Hiroshima mon amour, Alain Resnais, 1958
con cierta culpabilidad.
Marguerite Duras
La palabra movimiento proviene del latín motus-us, ya incluido en textos de Cicerón o Propercio, y significa movimiento, agitación, sacudida y, en sentido figurado, movimiento del espíritu, esto es, afectos, emociones, sentimientos, pasiones, pensamientos. Y el cuerpo de la escritura de Marguerite Duras es un constante movimiento. El deseo en ella es una maquinación. Y Marguerite Duras maquina y maquina como una máquina inagotable de palabras. Marguerite Donnadieu. Mujer de dios que duras sobre el universo lo que dura el placer y el deseo. Margarita en la rueca. En la rueca del deseo. Deshaciendo en husos ese ovillo oscuro que es la apetencia. Marguerite tejiendo y tejiendo esas ansias cuya única materia textil es “el nombre en la punta de la lengua”. La mujer textura. La que pudo con el pudor mismo. La mano durasiana de cartesiano deseasosiego. La que se deja oír sin decir. La del paisaje más espeso. La de los bosques desnudos donde los árboles son escrutadores ojos. La delicia del delirio. Movimientos del deseo y movimiento de deseo. Móvil miento de deseo. La que obedece a todas las letras que conforman la palabra deseo. El deseo en un texto que se palpa. La textura de eso. Del deseo. La carnal caníbal. La escribiente del amor. El testigo de este siglo. Amor y muerte de la misma mano. La del demasiado tarde. La radióloga de la carne. (...)
Marguerite Duras o el deseasosiego
Nuria Ruiz de Viñaspre