ANGELOPOULOS SIN HOJA DE RUTA
Aarón Rodríguez Serrano
Cuando comenzamos a preparar el presente número de la revista que tiene el lector en sus manos, surgieron infinidad de preguntas. Quizá la más urgente, la que más se repitió en las conversaciones con propios y extraños era ¿Por qué Angelopoulos, por qué ahora? Algunos barajaron la hipótesis de la reciente muerte del director griego como “percha” –horrible palabra del argot periodístico– para colocarnos en las esquinas mejor iluminadas de las librerías, hermosamente ordenados junto a los últimos diccionarios de cine y otra fauna del mundillo. Otros, por el contrario, vieron en Angelopoulos un sinónimo de la Crisis Económica, y por consiguiente, leyeron su muerte como el Acto Simbólico Total, algo así como el enésimo descuartizamiento de la estatua de Lenin. Unos pocos mostraron sanas reservas ante la pertinencia de volver al griego. Digámoslo rápido: Angelopoulos no es, en el momento de redactar estas líneas, un valor en alza en los caprichosos usos y costumbres de la cinefilia.
Y, sin embargo, aquí estamos. Con nuestras metodologías particulares, nuestros fantasmas, nuestras ideologías y nuestros lápices afilados a flor de piel. Me permitirán ustedes que evite la tediosa enumeración de firmas y el breve e injusto resumen de sus hallazgos analíticos. Somos una veintena de hombres y mujeres que hemos aprovechado para hablar de las cosas realmente importantes que ocurren en contacto con el cine del griego. No hay funambulismos con forma de erudiciones innecesarias, ni baterías de citas apabullantes tan del gusto de las publicaciones con índice de impacto, ni golpes en el pecho, ni banderas impostadas de cara a la galería para maquillarnos con un suave y embriagador perfume revolucionario (Todos los Derechos Reservados). Son textos honestos, ácidos, emocionantes, exquisitamente concretos, necesariamente generalistas, transversales, impúdicos, maleducados, incómodos. Buenos y plurales. Me gusta repasar con cuidado el índice y pensar que en las siguientes páginas hemos conseguido hacer coincidir a algunos de los nombres más importantes y necesarios de nuestra tradición teórica con algunas de las jóvenes promesas más estimulantes del pensamiento. El presente número se plantea, por lo tanto, como un punto de encuentro entre generaciones, un diálogo cacofónico de filias y fobias en el que se detecta, como en una versión triste del Google Maps, una topografía de contradicciones y aristas, desilusiones y fronteras, relatos y lágrimas. Angelopoulos es la radiografía exacta no solo de su generación. De todas las generaciones.
Como siempre, no me gustaría acabar este pequeño apunte sin agradecer a todos los colaboradores su compromiso y el entusiasmo con el que han afrontado cada uno de los textos. Del mismo modo, hay un equipo en la sombra que compone la parte desconocida de esta revista y de Shangrila Textos Aparte y sin los cuales este número no hubiera pasado de ser una simple sugerencia. Gracias a todos. Y gracias también al cómplice, sospechoso o sospechosa habitual, que ha pasado por caja y ahora se atreve a venir con nosotros a este funeral celebrativo –o a esta celebración funeraria– que le ofrecemos a Angelopoulos.
Gracias a todos.
THEO ANGELOPOULOS
EL PASO SUSPENDIDO: PUNTO DE ENCUENTRO
Shangrila revista nº 18-19
20x28cm.
20x28cm.
Diciembre 2013 - 328 páginas
ISSN: 2172-0363 - PVP: 22 euros