Banda Aparte
está compuesto por una selección de artículos aparecidos en
Banda Aparte. Revista de cine - Formas de ver (1994 - 2001)
está compuesto por una selección de artículos aparecidos en
Banda Aparte. Revista de cine - Formas de ver (1994 - 2001)
NARRAR LA MEMORIA
Ernesto 'Che' Guevara, el diario de Bolivia
POR VIRGINIA VILLAPLANA
Ernesto 'Che' Guevara, el diario de Bolivia
POR VIRGINIA VILLAPLANA
Declaraciones de Richard Dindo durante el estreno-coloquio de
Ernesto ‘Che’ Guevara, el diario de Bolivia,
13.12.1995.
Del 22 de septiembre al 3 de octubre de 1992, la Filmoteca de la
Generalitat Valenciana, en colaboración con la Filmoteca de Catalunya y Pro
Helvetia, programó un ciclo dedicado a la obra de Richard Dindo (Nº 121.
Richard Dindo. El rostro de Suiza). Se proyectó gran parte de su
filmografía, marcada por la afirmación de la memoria del pueblo suizo y un
espíritu combatiente en el tratamiento de las biografías de artistas y
pensadores “comprometidos”. Títulos como Suizos
en la Guerra Civil Española (1973), La
ejecución del traidor a la patria, Ernest S. (1976), Raimon-cançons contra la por (1977), Max Frisch, diario I-III (1981), Dani, Michi, Renato y Max (1987), Arthur Rimbaud, una biografía (1991) y Charlotte, ¿vida o teatro? (1992). El 13.12.1995, Richard Dindo
regresaba a la Sala Juan Piqueras para presentar su último trabajo documental Ernesto ‘Che’ Guevara, el diario de Bolivia
(1994).
1. Caminar.
¿Qué fuerzas nos sostendrán?
Recorrer el paisaje boliviano, en imagen aterida de muerte, atravesarlo
con la lectura en off del diario del
‘Che’. Iniciarse sin mixtificaciones en el testimonio de la guerrilla. Ocupar
un desierto que estaba falto de palabra-ahora y de memoria.
Reconstruir el momento del ‘Che’ y las gentes que lo acompañaron (también
los ausentes) durante la campaña boliviana, desde 1996 hasta su asesinato el 9
de octubre de 1967 es, precisamente, la postura que Richard Dindo explora. Las
gentes (espectadores/as tan acostumbrados a huir en las ficciones) exploran el
camino.
Voz off: 12 de noviembre de
1966.
“Mi pelo está creciendo, aunque muy ralo, y las canas se vuelven
rubias y comienzan a desaparecer: me nace la barba. Dentro de un par de meses
volveré a ser yo”. (1)
1. ‘Che’ Guevara, Diario del
‘Che’ en Bolivia, Cuadernos de Ciencia Nueva, Madrid, 1968, p.10.
La transformación asiste al espíritu del ‘Che’, previa a la partida de
la campaña del Congo. En Dar-Es-Salaam, Rivalta, en la única fotografía que
recorrerá el mundo, retrata al ‘Che’ levantando la mirada, irreconocible en su
nueva caracterización como Adolfo MENA. En largo caminar entrará en Bolivia.
En un terreno amplio, las imágenes fotográficas, los restos fílmicos de
archivos que registraron discursos de revoluciones, los comunicados
radiofónicos emitidos por la radio chilena o las radios locales bolivianas
durante la campaña transcurren –como estrategia de montaje- simultáneas a los
lugares por donde la guerrilla fue dejando las fuerzas, cansancio y huellas
(Nancahuazú, Tikucha, Muyupampa… y Yuro). Los versátiles recursos, documental y
ficcionales, conmemoran una revisión combativa de la memoria. Adolfo Mena
adoptará los ojos del paisaje acompañándonos en la lectura del diario, el
personaje como elemento narrativo del “norte” –mediante la cámara subjetiva-
llevará nuestros ojos.
Los rostros y la voz de los campesinos que conocieron el paso del
grupo (algunos solo los vieron pasar) frente a la cámara hablan de
insurrección, como testigos de un enfrentamiento con el tiempo –que no es el
ahora-, toman la palabra.
Voz off: 7 de octubre de
1967 (último día escrito del diario).
