nada de lo que ha sido vivido o
supuestamente ha sido, sino para consignar el
desierto que ha dejado.
Marguerite Duras
En el límite nos encontraremos y, al hacer contacto, ese contacto será mortal. Allí, tan adentro y tan afuera de nosotros mismos, coincidirán por primera y última vez la imagen y la voz. No veremos nada ni podremos hablar, será cuestión de arder, será deseo entero y absoluto. Luego comenzará la retirada. Construiremos diques, como los diques que nuestra madre construyó para proteger sus tierras del agua del mar (como la madre heroica y monstruosa de Un dique contra el Pacífico). El agua avanzará. Creeremos que somos propietarios de un amor y de un puñado de cosas. Todo título es precario. La escritura que te otorga el dominio de una boca o una casa es irrevocablemente provisoria. Escribo sobre el agua. El agua sepultará las cosas y el amor. Ella dice: solo quedará un lugar, solo quedará un nombre. El recorrido de la mujer de un vicecónsul y de una mendiga, trazado por el ojo de la cámara sobre un mapa de Asia, en India Song.
Irse
Mariel Manrique