DE PABLO, Santiago; FERNÁNDEZ, Joxean (coords)
Cine y Guerra Civil en el País Vasco,
San Sebastián: Donostia Kultura, 2012
Cine y Guerra Civil en el País Vasco,
San Sebastián: Donostia Kultura, 2012
POR AGUSTÍN RUBIO ALCOVER
UN LIENZO CUBISTA
En la presentación del volumen que tenemos entre manos, sus dos
coordinadores señalan la coincidencia de su publicación con el septuagésimo
quinto aniversario de los bombardeos de Gernika y Durango; momento, ya que no
feliz, sí propicio para profundizar en las huellas del conflicto armado en el
medio cinematográfico. Ambos han acreditado su profundo conocimiento acerca del
particular: Santiago De Pablo, profesor de la UPV/EHU, es autor de trabajos
monográficos como Cien años de cine en el País Vasco (Vitoria: Diputación Foral de Álava, 1996),
Tierra sin paz. Guerra Civil, cine y propaganda en el País Vasco (Madrid: Biblioteca Nueva, 2006) o el muy
reciente The Basque Nation On-Screen. Cinema, Nationalism, and Political Violence (Reno: University of Nevada, 2012),
así como editor de Los cineastas. Historia del cine en Euskal Herria.
1896-1998 (Vitoria: Fundación
Sancho el Sabio, 1998). Por su parte, Joxean Fernández es profesor titular en
la Universidad de Nantes, en la cual se doctoró con una tesis, homónima con
respecto a la presente compilación, y cotutelada desde la Universidad de
Zaragoza; pero se encuentra en situación de excedencia, ya que en la actualidad
ejerce como director de la Filmoteca Vasca.
La totalidad de los textos que incluye Cine y Guerra Civil en
el País Vasco figuran tanto en
euskera como en lengua española, y contiene sendos útiles censos acerca de la
filmografía y la bibliografía especializada que, en los últimos tres cuartos de
siglo, se han generado a propósito de la cuestión que nos ocupa. Apéndices
aparte, el libro se compone de dos bloques, de extensión desigual. La primera,
considerablemente más larga, consiste en aproximaciones de corte histórico y
analítico. Entre la nómina de colaboradores figuran, amén de los propios De
Pablo y Fernández, el experto en el cine de la Guerra Civil española y en el
noticiario NO-DO Vicente Sánchez-Biosca, quien, con su proverbial erudición,
firma el texto que sirve de pórtico, provocativamente (con la excusa de una
cita de Claud Cockburn) titulado “Epitafio para una guerra fotogénica”. También
aporta un artículo breve Esteve Riambau, dedicado a las relaciones entre
pintura y fotografía en torno al Gernika de Pablo Picasso; texto en el cual se hace eco de la reciente y muy
aireada hipótesis de José Luis Alcaine acerca de la posible inspiración del
cuadro en Sergei M. Eisenstein y en King Vidor (en concreto, en Adiós
a las armas/Farewell to
Arms, 1932). Otro de los estudios más
sustanciosos consiste en el repaso biofilmográfico que Izaskun Indacoechea
lleva a cabo a propósito del directo de El sexto sentido (1929), Nemesio M. Sobrevila, a través de
cuyo seguimiento surgen los nombres de muchos coetáneos. Puestos a poner un pero
(que resulta del atractivo del artículo de Indacoechea, y de otros, como el del
propio De Pablo), cabe indicar que, en lo tocante a las vidas de los cineastas,
como individuos, el libro sabe a poco.
Dentro aún de esta primera parte, el libro salta de la propia tragedia
bélica a los años posteriores, para acometer su representación (o su omisión)
bajo el franquismo, durante la Transición, y ya en el periodo democrático,
dentro del cual cuatro autores se ocupan de directores como Imanol Uribe,
Montxo Armendáriz, Julio Medem o Helena Taberna. Esta deriva hasta la
contemporaneidad justifica el tránsito al segundo bloque, titulado “La voz de
los cineastas”, en el que la susodicha Helena Taberna, Mikel Rueda, Josu
Martínez y Pedro Olea aportan sus testimonios acerca de sus motivaciones y
experiencias en la realización de otras tantas películas actuales (como La
buena nueva, en el caso de Taberna,
de 2008, o La conspiración,
en el de Olea; una TV movie
de 2012 acerca de la decisiva intervención de Emilio Mola en la insurrección
franquista), que abordan la materia. Son artículos tan exentos de pretensiones
teóricas como esclarecedores, que compensan la densidad de los precedentes;
reflejan las, a menudo bastante divergentes, posiciones políticas de los
cineastas; ilustran ciertas contradicciones que recorren el libro como en
sordina (el lector interesado podrá saciar su curiosidad siguiendo el enlace http://ianasagasti.blogs.com/mi_blog/2012/04/las-cr%C3%ADticas-sin-fundamento-de-santiago-de-pablo.html, en el que el senador Iñaki Anasagasti
replica a uno de los dos editores del libro en su blog; crítica que viene
acompañada de una fotografía del aludido); y, en definitiva, contribuyen a que
deje un buen sabor de boca la lectura de un trabajo muy elocuente acerca del imaginario
vasco actual acerca de la identidad propia. Y es que, como muy acertadamente
toma Igor Barrenetxea de Francis Farrugia, a modo de apertura y de guía, “Somos
los productos de un relato social colectivo que nos concierne y nos
comprendemos a nosotros mismos a través de la historia que nos narra
socialmente”.