3.11.25
1.11.25
SHANGRILA CLUB (471): "Shangrila", Donald Byrd
Donald Byrd: trompeta, Pepper Adams: saxo baritono
Herbie Hancock: piano, Butch War: bajo y Billy Higgins: batería
29.10.25
"PIER PAOLO PASOLINI. UNA DESESPERADA VITALIDAD", Shangrila nº 23-24.
Hace algo de más de diez años publicamos el número doble, 23-24, de la REVISTA SHANGRILA: PIER PAOLO PASOLINI. UNA DESESPERADA VITALIDAD (mayo, 2015, formato 21x24 cm/432 páginas), coordinado por Roberto Amaba y Fernando González García. En abril de 2020, anunciamos que la edición se había agotado. Tiempo después decidimos dejar la publicación en descarga gratuita de un PDF. Y ahí siguen, la revista y Pasolini, muy vivos.
27.10.25
25.10.25
SHANGRILA CLUB (470): "Sous Le Ciel De Paris", Archie Shepp Quartet
Archie Shepp: saxo tenor, Harold Mabern: piano
George Mraz: bajo y Billy Drummond: batería
22.10.25
"PIERRE BERGOUNIOUX / CLAUDE SIMON (A PROPÓSITO DE "LA MUERTE DE BRUNE")
Desde sus inicios, la obra de Pierre Bergounioux se inscribe plenamente en lo que Dominique Viart ha denominado “lectura-escritura”. Abundante en citas y comentarios metatextuales y constituida en gran parte por ensayos que atraviesan la historia de la literatura occidental desde Homero hasta Michon pasando por Flaubert y Faulkner, la obra de Bergounioux, coloca, en efecto, “la lectura como centro”, presentándose en primer lugar no como “producción sino [como] recepción”. Lejos de erigir modelos y contra-modelos, y como ha demostrado Laurent Demanze en la senda de Viart, esta “lectura-escritura” avanza tomando “atajos, a contrapelo del tiempo” en los textos anteriores. Entre los numerosos textos cuyo curso remonta la escritura de Bergounioux y con los que dialoga se cuentan los de Claude Simon, menos visibles quizá que los de Faulkner pero no menos pregnantes, como ya lo han señalado muchos críticos. Bergounioux ha destacado a menudo la importancia que reviste para él la obra del novelista ganador del Nobel, a la que consagró importantes textos críticos, especialmente en su Breviario de literatura y en La invención del presente.
En este ensayo, sin embargo, pondré al costado el discurso de Bergounioux sobre Simon para interesarme en una manifestación más discreta o menos explícita de la relación que se establece entre las obras de ambos escritores, no metatextual, esta vez, sino hipertextual. Encontramos esta manifestación en La muerte de Brune, un relato de Bergounioux publicado en 1996, en el centro del cual hay un pastiche de las Geórgicas, una novela de Simon publicada en 1981. En el marco de este dossier sobre el contrapunto en la literatura, intentaré demostrar cómo, a través de este pastiche, Bergounioux propone una doble lectura de la obra simoniana, al poner en juego, precisamente, su escritura contrapuntística. El análisis de las transformaciones que Bergounioux imprime al texto simoniano permitirá estudiar la evolución de esta escritura, de la novela de 1981 al relato de 1996. Veremos cómo la doble lectura propuesta por Bergounioux define esta evolución de manera dinámica, haciendo de la obra de Simon una obra a la vez lejana y contemporánea, un doble estatuto que implica dos definiciones del modelo contrapuntístico.
En La muerte de Brune, un narrador relata sus recuerdos de infancia, contenidos en el exiguo espacio de una pequeña ciudad de provincia y de su edificio principal, el hotel Labenche, erigido cuatro siglos antes: “Durante una década, el mundo midió cien pasos y yo dejé una buena parte de los siete años siguientes entre las paredes del hotel Renaissance, que era su centro” (p.9). El hotel Labenche es un edificio secular, cuya particularidad es haber preservado intactas las épocas que se sucedieron en él. Penetrar en él, afirma el narrador, es “volver al pasado. No solo al cercano, […] sino a aquel acumulado desde el Renacimiento y que impregnaba la piedra, la penumbra, el aire muerto que allí se respiraba” (p.32). Auténtica “construcción-archivo”, como señalara Élisabeth Nardout-Lafarge, el edificio se presenta como un depósito en el que se apilan “los bloques compactos de las épocas mal terminadas que lo saturan” (p.88).
El tiempo se asimila así, en el hotel Labenche, al espacio: es como si la historia recomenzara allí de cero, como si allí “sobrevivieran” las épocas sucesivas, hasta tornar el aire irrespirable y el presente, difícilmente accesible. He empleado el verbo “sobrevivir” deliberadamente, ya que la figuración eminentemente espacial del tiempo a la que procede Bergounioux se asemeja a la historicidad de las imágenes teorizada por Georges Didi-Huberman en Ante el tiempo y La imagen superviviente. Como el fresco de Fra Angelico analizado por Didi-Huberman en la apertura de Ante el tiempo, el hotel Labenche es “un objeto de tiempo complejo, de tiempo impuro”, donde subsisten “huella[s] de vida pasada […], fantasmal”: es un “montaje de tiempos heterogéneos que forman anacronismos”. [...]