“Se cumplieron los once meses de nuestra inauguración guerrillera sin
complicaciones, bucólicamente; hasta las 12.30, hora en que una vieja,
pastoreando sus chivas, entró en el cañón en que habíamos acampado y hubo que
apresarla. La mujer no ha dado ninguna noticia fidedigna sobre los soldados,
contestando a todo que no sabe, que hace tiempo que no va por allí. Solo dio
información sobre los caminos; (…)” (2)
2. “…de resultado del informe de la vieja se desprende que estamos
aproximadamente a una lengua de Higueras y otras de Jagüey y unas dos de
Pucará. A las 17.30, Inti, Aniceto y Pablito fueron a casa de la vieja, que
tiene una hija postrada y una medio enana; se le dieron 50 pesos con el encargo
de que no fuera a hablar ni una palabra, pero con pocas esperanzas de que
cumpla, a pesar de sus promesas. Salimos los diecisiete con una luna muy
pequeña y la marcha fue muy fatigosa y dejando mucho rastro por el cañón donde
estábamos, que no tiene casa cerca, pero sí sembradíos de papa, regadas por
acequias del mismo arroyo. A las 2.00 paramos a descansar, pues ya era inútil
seguir avanzando. El Chino se convierte verdadera carga cuando hay que caminar
de noche.
El Ejercito dio una rara información sobre la presencia de 250 hombres
en Serrano para impedir el paso de los cercados en número de 37 dando la zona
de nuestro refugio entre el río Acero y el Oro.
La noticia parece distorsionada.
La noción pluricelular y amplia que es el género documental (que es la
ficción de la memoria) de nuevo acude para reconstruir vida, tomando distancia
de la costumbre de equiparar “lo” documental con la mera exhibición de
materiales “reales”. Filmar aquello que existe nos acerca al sueño del “ideal
verista”. Filmar la conjura de aquello que existe y persiste en la eclosión,
nos devuelve a un sueño anterior como La
sexta parte del mundo (Dziga Vertov, 1926) o Los hombres de Aran (Robert Flaherty, 1934) (3)
3. La práctica de la experiencia documental a lo largo de su
transcurso nos habla de posturas anfibiológicas. John Grierson planteó: “La
idea documental no quería otra cosa que llevar a la pantalla, con cualquier
medio, las preocupaciones de nuestro tiempo, sorprendiendo la imaginación y con
la observación más rica que fuera posible, esta visión puede ser a cierto
nivel, reportaje; a otro poesía; en otro finalmente su cualidad estética reside
en la lucidez de su exposición”. Esta cita es recogida en Práxis del cine, Nöel Burch, Fundamentos, Madrid, 1985, p.162.
Posturas anfibiológicas que más allá de la polémica “verdad”,
“realidad”, “verosimilitud”… conducen a considerar el transcurso del documental
como un universo de apropiaciones. “No tropecemos en la misma piedra
considerando como antagonistas irreductibles a Flaherty y Vertov, puesto que
ambos aportaron métodos de realización, la puesta en escena documental y la
“filmación en vivo”, que no son verdaderamente contradictorios, sino más bien
complementarios”. Esta idea la desarrolla Georges Sadoul en El cine de Dziga Vertov, Eds. Era,
México, 1974, cap.4: “La vida de improviso” y el documental”, pp.120-128.
Le elección de materiales biográficos como soporte de la narración y
eje argumental, su contemplación nos hace rescatar del todo las/s persona/s
transformadas en la ficción (que es la memoria) en personajes.
De aquella maestra de escuela que acompañó al ‘Che’ prisionero tras el
combate de Yuro, en su última noche la cámara fija en el lugar del encierro (la escuela) toma la renuncia a seguir contando hasta el final. Y es así, cómo el
testimonio parece adquirir entre el silencio y la palabra, las fuerzas de
narrar el asesinato. Los tiros
resuenan y matan no tan lejos.
2. Las fuerzas.
En el trabajo de Richard Dindo son los argumentos de vida, pensemos en
La ejecución del traidor a la Patria, Max
Frisch, diario I-III o Arthur
Rimbaud, una biografía, los responsables de despertar el interés por otras
vidas. Donde acaba el pulso de la acción y comienzan los límites que la ficción
nunca tuvo, tampoco las fuerzas.
La memoria como epifanía de los espacios reales captados por la cámara
en Arthur Rimbaud, una biografía
convoca a todo un elenco de actores que narran frente a la cámara la sombra del
exiliado. Como unos instantes atrás la ciudad de Charleville, la escuela
medio derruida donde el profesor Izambard espera. O la tristeza de Verlaine no
tuviera años. Una vez más, el mito del poeta, el mito del guerrillero –su
deconstrucción- nos habla de los recursos que la vida o la ficción inventa.
Este texto se publicó originariamente en
Banda Aparte. Revista de cine –
Formas de ver nº 5
Ediciones de la Mirada, Valencia: septiembre 1996