La mirada de Ulises, Theo Angelopoulos, 1995
Entonces, con mansa admiración, como si descubriera
una cosa perdida y olvidada hace mucho tiempo, Argos
balbuceó estas palabras: Argos, perro de Ulises. Y después,
también sin mirarme: Este perro tirado en el estiércol.
El inmortal, Jorge Luis Borges
Cuando se le preguntaba a Theo Angelopoulos acerca de la razón por la que dirigía películas, daba la misma respuesta que a su vez Jorge Luis Borges ofrecía sobre por qué escribía: “para dulcificar el tiempo que pasa”. Es notorio que el inconfundible tratamiento del tiempo constituye uno de los rasgos más pertinaces de toda la obra del director griego; y si bien el trabajo sobre el tiempo es propio de cualquier muestra del arte cinematográfico, un arte en el tiempo, no es menos conocido el hecho de que en pocos realizadores este concepto asume tan complejas aristas y es tan definitorio de su propuesta creativa como en el caso del director de El viaje de los comediantes (O Thiassos, 1975); un cineasta, además, en que esa sensación del discurrir del tiempo es extraordinariamente pregnante, como ocurre con pocos directores en la historia del cine.
Este personalísimo tratamiento del tiempo se desarrollará a lo largo de la carrera de Angelopoulos ligado inextricablemente a otras de sus constantes más persistentes, la idea del viaje, así como estos dos temas se irán desplegando estrechamente asociados con la preocupación, progresivamente más substancial a lo largo de su obra, por el asunto de la búsqueda de un sentido identitario, de algún tipo de brújula en la desorientación de finales de siglo. Explorar este territorio conocido para, tal vez, llegar a algún lugar imprevisto es (...)
Desplazamientos en el tiempo
de Theo Angelopoulos
de Theo Angelopoulos
José Francisco Montero
THEO ANGELOPOULOS
EL PASO SUSPENDIDO: PUNTO DE ENCUENTRO
Shangrila revista nº 18-19
20x28cm. - 328 páginas
20x28cm. - 328 páginas