“Escribir en contrapunto, de Claude Simon a Pierre Bergounioux. Presencia y memoria de las Geórgicas (1981) en La muerte de Brune (1996)”,
Katerine Gosselin, “Littérature”, nº 180, 2015.
Próximamente Claude Simon en Shangrila
20.10.25
NOVEDAD: "LA MUERTE DE BRUNE", Pierre Bergounioux, Valencia: Shangrila, 2025
Pierre Bergounioux imagina de niño al mariscal Brune, asesinado en su adultez. Nacidos ambos en una pequeña ciudad de provincias, a dos siglos de distancia, un Brune niño soñaba con ser pintor o poeta. No pudo ser. Tampoco el sueño de cantar en la ópera del modesto vendedor de aves de corral, que estrangula animales. Tampoco el del fotógrafo suicida que aspira a ser pintor pero no ve la línea del horizonte. Nadie la ve en esa ciudad petrificada, en ese exiguo espacio detenido en múltiples y simultáneas capas de pasado, asfixiantes. ¿Cómo salir de un lugar que no nos deja ir, un lugar donde la gente acaba convirtiéndose en lo que rechaza, donde se juega con cartas marcadas, donde la muerte de los sueños está, como la imagen de Brune, en todas partes? Efigies, polvo y penumbras. Antepasados espectrales. Arte y fatalidad. ¿Por qué las cosas terminan dañándonos? Que un libro nos lo explique, pedía un Pierre Bergounioux niño, tan niño como Brune, mientras miraba dolorido a su alrededor. Los ojos de una mujer de piedra, en una ventana del hotel Labenche, convertido hoy en un museo, el museo que siempre fue, guardan la imagen de ese niño. Este libro recuerda esa pregunta, esa súplica. Quizá este libro sea la respuesta.
PIERRE BERGOUNIOUX
Brive-la-Gaillarde (1949). Para la crítica especializada, Pierre Bergounioux es uno de los mejores escritores contemporáneos franceses, al nivel de Pierre Michon o Antoine Volodine. Influido por Faulkner, admirador de Flaubert y comparado con Claude Simon, obtuvo el premio de letras Alain-Fournier en 1986, el premio Virgile en 2002 y, por el conjunto de su obra, el Gran Premio de Literatura de la SGDL en 2002, el premio Roger Caillois en 2009 y el Premio de la Lengua Francesa en 2021. Se interpretó a sí mismo en Notre Musique (Jean-Luc Godard, 2004).
Escritor, escultor y apasionado por la entomología, trabajó como docente de literatura. Su obra, atravesada por la combinación de géneros, es inclasificable.
Con La muerte de Brune, Shangrila añade un nuevo título de Pierre Bergounioux a la colección Swann, que incluye ya La invención del presente (2023).
18.10.25
SHANGRILA CLUB (469): "Aisha", John Coltrane
Saxo tenor: John Coltrane, saxo alto: Eric Dolphy, trompeta: Freddie Hubbard, flauta: George Lane, piano: McCoy Tyner y bajo: Reggie Workman
13.10.25
NOVEDAD: "ROMOLA", Mary Ann Evans (George Eliot), Valencia: Shangrila, 2025
Romola (1863) es una de las novelas más ambiciosas e imaginativas de Mary Ann Evans (George Eliot). Ambientada en la Florencia renacentista posterior a la expulsión de los Medici, en la que Savonarola se alzó con el control de la ciudad en un clima de efervescencia y transición semejante al de la Gran Bretaña victoriana, cuenta la historia de Romola, de la Florencia de la época y, en cierto modo, la de su propia autora. Romola, hija devota de un erudito ciego, casada con el astuto y traicionero Tito, cuya duplicidad tanto en el amor como en la política amenaza con destruir todo lo que valora, deberá separarse para encontrar su propio camino. La misma Mary Ann Evans dijo de Romola, joya de la literatura inglesa, que cada frase estaba escrita con su mejor sangre.
MARY ANN EVANS (GEORGE ELIOT)
Para saltar el cerco victoriano, Mary Ann Evans (1819-1880) se bautizó George Eliot. Políglota, agnóstica, liberal, hija ejemplar y descarriada a la vez, desde pequeña estuvo fuera de la norma. Fue niña prodigio, traductora de Feuerbach y Spinoza, editora, periodista en la revista radical The Westminster Review, novelista y poeta. Compañera de vida de George Henry Lewes, un crítico literario que mantenía una relación abierta con su esposa, y esposa, a su muerte, de un viejo amigo veinte años menor. Fue fiel hasta el final al principio rector de su escritura: cada acto tiene sus consecuencias. Ella las asumió todas, sin excepción. Admiradora de John Stuart Mill y Thomas Carlyle, influyó en George Meredith y Thomas Hardy. La reina Victoria amó sus libros, tanto como lo harían luego escritores contemporáneos como Martin Amis y Julian Barnes. Escribió, entre otras obras, Adam Bede (1859), El molino del Floss (1860), Silas Marner (1861), Felix Holt (1866), Middlemarch (1872) y Daniel Deronda (1876).









